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EDITORIAL: ¿Cristianismo casual?

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–¿Alguna vez alguien le ha dado una bofetada sin manos al decirle que asistir a la iglesia es una forma tonta de perder el tiempo? ¿Le ha dicho alguien que para adorar a Dios no hace falta ir a la iglesia? ¿Ha escuchado decir a alguien que él tiene su propia religión?

En los últimos dos años se han escrito muchos libros que plantean que hoy día hay mucha gente a la cual no le agrada la iglesia y que piensan que los cristianos son unos hipócritas. ¿Qué podemos hacer nosotros para mostrar amor y alcanzar a esa gente del mundo que nos desprecia? De seguro que cambiar lo que creemos o a quién servimos no es una opción. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Aunque a primera vista parece un asunto muy complicado, la respuesta es bien sencilla aunque muy difícil de hacer. ¡Tenemos que cambiar la forma en la que vivimos nuestra fe! Tenemos que cambiar la manera en la cual vemos a la gente que nos rodea. Tenemos que cambiar la manera en la cual trabajamos juntos, como un grupo de creyentes. El asunto es que tenemos que comenzar a seguir a Cristo de la manera en la que Él nos enseñó que lo hiciéramos y no a nuestra manera.

No creo que a alguien se le ocurriría calificar a los discípulos de Jesús como “creyentes casuales”. Sin embargo, cada uno de nosotros, de una forma u otra comenzamos a enfrentar en nuestras vidas y practicamos algún tipo de “cristianismo casual”. Este problema es como un virus que se propaga, contagia a otros y llega a proliferar en el seno de algunas iglesias.

¿Qué quiero decir con “cristianismo casual”? Es el que practica aquella persona que asiste cada domingo a la iglesia, porque “tiene que” y no porque siente deseos y necesidad de hacerlo. Aquel que tiene como característica criticar todo lo que se hace en la iglesia que no se ajusta a los deseos o costumbres que tiene de antes. Es aquel que trata a toda costa de imponer su idea y voluntad. Aquel que anda de un lado para otro haciendo cosas en la iglesia, sin detenerse y preocuparse por su propio crecimiento espiritual y por estrechar la relación que tiene con Cristo. Es aquel que cree que la Biblia hay que leerla todos los días pero no toma en cuenta que hay que vivirla. Es aquel que se preocupa más por los números y las estadísticas de la iglesia que por el impacto que la misma tiene en la comunidad y la vida de los creyentes. Es resumen, es aquel que se ocupa de la forma y se olvida del contenido.

Si cada uno de nosotros se hiciera el propósito de dejar cualquier manifestación de “cristianismo casual” que pudiera tener para convertirnos en verdaderos cristianos espiritualmente transformados, el mundo pronto notaría la diferencia. Seríamos entonces gente que ama y tiene esperanza. Nuestras iglesias comenzarían a irradiar la luz que está buscando la gente en el mundo. Entonces y sólo entonces haríamos que la gente pudiera ver a Cristo por medio de nosotros y deseara tener un encuentro con Él, en lugar de rechazarlo, en parte por la manera en la que muchos cristianos vivimos. No es un sueño, es algo que podemos lograr si nos lo proponemos y nos esforzamos en lograrlo. Cristo está esperando que le pidamos que tome el control total de nuestras vidas para poder dejar de ser cristianos ocasionales. La Biblia está llena de ejemplos de hombres que lo hicieron. También la historia presenta a muchos que lo han hecho.

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Debemos entender que el avivamiento que se necesita hoy comienza por una sola persona. ¡Usted! ¿Una sola persona? ¡Sí, yo! Queda a nuestra voluntad el seguir siendo cristianos casuales, de esos a los que el mundo llama hipócritas, o detener nuestra loca carrera, rendir nuestros pensamientos e “ideas geniales” a Cristo y dejar que sea Él quien controle todo cuanto hagamos, cada instante de nuestra vida. Esto lo incluye todo, desde nuestras relaciones familiares, trabajo, estudio, iglesia, pasatiempos, amistades, lecturas y pensamientos.

El mundo necesita de Cristo, y cada uno de nosotros es una imagen de Él. Esa imagen puede ser positiva que atraiga a la gente, que motive a las personas a rendirse a los pies del Salvador o puede ser negativa, que haga que la gente lo rechace. Tristemente depende de nosotros, ya que es nuestra decisión. Yo, comenzando hoy, haré un análisis cada día para eliminar cualquier rasgo de “cristianismo casual” que pueda haber estado anidando en mi vida. ¿Qué va a hacer usted?
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Oscar J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español para Adultos de Leadership & Adult Publishing, LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.