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Aimaras del Perú: Conocen pero no creen


NOTA DEL EDITOR: Este año, la Semana de Oración por la Misiones Internacionales, del 30 de noviembre al 7 de diciembre, se enfoca en misioneros que sirven en Sudamérica así como en las iglesias que colaboran con ellos, ejemplificando el alcance global patrocinado por las ofrendas de los bautistas del sur a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon. Este año el tema es “VE DI la historia de Jesús”; la meta de la ofrenda nacional es de $170 millones.

HUANCANÉ, Perú (BP)–En la cima de una montaña con vista a las casas de adobe de Huancané, Perú, hubo una ocasión en la que Juan Mamani vertió cerveza en la base de dos metros de la cruz que sostiene la imagen del cuerpo de Jesús crucificado.

El acto no fue una ofrenda a Cristo sino a la cruz de madera, un preludio de toda la noche, una fiesta alimentada con licor conocida como la Cruz de Mayo. También fue una manifestación física de la depravación espiritual que separa a los aimaras peruanos de Dios.

Hoy, Mamani escala la misma montaña por una razón totalmente diferente. Cada semana, el abuelo aimará de 60 años hace la subida de una hora y media a la cima del Huancané donde se reúne con Rick y Kelly Martínez.

Rick, quien procede de Miami, y Kelly, oriunda de Millington, Tennessee, son misioneros bautistas del sur que trabajan para extender el evangelio y establecer iglesias entre los aimaras. Hace dos años, el Señor usó su testimonio para conducir a Mamani a la fe. Ahora Rick lo está discipulando para que lleve las Buenas Nuevas a su propia gente.

Con la ayuda de Mamani, los Martínez han iniciado tres nuevos establecimientos de iglesias bautistas en los pasados tres años, una de las cuales pastorea Mamani. Es un buen comienzo, pero solamente un inicio del evangelio aquí.

Alrededor de 80.000 aimaras viven en dos provincias que rodean la ciudad de Huancané; están divididos entre unos 700 pueblos que salpican las altas llanuras de los Andes peruanos. En este ambiente duro y remoto hay menos de 40 iglesias evangélicas sin presencia bautista, excepto por las iglesias establecidas por los Martínez. Sin embargo, a diferencia de muchos de los más de 6.000 grupos no alcanzados, los aimaras han tenido mucha oportunidad de oír las Buenas Nueva.

“Aquí todos han oído de Jesús — todos,” dice Rick, al explicar que los misioneros católicos trajeron primero el evangelio a Perú hace más de 400 años. Pero en vez de abrazar completamente el cristianismo, los aimaras simplemente lo mezclaron con su herencia animista. El resultado fue gente con un catolicismo sincretista que reverencia tanto a Dios como a los “espíritus” naturales — no fe salvadora en Jesucristo.

“A primera vista, no les estamos ofreciendo nada nuevo,” dice Rick. “La religión es un problema para esa gente. Ellos tienen el conocimiento, pero no tienen la relación. Ellos no aman a Jesús.”

Rick señala la Cruz de Mayo como un ejemplo. Las raíces del festival comenzaron con los antiguos aimaras que ascendían al monte Pocopaca para adorar el “espíritu” que ellos creían que lo habitaba. Hoy, la versión híbrida del festival todavía gira alrededor de la montaña pero además incorpora una misa, una bendición por el sacerdote católico y una procesión que sigue a la “estación de la cruz.”

“Se tienen elementos del cristianismo, y aun, esa cruz todavía representa el espíritu de la montaña,” dice Rick. “Eso es lo que hacían antes del catolicismo — ellos solamente encajaron una cruz en ella.”

Para poder conducir a los aimaras a una fe genuina, Rick y Kelly creen que ellos deben separar la adoración a la creación de la adoración al Creador presentándoles un mensaje concentrado del evangelio. Estudios bíblicos simples complementados con la película “JESÚS” son las herramientas elementales para el evangelismo. La idea es comenzar estudios bíblicos en docenas de pueblos aimaras. A medida que los grupos crecen y maduran, simultáneamente sientan las bases para nuevas iglesias.

“Se tiene que mermar poco a poco su cosmovisión y reemplazarla con la verdad,” dice Rick. “Es un proceso lento.”

Tampoco es fácil. Aunque los Martínez han visto algún progreso, la resistencia de los aimaras al evangelio generalmente tiene más que ver con el estilo de vida que con la teología.

“Acá no hay entretenimiento, no hay salida,” explica Rick. “La única ocasión en la que los aimaras se liberan es durante las festividades religiosas, las cuales son básicamente fiestas de borracheras.”

