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Del Bronx a Louisiana, el trío de béisbol encontró una familia


PINEVILLE, La. (BP) — Tres amigos del Bronx, New York, han ganado una percepción única del béisbol en Louisiana College — cómo trasciende la cultura.

Algenys “Al” Díaz, Ronnie Díaz y Eric Encarnación se graduaron el 6 de mayo de LC con recuerdos para toda la vida del vínculo que compartieron con sus compañeros.
“Nos acoplamos inmediatamente con el equipo,” dijo Al Díaz, “porque nos trataron como familia. El entrenador [Mike Byrnes] dice eso todo el tiempo, pero es verdad. Podíamos pasar el tiempo fuera de la cancha, si necesitábamos algo, estaban ahí para nosotros, justo como una gran familia.”
Encarnación dijo que es “chévere que puedas llegar de una ciudad como New York y jugar con gente de diferentes partes del país y todavía hacer clic con ellos.”
Su travesía hacia Louisiana comenzó como un deseo para escapar de las temperaturas de New York hacia un clima sureño más templado.
“El primer recuerdo luego de bajar del avión en Alexandria fue la humedad,” dijo Díaz. “Caminé hacia el aeropuerto y ya estaba sudando.”
Después de eso, “solo recuerdo a todos diciendo que nosotros teníamos acento, pero yo escuchaba a los otros jugadores y era cómo: ‘¿Qué están diciendo?’ especialmente a los del sur de Louisiana,” dijo Díaz.
“La graduación todavía no me ha golpeado,” dijo antes de la ceremonia de graduación de LC. “Estoy en ella y anhelo que no termine … sé que ha sido difícil ya que nuestra familia no está cerca … pero el equipo nos lo hizo fácil al tratarnos como su familia, llevarnos a sus hogares para los feriados y cosas como esas.”
“Es definitivamente agridulce,” dijo Encarnación. “Sí quiero graduarme y avanzar, pero quiero disfrutar el tiempo acá mientras dure, disfrutar el tiempo con mis compañeros. Sé que va a ser muy emotivo en cuanto me vaya.”
Con todo lo que han aprendido de sus compañeros, amigos y entrenadores al trasplantarse al centro de Louisiana, también han dejado una marca duradera en la cabeza de su entrenador.
“Ha sido una gran experiencia para mí entrenar a estos muchachos,” dijo Byrnes. “Aunque no jugaron mucho, estuvieron aquí cada día para trabajar, hicieron cada cosa que les pedimos, y lo más grande es … que todos van a tener éxito en la vida. Esa es la meta número uno.
Dentro de diez años, dijo Byrnes, “a nadie le va a importar cuántos jonrones metieron o cuántas ponchadas tuvieron. A ellos les va a importar el tipo con el que se alojaron, con el que compartieron un vestuario, con el que hicieron calentamiento cada día, con el que viajaron en el bus. Esas son las cosas que nunca olvidarán.”