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Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios

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EL PASO, Texas (BP)–Escribir sobre las responsabilidades cívicas de los cristianos no es fácil ni divertido; siempre hay el peligro de ser criticado o de no ser bien entendido. Para este periodista cristiano hablar de responsabilidades cívicas es lo mismo que hablar de la participación social, comunitaria o política. Otro peligro que enfrentar es la tentación de escribir y comentar alejado de la verdad bíblica. Es por esto que en este artículo me enfocaré lo más cercano posible a principios bíblicos que no admiten ninguna clase de interpretaciones ni acomodos de ideas personales.

Es importante comenzar este tema mirando a Jesús, quien en su época fue confrontado por una persona astuta quien le preguntó sobre si estaba bien pagar los impuestos al gobierno de esa época; hoy también muchos preguntan y cuestionan con astucia sobre si la participación cívica, social y política de los cristianos es correcta. La respuesta de Jesús (Lucas 20:25) debe ayudarnos a dar la nuestra hoy. Jesús respondió: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”

Si leemos bien la respuesta que Jesús dio al astuto de sus días, nos daremos cuenta que el Maestro no negó la existencia del Estado y sus reglas relacionadas con los impuestos, sino que animó a los oyentes a ser responsables tanto con el Estado como con Dios. Después de todo, los seguidores de Cristo creemos que Dios es soberano sobre todo y en todos.

Pensemos en otros casos bíblicos. El apóstol Pablo reconoció la importancia de las autoridades y las leyes del gobierno, que animó a los lectores de la carta a los romanos a respetarlas, a someterse a ellas, a obedecerlas y apoyarlas por causa de Cristo (Romanos 13:1-8). El mismo Pablo anima a Timoteo para que sea promotor de oración a favor de todos los que gobiernan para que vivamos en paz (1 Timoteo 2:1-4).

Muchos hoy discuten, eluden o evitan su participación influyente en la sociedad tomando como pretexto interpretaciones equivocadas o antojadizas al discutido tema de la “separación de la Iglesia y el Estado”. Muchos olvidan que Jesús nos ha llamado a ser sal y luz en una sociedad insípida y llena de oscuridad (Mateo 5:13-16). Otros olvidan que Jesús nos ha enviado a promover la verdadera felicidad que produce la paz de Dios (Mateo 5:9).

Por otro lado, es increíble que algunos que proclaman que Dios es el Señor de todos los reinos de la Tierra (Salmo 24:1) sean tolerantes con las injusticias de este mundo olvidándose de lo que dice Efesios 5:11.

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Hoy como en el tiempo del apóstol Santiago necesitamos dejar a un lado la parcialidad y el prejuicio contra otros (Santiago 2:1-4).

Debemos ser capaces de vivir la fe cristiana de tal manera que la gente al ver el bien que hacemos glorifique a Dios (Mateo 5:16).

Nuestro estilo de vida justa debe ser como un río que no se detiene sino que llena de corrientes vivas a los sedientos (Amós 5:24).

Los que animamos a la gente a buscar primeramente el reino de Dios debemos darnos cuenta de que esta búsqueda debe llevarnos a hacer lo justo y agradable a Dios (Mateo 6:33). Y aquellos cristianos que toleramos, apoyamos, votamos o simpatizamos con gobiernos y autoridades injustas, deberíamos temer al juicio de Dios (Amos 2:6-8; 4:1-3).

Finalmente, somos responsables ante Dios por nuestras actitudes, decisiones y vivencias relacionadas con nuestro estilo de vida cristiano. Este estilo de vida debe demostrarse al ser responsables en el cumplimiento de todas las normas, leyes y reglamentos de la autoridad competente. No es suficiente “cumplir la ley”. Como cristianos hemos sido llamados a “hacer la segunda milla”. Esto quiere decir que ninguna excusa que demos es válida (Mateo 25:31-46). Además, hemos sido llamados a proclamar a las naciones (incluso aquellas que se oponen), que solamente en Cristo hay salvación (Hechos 4:19, 20). Demostremos al mundo que cada persona puede llegar a experimentar la verdadera felicidad al reconocer el señorio de Dios en sus vidas (Salmo 33:12).
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Recomiendo la lectura de un buen libro que nos ayudará a enriquecer nuestra reflexión y acciones en asuntos relacionados con este tema. Este libro ha sido publicado por Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org), y su autor es el Dr. Samuel Escobar. El libro lleva por título: La Palabra, vida de la iglesia.