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Cómo ayudar a su hijo a
tener éxito en la escuela

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BIRMINGHAM, Ala. (BP)–El éxito de los niños en la escuela depende en gran parte de la participación de los padres como partícipes en su educación. Los padres y los maestros son un equipo cuya meta es ayudar al niño a alcanzar su potencial.

Usted es la persona más influyente en la vida de su hijo.

Los padres ejercen una gran influencia en la vida de los hijos. Los niños aprenden mucho sin que el padre diga una sola palabra. El ejemplo habla mucho. Es la tarea de los padres enseñar a los hijos todo lo que Dios ha hecho por ellos; de inculcarles el amor a Dios y al prójimo; de enseñarles lo correcto y moral. No es tarea de la iglesia y mucho menos de la escuela. La buena educación se recibe en casa.

Pero hay una gran diferencia entre “ser educado” y “tener educación.” El ser bien educado indica tener buenos modales. Se le enseña al niño a ser respetuoso, cortés y amable. La persona que “tiene una buena educación” la ha recibido de libros y maestros.

Es necesario que se le diga claramente a un niño que debe “ser educado” en la escuela para poder recibir y aprovecharse de una buena educación. Muchas veces los niños interpretan “Pórtate bien en la escuela” como “No hables, y no hagas nada en clase.” Esto no ayuda al niño. Debe saber que no hablar en clase se refiere a no hablar cuando la maestra está explicando algo. Debe hablar cuando no entiende algo o cuando desea participar en clase. Un niño que no participa en clase hace la tarea del maestro muy difícil porque éste no sabe si el niño no participa porque no quiere, porque no sabe o porque necesita más tiempo para pensar. Anime a su hijo a que participe en clase.

Su hijo necesita saber que su educación es de primordial importancia para usted.

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Su hijo recibe este mensaje cuando usted:

— visita la escuela

— habla con los maestros

— ofrece su ayuda en la escuela

— asiste a programas especiales

— pertenece a la organización de padres y maestros

— le pregunta a su hijo qué está estudiando en clase

— lo lleva a la biblioteca

— se encarga de ver que coma bien, que haga ejercicios, que lea mucho, que use su imaginación

Provéale un cuaderno en el cual apuntar todas sus tareas. Tenga una hora y un lugar fijo para hacer las tareas. Apague la televisión durante este tiempo. Es recomendable que los niños no tengan televisión en sus dormitorios. Asegúrese de que hace las tareas. Muchas veces los padres me dicen: “Maestra, pero él me dice que no tiene tarea.” No acepte esa respuesta. Pida ver la tarea terminada y pídale que se la explique.

Por lo menos dos días a la semana apague la televisión y pase tiempo jugando con sus hijos. Hay muchos juegos educativos que ayudan a los niños a razonar y explicar cosas. Si no desea jugar, converse con ellos. Lean juntos y en voz alta. Anímelos a que inventen cuentos. Cuénteles cuentos de hadas, historias bíblicas, fábulas, historias de la niñez de usted o de sus padres, e historias de su país. Enséñeles cantos de niños. Las canciones de Cri-Cri el grillito cantor al igual que las de Plaza Sésamo proveen enseñanzas para los niños pequeños.

No olvide que enseña por su ejemplo. Permita que sus hijos lo vean leyendo, escribiendo, platicando de lo que lee o escucha en las noticias y tratando de llegar a acuerdos como familia de una manera cortés y amable.

Su hijo necesita saber lo que usted espera de él.

Es necesario que su hijo sepa exactamente lo que usted espera de él en cuanto a su comportamiento y educación. La idea es inculcarle que en cualquier momento su mejor esfuerzo es lo que se espera.

Su hijo debe saber que espera que se comporte correctamente en la escuela.

Debe exhibir buenos modales, usar lenguaje aceptable, vestirse decentemente y seguir y obedecer los reglamentos de la escuela. Como niños cristianos, deben saber que ellos deben ser buenos ejemplos para sus compañeros no cristianos.

Su hijo necesita saber que usted cree en él y le tiene confianza.

Es necesario que el niño sepa que sus padres le creen. Sin embargo, recuerde que los niños van a tratar de no meterse en problemas con los padres. Cuando su hijo le dé alguna queja de la escuela, créale, pero trate de obtener “el resto de la historia” al hablar con el maestro. Hay ocasiones cuando un niño malinterpreta algo que el maestro ha dicho o hecho en clase y el padre reacciona sin cerciorarse de lo que pasó en realidad. Ahora, si después de hablar con el maestro, no está satisfecho, hable con la directora. Si el problema es serio y aún no está satisfecho, hable con las oficinas centrales. Siempre es recomendable seguir este orden: la maestra, la directora, las oficinas centrales.

Trate de enseñarle a su hijo la diferencia entre el chisme, los rumores y un reporte. El reporte es algo basado en datos verificables.

Su hijo necesita saber que usted y el maestro son un equipo cuya meta es ayudarle a tener éxito en sus estudios.

Los niños son muy inteligentes. Si se dan cuenta que usted critica a la maestra o siempre va a apoyarlos, van a hacer lo posible para que el maestro (la maestra) quede mal. Ellos necesitan saber que ustedes trabajan unidos. En verdad, ambos están interesados en que el niño tenga éxito en sus estudios. Si el maestro ve algún problema, va a ponerse en contacto con usted. Por favor, haga lo posible por hablar con el maestro y cooperar para solucionar el problema. Si usted ve algún problema, haga cita para hablar con el maestro y tratar de solucionar el problema. ¡No espere hasta que llegue una carta que diga que el niño tiene que repetir el año!

Al principio del año haga cita para conocer al maestro. Ésta es una cita corta, no una conferencia. El propósito es ponerse a la orden del maestro y expresar su deseo de trabajar juntos para beneficio de su hijo.

Su hijo necesita saber que usted le respalda pero que no va a pelear por él.

Cuando usted ayuda a su hijo a solucionar sus problemas, le está enseñando a practicar el proceso que se usa para tomar decisiones y también que hay distintas maneras de resolver conflictos. Esto es una habilidad muy necesaria hoy día. Las compañías de trabajo se quejan que los empleados no saben trabajar en colaboración con otros. Esto es difícil para niños de la escuela primaria, pero deben aprender a colaborar, aceptar las ideas de otros y expresar su desacuerdo con educación.

Su hijo necesita saber que le ama incondicionalmente.

El amor de un padre, como el amor de Dios, es incondicional. No está basado en las calificaciones que los hijos saquen, ni en su comportamiento. Se les ama porque son nuestros hijos. Pero al igual que Dios, les damos ciertos reglamentos, ciertas instrucciones, ciertas guías que esperamos que sigan para la honra nuestra y el beneficio suyo. El comportamiento de ellos fuera de casa refleja la enseñanza recibida en casa.
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Carmen Sánchez, esposa, madre y abuela, es maestra de escuela primaria en Dallas, Texas.
Tomado con permiso de Nuestra Tarea (septiembre/octubre de 2006), revista de misiones y ministerios de WMU.