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ANÁLISIS: Callejones traseros y ganchos de ropa


LOUISVILLE, Ky. (BP) — Los defensores del aborto han salido airosos — quizá sin saberlo — en el retroceso, en esencia, a “los abortos de callejones traseros” y “herrumbrados ganchos de ropa.”

El fallo de la Corte Suprema de derogar las regulaciones estatales para los doctores y clínicas abortistas refleja una estremecedora relación con la larga y retórica historia del debate sobre el aborto.

De acuerdo a los defensores del aborto, si el aborto ya no es “seguro y legal” (para tomar prestada una de sus frases favoritas), entonces las mujeres no tendrán otro recurso más que buscar los abortos en “los callejones traseros” donde el único instrumento quirúrgico es un “herrumbrado gancho de ropa.” No obstante, aquellos que objetaban las regulaciones en disputa en el Proyecto de Ley Nº 2 en la Casa de Texas (HB2 por sus siglas en inglés) y otros decretos similares realmente estaban defendiendo un retroceso a tales días.

¿Cómo es esto posible?

Requerir que los doctores que realizan abortos tengan privilegios de admisión en hospitales locales asegura que un doctor al que se le presenta una emergencia (en este caso, una mujer que experimenta complicaciones como resultado de un aborto) puede ingresar a una paciente inmediatamente a un hospital, sin ninguna tardanza. Esta provisión del HB 2 realmente sacaba a las mujeres de los callejones traseros porque requería que todos los doctores que realizan abortos tuvieran el estatus en la comunidad médica de poder llamar a un hospital e ingresar inmediatamente a una mujer en caso de emergencia.

Aquellos que objetaron el HB 2 realmente estaban defendiendo menos la seguridad para las mujeres — ellos están, en efecto, pidiendo que los abortos permanezcan en los “callejones traseros.”

Las regulaciones de los centros de cirugía ambulatoria, mientras tanto, controlan cosas tales como el ancho de los pasillos de manera que el personal de emergencia pueda llegar fácilmente adonde el paciente cuando lo transportan a un hospital. Al requerir que esas clínicas de abortos llenaran todos los requisitos normalmente impuestos a los centros de cirugías ambulatorias, el HB 2 estaba asegurándose de que las mujeres no fueran más sujetas a abortos con “herrumbrados ganchos de ropa.” Aquellos que objetaron los requisitos de la ley para los centros de cirugía ambulatoria estaban defendiendo que se les proporcionara menos cuidado a las mujeres durante una cirugía real involucrada en el procedimiento.

Los defensores del aborto objetaron estas dos provisiones de la ley porque, según ellos dijeron, una carga indebida era impuesta en las mujeres que buscan terminar sus embarazos. No obstante, aquellos que están realmente interesados en el bienestar de las mujeres no debieran tener objeciones a provisiones de esa naturaleza ya que estas están siendo enfocadas claramente en asegurar la salud de las mujeres.

Finalmente, los defensores del aborto frecuentemente nos acusan a los que queremos proteger la vida de los niños nonatos de no preocuparnos por el bienestar de la mujer que está embarazada. Sin embargo, la oposición al HB 2 — el proyecto de ley de Texas ahora descrito como inconstitucional por la Corte Suprema — demuestra lo contrario. Cuando se considera la sensatez de la ley de Texas, es fácil ver que el defensor del aborto es el que no está preocupado por la vida y la salud de la mujer debido a que esta estaba claramente enfocada en la protección de la mujer.

Por lo tanto, a pesar de toda la retórica, los hechos demuestran que los defensores del HB 2 realmente tenían mucho más interés en la salud de las mujeres que el que tenían los oponentes a la ley.