NASHVILLE (BP) — La brisa del tiempo decembrino ha quedado atrás. Los pitos, las matracas y la música de navidad han parado. Las campanas anunciando la llegada del 2014 se escucharon. La famosa esfera de cristal que desde el año 1907 marca el Año Nuevo descendió en Times Square días atrás. El nuevo año comenzó y nos acobija en todo su esplendor. Aun cuando no me acostumbro a escribir la fecha con 2014, escribirla hoy con 2013 sería un error.
La letra del conocido canto “Año nuevo, vida nueva, más alegres los días serán. Año nuevo, vida nueva con salud y prosperidad” todavía suena en nuestra cabeza. Hace eco de una esperanza al caminar como peregrinos por esta vida. Por muy bueno que haya sido el 2013, deseamos sinceramente que el nuevo año sea mejor que este que ha terminado. Para algunos, el 2013 pudo haber estado lleno de luchas, pruebas y tentaciones. El eco de esperanza del canto parece más bien un alivio que el año viejo ya pasó. Suena como una plegaria elevada a Dios rogando que el nuevo año no sea tan duro como el anterior.
Pero, ¿serán los días del 2014 más alegres que los días del año que acaba de terminar? La respuesta no la sabemos aun. Está por verse. Parte de ella yace en nuestra actitud de confiar y abrazar a Dios en todas las etapas de la vida. El sabio Salomón escribió “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”Eclesiastés 3.1. En la medida que van pasando los años, me doy más cuenta de cuán grande es esta verdad. Especialmente, porque a veces he querido acelerar el tiempo de algunas cosas y he terminado frustrado. Otras veces, he querido detener el tiempo o hacer que vaya más lento y he terminado con las tablas en la cabeza. He fracasado totalmente y no he podido. ¿Usted también? ¡Bienvenido al club! La verdad es que el predicador de Eclesiastés lo puso de una manera tan clara que a veces en nuestro esfuerzo por tratar de explicarlo o aceptarlo lo hacemos más complicado de lo que realmente es. “Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar.” Ec.3:2-3
Estos días tempranos del año calendario pudiesen ser muy propicios para buscar la dirección de Dios en nuestra vida y ministerio. Puede ser muy fructífero el que le preguntemos a Dios qué necesitamos dejar nacer en nuestra vida o qué debemos plantar y edificar alrededor nuestro. Quizá podamos dejar al Espíritu Santo hacer un inventario de algunas cosas que necesitamos aprender porque todavía no hemos llegado a Su presencia y de eso se trata este tiempo. Miremos a nuestro alrededor y consideremos qué áreas de nuestra vida espiritual, intelectual, laboral y ministerial requieren que sean pulidas. Si tenemos duda en cuanto a esto preguntémosle a nuestra esposa o a un buen amigo. Esto requiere mucha valentía. Estoy seguro que si le preguntamos sin pensar mucho nos lo dirían. Tomar un tiempo a solas con Dios lejos del teléfono, el correo electrónico y de otras personas para meditar nos puede ser de mucho bien. No necesita ser un tiempo prologando. A veces, una sola caminata de 1 km con Dios basta y nos ayudaría a reenfocarnos. No espere mucho para hacerlo.
¿Qué tal de cosas que tengamos que dejar morir, arrancar o matar? La vida y el ministerio pueden ser muy duros. Tenemos una tendencia natural a acumular cosas que vamos adquiriendo con la experiencia. Malos momentos, heridas, rencores, amarguras, pecados, adicciones y decepciones son algunas de ellas. El consejo bíblico es déjalo morir, arráncalo de tu vida. La sanidad de nuestras almas muchas veces viene cuando dejamos al enemigo morir de hambre. Se lo entregamos a Dios. Nos levantamos y se lo damos al que controla el reloj de nuestra vida y lo depositamos a los pies de la cruz. El año nuevo es tiempo propicio para colocar en el altar del Altísimo cualquier cosa que nos enrede y detenga nuestro crecimiento. Como el autor de Hebreos lo presenta “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.” Hebreos 12.1
El nuevo año se presenta como una hoja en blanco delante de nosotros. Podemos dejar a Cristo escribir con su propio puño y letra la carta viviente que escribimos con nuestra vida. ¡Qué oportunidad y privilegio tan grande para seres tan frágiles y finitos como nosotros! Nuestro tiempo cronológico se puede convertir en un kairos (momento divino) si le cedemos el control de nuestra vida a Él. Después de todo, Emanuel, Dios con nosotros, vive en usted y en mí. Recuerde, estamos vivos para este tiempo. ¡Feliz Año nuevo, vida nueva!
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. https://www.LifeWay.com/espanol.