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EDITORIAL: ¿Conoces a Dios personalmente?


GRAPEVINE, Texas (BP) — Hay muchas personas en el mundo que claman conocer a Dios. Ellos creen y dicen que Dios es real y aceptan que Dios es el creador del mundo. Estas personas hacen buenas obras, tratan de ser buenos con todos en su comunidad. Hasta incluso muchos leen la Biblia con frecuencia y van a una iglesia regularmente. Pero cuando se les hace la pregunta: “¿Conoces a Dios personalmente?” La respuesta muchas veces es: “No, nadie puede conocer a Dios personalmente.”

Conocer de Dios es muy distinto que conocer a Dios personalmente. La vida de Nicodemo es un buen ejemplo relatado en Juan 3.

Nicodemo era un fariseo, un hombre muy religioso y una persona muy entregada a la ley de Dios. Era un principal entre los judíos y era un maestro en Israel. En su comunidad Nicodemo era conocido como una persona buena y muy devota a Dios. Si había alguien en esa comunidad que se pudiera decir que conocía a Dios personalmente muchos dirían, “Esa persona tiene que ser Nicodemo.” Pero vemos que Nicodemo no conocía a Dios personalmente en su vida. Él vino a Jesús de noche para saber encontrar a Dios personalmente.

“Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, sino está Dios con él.” Juan 3:2

Y la respuesta de Jesús a Nicodemo fue clara y directa.

“Respondiendo Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3

¿Qué significa cuando Cristo dijo, hay que nacer de nuevo?

Esta es una pregunta muy importante y es la clave para conocer a Dios personalmente. Es la llave que abre la puerta a la vida eterna y revela como conocer a Dios íntimamente. La verdad es que Cristo le estaba diciendo a Nicodemo, hay que ser transformado por adentro primero y así serás una nueva persona. Pablo aclara bien esta experiencia de transformación espiritual en 2 Corintos 5:17.

“De modo, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Para conocer a Dios hay que nacer de nuevo. Esto significa ser transformados por la gracia de Dios. Uno tiene que arrepentirse de su pecado y reconocer que uno mismo no se puede salvar. Nos damos cuenta que nuestras buenas obras y vivir una vida de alta moralidad no puede darnos ese nuevo nacimiento. Hay que reconocer que somos pecadores. Hay que venir a Cristo y creer en él. Vemos la salvación en Cristo en Juan 3:16 al 18.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre unigénito Hijo de Dios.”

Creer en Cristo es confiar en él, poner nuestra esperanza total en él y obedecer a Jesús en todo.

Sabemos que los demonios también creen en Dios y tiemblan en su presencia (Santiago 2:19), pero los demonios no ponen su confianza y creencia en Cristo. Creer en Cristo es arrepentirse de su pecado y reconocer que la salvación sólo está en Jesús. Cristo no es uno de los muchos caminos para llegar a Dios. Cristo es el único camino para llegar a Dios.

¡Comparta estas buenas nuevas con alguien hoy si conoce a Dios personalmente!

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  • Por Michael A. Gonzales