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Comienza la temporada de beisbol con menos tabaco sin humo


WASHINGTON (BP) — El Beisbol de las Grandes Ligas, entretejido con sus inseparables cacahuates y petardos, ha retornado con una nueva temporada. Pero cuando los fanáticos pasen por los torniquetes del campo o sintonicen su televisor para ver a su equipo favorito esta temporada, pudieran notar la disminución en la visibilidad de algo que también ha formado parte de la tradición en el beisbol desde sus primeros días: el tabaco para masticar.

Por primera vez en la historia, esta temporada los clubes del Beisbol de las Grandes Ligas jugarán a la pelota bajo ciertos límites en el uso y visibilidad del tabaco sin humo mientras estén en el campo de juego y en frente de los aficionados y las cámaras. Como parte de un acuerdo de negociación colectiva de cinco años, logrado en noviembre entre el MLB y los jugadores de la asociación, los jugadores, los entrenadores, los administradores y otros empleados del equipo no podrán guardar una lata de tabaco para masticar en su bolsillo trasero o en ningún otro lugar en sus uniformes cuando vayan al campo de juego o en cualquier momento que haya fanáticos en las premisas. Tampoco se les permitirá tener un trozo de tabaco sin humo — también conocido como ‘dip’ — metido debajo de su labio cuando estén firmando autógrafos o participen en entrevistas frente a las cámaras o se reúnan para saludar a sus aficionados.

Las nuevas restricciones son un paso positivo hacia la reducción del amplio y devastador impacto en la salud que provoca el tabaco sin humo: cáncer oral, lesiones en la boca y encías, sólo por nombrar algunas enfermedades causadas por dichos productos, los cuales también han sido asociados con ataques al corazón y cáncer pancreático.

Y en vista del aumento del 36 por ciento en la tasa del uso de tabaco sin humo entre los jóvenes de preparatoria desde el 2003, según el Centro para el control y Prevención de las Enfermedades, los nuevos límites son un paso positivo hacia la reducción de la dañina influencia del tabaco para masticar.

“Aunque no es una victoria completa, este es un tremendo avance en la dirección correcta,” dijo Richard Land, presidente del a Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur (ERLC, por sus siglas en inglés), dando seguimiento al anuncio sobre el acuerdo alcanzado.

El acuerdo, apoyado con entusiasmo por Bud Selig, comisionado del beisbol, fue el resultado de un esfuerzo conjunto entre numerosas organizaciones de la salud pública, lanzando un llamado para prohibir por completo los productos del tabaco sin humo en el Beisbol de las Grandes Ligas.

“Lo que hagan los jugadores en su tiempo libre es problema suyo, pero lo que hacen cuando están en uniforme o frente a la cámara nos afecta a nosotros, especialmente considerando lo que está en juego,” escribió en mayo del año pasado Richard Land, junto con dos docenas más de líderes de la fe, en una carta para Michael Weiner, director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de Beisbol de las Grandes Ligas.

Sin lugar a dudas, los esfuerzos para disminuir el uso de tabaco para masticar en las Ligas Mayores comenzaron antes del empujón del año pasado ejecutado por grupos como la ERLC. Pero no fue si no hasta hoy que el beisbol hizo algún movimiento.

La meta del grupo religioso — una prohibición total del tabaco para masticar en los terrenos de juego — pudiera sonar demasiado ambiciosa. Pero hay precedentes de ciertas ligas profesionales deportivas que ya han tomado decisiones concluyentes. Las ligas menores promulgaron una prohibición del tabaco sin humo en 1993. Un año después, la NCAA puso en vigor una prohibición total para los equipos colegiales durante los juegos y las prácticas. La Asociación Nacional de Hockey también prohíbe que sus jugadores mastiquen tabaco en frente de los aficionados.

Para muchos usuarios jóvenes, ver que sus héroes del beisbol combinan el juego con el tabaco sin humo –masticándolo, escupiéndolo y volviendo a tomar otro trozo del producto causante de cáncer para ponerlo debajo de su labio inferior — los ha llevado, sin darse cuenta, por el camino de la adicción. Y muchos de los peloteros que hoy en día están en la cima de su carrera profesional — entre los cuales se calcula que casi un tercio consume tabaco masticable en alguna de sus presentaciones — siguieron el mismo camino de la adicción al imitar a sus héroes del beisbol cuando eran niños. Se trata de un cruel, infinito ciclo de esclavitud –pero es un ciclo que la ERLC espera terminar muy pronto.

Muchos peloteros y agentes también lo ven así. Bobby Valentine, agente de los Medias Rojas de Boston, muy conocido por su larga carrera manejando a los Mets de Nueva York, es una de las voces líderes dentro de la liga pidiendo una prohibición del tabaco sin humo. “Los jugadores de las Ligas Mayores que mastican tabaco en el terreno de juego, están de hecho promoviendo gratuitamente estos esfuerzos,” escribió en una columna de opinión para el New York Times el año pasado.

Tony Gwyn, ex toletero de los Padres de San Diego y miembro del Salón de la Fama quien ahora es un entrenador de beisbol para San Diego State University, es una de las caras más prominentes detrás de la adicción al tabaco para masticar. Como un sin número de peloteros, él mismo intentó varias veces dejar el tabaco, sin poder lograrlo. Ahora sufre de cáncer salivar, el cual él atribuye a sus décadas masticando tabaco sin humo. Recientemente, se sometió a una cuarta cirugía oral, esta vez para remover un tumor cancerígeno.

El vicio del tabaco sin humo es uno de los muchos que los jugadores jóvenes han intentado dejar, pasando por muchas dificultades. Tal es el caso de Stephen Strasburg, el lanzador as de los Nacionales de Washington y quien jugó bajo el entrenador Gwyn; y el de Josh Hamilton, jardinero de los Texas Rangers, cuyas adicciones al alcohol y las drogas casi ponen fin a su carrera en el beisbol antes que comenzara.

Y, con la esperanza de que surta sus efectos la primera temporada de las limitantes en el “cáncer enlatado” en las Ligas Mayores del Beisbol, este hábito sea menos atractivo para los jovencitos que desearían probarlo por primera vez. Éste es un hábito digno de expulsión del campo de juegos.
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Doug Carlson es el gerente de la administración y política de comunicaciones de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur en la oficina en Washington.

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  • Por Doug Carlson