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EDITORIAL: “Amarás al Señor tu Dios …”


FORT WORTH, Texas (BP)–El ser humano encuentra solamente en Dios el propósito y significado de su vida. El gran teólogo de inicios de la edad media, Agustín de Hipona, comenzó sus Confesiones diciéndole a Dios: “Tú nos ha hecho para Ti y nuestro corazón está sin descanso hasta que encuentra su descanso en Ti.” El filósofo francés Pascal afirmó: “Hay un vacío en forma de Dios en el corazón de cada hombre que no puede ser llenado por ninguna cosa creada, sino solamente por Dios, el Creador, quien se dio a conocer a través de Jesucristo.”

De los diez mandamientos de Éxodo 20, el primero es no tener otros dioses aparte de Dios, el segundo es no adorar ídolos y el tercero es mantener su nombre santo. Dios desea nuestra adoración en amor. Para esto existimos.

En Mateo 22:34-40, los Fariseos enviaron un experto en la ley (Antiguo Testamento) para tentar a Jesús y lograr arrestarlo. La pregunta para Jesús era, ¿cuál de los mandamientos es el más importante? Los líderes religiosos en los tiempos de Jesús reconocían 613 mandamientos diferentes que una persona debía cumplir para alcanzar el favor de Dios. 248 mandamientos estaban formulados de manera positiva y coincidían con las partes del cuerpo humano. 365 mandamientos, como los días del año, eran negativos.

Jesús respondió que el mayor mandamiento es “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (v. 37). Jesús también unió este mandamiento con “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (v. 39). Los otros 611 mandamientos dependen de estos dos. Nuestro amor a Dios se ve reflejado en nuestro amor a nuestros semejantes.

Nosotros podemos amar a Dios y a nuestro prójimo porque El nos amó primero. 1 Juan 4:10 dice: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”

Dios nos ama. No hay nada que podamos hacer para hacer que Dios nos ame más. En Cristo, el Señor del universo nos mostró su infinito amor. Nosotros podemos disfrutar de una comunión íntima con el Creador, podemos adorarlo. Cuando vivimos para El lo veneramos. La adoración es más que un estilo de vida, es el propósito de nuestra existencia y en lo que encontramos el significado y el placer de la vida.
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Octavio J. Esqueda es profesor de fundamentos de la educación de Southwestern Baptist Theological Seminary.

Programa de Estudios Hispanos en el Southwestern Baptist Theological Seminary enlace: http://www.swbts.edu/hispanicstudies/sp/.

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  • Por Octavio J. Esqueda