Sin embargo, cuando las fiestas pasan, la mayoría de los aimaras regresan a una vida que pocos envidiarían. No hay trabajos, así que la mayoría de las familias sobreviven cultivando papas y criando ovejas. El clima del Perú hace la agricultura especialmente difícil. A 3.810 metros de altura, el aire es ralo y seco. La intensa luz solar abraza el suelo rocoso durante el día mientras que en la noche la temperatura desciende bajo el punto de congelación. Las casas no tienen calefacción, ni electricidad ni agua corriente. Lo poco que las familias logran ganar lo guardan para comprar licor en los futuros festivales.

Esta es la razón por lo que es difícil para muchos aimaras rendirle su vida a Cristo. Pedirles que sigan a Jesús es pedirles que renuncien a lo que ellos perciben como su único escape del arduo trabajo que consume la vida diaria.

“Es casi como si dijéramos que renunciáramos a la navidad,” dice Kelly. “Y ni siquiera considero que eso se le iguale.”

A pesar de la física y espiritual naturaleza destructiva del festival, Rick y Kelly no andan señalando con el dedo.

“Creo que mi trabajo como misionero no es decirles a estas personas cómo vivir,” dice Rick. “Mi trabajo es enseñarles la verdad y permitirles llegar a la convicción de que las cosas que ellos hacen no son correctas.”

Kelly añade: “Dependemos del Señor para que les abra los ojos de manera que vean una relación con Cristo como la cosa más importante.”

Juan Mamani está entre el puñado de aimaras que han llegado a esa conclusión, al igual que Rubén y Luisa Toledo.

La historia de la salvación de la pareja comenzó con una rápida amistad entre su hija Edith y Olivia, la hija de Rick y Kelly. Las niñas se encontraron cuando apenas empezaban a caminar y los Martínez estaban recién llegados a Huancané; las niñas se simpatizaron inmediatamente. A medida que su amistad crecía, crecía también la relación entre Luisa y Kelly.

Pronto el Señor puso en el corazón de Kelly la carga de orar por la salvación de Luisa. Kelly repetidamente la invitaba al estudio bíblico de mujeres que ella dirigía, pero Luisa nunca llegaba. Pasaron dos años, y a medida que Edith y Olivia continuaban jugando, Kelly continuaba orando.

Entonces un día, Luisa sorprendió a Kelly con las palabras que esperaba oír.

“Estoy lista para estudiar [la Biblia],” dijo Luisa voluntariamente. “Me has estado diciendo que podemos estudiar, y ahora estoy lista.”

“Yo estaba sorprendida,” dice Kelly. “Supe que el Señor realmente comenzaba a moverse en el corazón de ella.”

A medida que Luisa se involucraba más en el estudio de la Biblia, comenzó a pedir que oráramos por su esposo Rubén. Chofer de bicitaxi de Huancané, Rubén era conocido por beber y estaba profundamente inmerso en los festivales aimaras.

“Ella no conocía todas las correctas palabras ‘cristianas,’ pero lo que ella decía era que él no estaba en lo absoluto espiritualmente hambriento,” dice Kelly.

Al finalizar el estudio, Luisa había hecho la decisión de seguir a Cristo. El grupo ahora enfocaba sus oraciones en Rubén. Al cabo de dos meses, él comenzó a asistir con Luisa a los estudios bíblicos de parejas. A medida que el Señor transformaba el corazón de Rubén, su escepticismo desaparecía y él le entregó su vida a Jesús.

Lo que es más, Rubén ahora cree que Dios lo está llamando a ser pastor y a dirigir estudios bíblicos. Es un gran paso hacia el cumplimiento de la visión que Dios les ha dado a Rick y a Kelly de alcanzar a los aimaras con el evangelio.

“Queremos ver tantas iglesias establecidas en medio de los aimaras como sea posible, sin embargo finalmente queremos dejar el papel de establecer iglesias y dedicarnos a enseñar y a entrenar,” dice Rick.

“Mi visión final es ver a los aimaras salir con un corazón lleno de amor por su propia gente. Una vez que eso comience a suceder, no creo que pare nunca.”
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Don Graham es escritor de la Junta de Misiones Internacionales. Para aprender más sobre cómo alcanzar América del Sur para Cristo, vaya a samregion.org. Ofrendas para la Ofrenda de Navidad Lottie Moon pueden hacerse a www.imb.org/offering para apoyar a los más de 5.300 misioneros de la Junta de Misiones Internacionales en todo el mundo, incluyendo a Rick y Kelly Martínez.

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  • Por Don Graham