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EDITORIAL: ¿Agotado física y emocionalmente?

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–Vivimos en un mundo lleno de compromisos y demandas. Las agendas de hoy parecen estar repletas de reuniones, calendarios, citas y fechas topes que satisfacer. El correo electrónico, los medios sociales como Facebook, Twitter y otros, la internet, los celulares parecen competir despiadadamente por nuestra atención. Desean tenernos cautivos. Algunas veces, parecen haberse convertido en plagas que nos persiguen en vez de herramientas de trabajo y comunicación. Añada a esto las demandas del ministerio, la situación actual de país y las circunstancias personales y/o familiares de cada uno. Al final del día quedamos exhaustos, cansados, sin fuerzas. En otras palabras, nos quedamos sin combustible, sin nada en el tanque. Si alguna vez se ha sentido así, ¡Bienvenido al club!

Un estudio reciente hecho por LifeWay Español revela que una gran cantidad de pastores y líderes de nuestras iglesias hispanas enfrentan desafíos, tensiones y frustraciones. Parte de esta realidad tiene que ver con la dinámica de nuestras congregaciones y los muchos sombreros que estos tienen que ponerse mientras ministran. Muchos tienen otros trabajos que demandan un horario completo de 40 horas a la semana. En medio de esto tienen que preparar estudios bíblicos, sermones, hacer visitas, dar consejería y aun hacer parte de la labor de mantenimiento de los propios templos. Después tienen que llegar a casa, ser esposo y padres. En pocas palabras, pueden ponerse muchos sombreros en un solo día.

Por un lado, nuestra pasión por servir al Maestro, el hacer las cosas de la mejor manera y las presiones del mundo nos pueden dejar agotados, desgastados física y emocionalmente. Como referencia bíblica, el profeta Elías sufrió de este tipo de agotamiento y cansancio. Las escrituras dicen que sucedió después de una experiencia tipo “cima de una montaña.” Lo que he encontrado en mi propia vida es que después de períodos intensos y arduos de trabajo esto sucede y puede llevarnos hasta la depresión.

Recientemente, escuchamos de la decisión de nuestro hermano Johnny Hunt , presidente saliente de SBC y su esposa, de tomar un período extendido de ausencia del trabajo pastoral en su iglesia basado en el consejo de su médico citando este tipo de agotamiento. Me alegro por el hno. Hunt y su esposa. No porque estén exhaustos, pero porque decidieron hacer caso al buen consejo. En otras palabras, decidieron tomar un tiempo para descansar. Hunt pidió permiso a la iglesia e informó a sus amigos a través de Twitter y Facebook que tomaría un receso. ¡Los felicito!

Hace poco regresé de unas vacaciones. Los adictos al trabajo como yo a veces no queremos ni siquiera decir que estamos de vacaciones. Pensamos que es casi es un pecado descasar y que debemos estar “trabajando” las 24 horas del día, los 365 días del año. ¡Cuántas veces he sido culpable de esto! Si no me cree, pregúnteselo a mi esposa. Lo que no recordamos es que cuando descansamos recargamos las “pilas” o baterías para regresar a los quehaceres diarios. Regresamos con mas fuerzas y nuestra mente se distrae de lo que hemos estado haciendo permitiéndonos regresar a la labor cotidiana con mayor creatividad.

Todo esto para decir que el descanso es necesario. Los doctores James P. Porowski y Paul B. Carlisle en su libro “Fortaleza para el camino de la vida” hablan del descanso como uno de los pasos para vencer el desaliento y la depresión. La depresión sigue siendo el principal problema emocional de nuestra nación. Muchos cristianos creen que la vida debería estar libre de problemas. Una vida sin problemas sería ideal, pero irreal.

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La Biblia está llena de relatos en los que el pueblo de Dios no solamente experimentó desánimo, sino que se sintió abrumado por completo. Grandes hombres de Dios no fueron inmunes al desánimo y sin embargo, siguieron hallando esperanza. El desaliento no nos descalifica para el servicio de Dios.

La Biblia dice que Elías “se fue por el desierto… y se sentó debajo de un enebro… deseando morirse” (1 Kings 19:4). Aquí tenemos a un hombre que experimentó una victoria arrolladora pero ahora se sienta sumido en la más absoluta desesperación y sin esperanza. Esta experiencia ilustra en forma extraordinaria un hecho básico de la vida: Cualquiera puede desanimarse. La última oración del versículo 4 revela la profundidad de la desesperanza del profeta: “Quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” Elías sentía que había fracasado rotundamente en la tarea asignada.

La verdad es que Elías ignoró sus necesidades físicas. Los versículos 5 al 7 registran una secuencia interesante. Elías durmió, comió, bebió y durmió un poco más. Con frecuencia ignoramos estas necesidades básicas cuando pasamos por momentos de estrés. No podemos subestimar la importancia de una dieta balanceada, el ejercicio físico y el descanso adecuado. Cuidar de las necesidades físicas es tan importante que Dios envió a un ángel cuya única misión era ayudar a Elías con el cuidado de su cuerpo. Es mi oración que “el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15.13).

Porque El vive,
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.