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EDITORIAL: Cuatro cosas para enfocarnos y crecer en avivamiento este año

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[2]Hace unos años mi esposa y yo nos mudamos del estado de Florida al estado de Virginia cambiando las hermosas playas por la hermosa vista de las montañas. Como familia, nos hemos mudado unas 6 veces en nuestros 16 años de casados; algunas veces a una casa mas pequeña, otras veces a una más grande y una vez de una casa pequeña a un apartamento pequeño. Algo que hemos aprendido en todas estas mudanzas es que hemos acumulado cosas innecesarias, y cuando toca mudarse, toca deshacerse de esas cosas. Hay que identificarlas, desprenderse emocionalmente y deshacerse. Esto es especialmente cierto cuando toca mudarse de un lugar más grande a uno más pequeño, ya que simplemente no cabe.

Esto siempre ha sido una excelente analogía de la vida ministerial para mí. Cuando vienen momentos que nos constriñen o limitan, es importante clasificar todo lo que estamos haciendo, concentrarnos en lo que es más importante, y comenzar a podar aquellas actividades que no son fructíferas o que no es lo que es más importante según los parámetros bíblicos. Todos tenemos esas actividades, ministerios, o formas de hacer las cosas que ya no funcionan, que nos quitan tiempo (aunque nos gusten mucho hacerlas), o que simplemente no son la prioridad. El tiempo y las circunstancias nos constriñen, y no hay lugar para todo. ¿Qué hacer? Igual que cuando nos estamos mudando a un lugar más pequeño, tendremos que agrupar los ministerios en orden de prioridad y enfocar nuestro tiempo y energía en lo mas importante.

Thom Rainer ha publicado un curso de revitalización de las iglesias y allí habla del mismo principio. Creo que sus principios son aplicables también en tiempos cuando nos sentimos constreñidos por los cambios, el tiempo y la energía. Quisiera compartir cuatro áreas principales en las cuales podemos trabajar como líderes para poder ser más efectivos en nuestro ministerio.

  1. No rebajes las expectativas de los miembros del cuerpo de Cristo.

Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo. Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos. Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu para provecho mutuo.

1 Corintios 12:4-7

Dios es quien designa que don espiritual tendrá cada miembro del cuerpo de Cristo. No es algo que yo puedo decidir, en su Soberanía y plan el Espíritu Santo decide quien hará que, como y cuando. Siempre debemos nutrir la comunión entre los hermanos sin dejar de ser claros cual es la expectativa que Dios tiene de cada hijo e hija de Dios que forma parte de la iglesia local. Dios tiene expectativas de que cada uno sirva, y los pastores y líderes debemos ser claros con los miembros de la iglesia cuales son esas expectativas. Desafíelos a tomar su lugar, a servir a otros a compartir su fe.

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Hay una estadística preocupante entre las iglesias. Según Thom Rainer, tenemos 16 millones de miembros en las iglesias Bautistas del Sur en los Estados Unidos, pero solamente 6 millones de ellos asisten cada domingo. Estoy seguro que pasa algo parecido en otras denominaciones, pero esta vez nos enfocaremos en nuestra casa. Una razón de esto es la falta de claridad de lo que se espera de los miembros de nuestras iglesias. Esta claridad debe ser expresada en la clase de nuevos miembros, y debe verse reflejada en las reuniones de liderazgo, en los grupos pequeños, la escuela dominical, y en el ministerio de hospitalidad.

Si no mantenemos la expectativa bíblica de los miembros de la iglesia, estamos discapacitando a la iglesia local. Pero, debemos tener cuidado que nuestras expectativas sean bíblicas, y no preferencias personales, ni denominacionales, porque entonces podemos caer en el legalismo.

  1. Que tu declaración de misión refleje tu sistema de discipulado.

Sabemos que el Señor Jesucristo nos ha dejado una GRAN Comisión, no una buena comisión solamente, sino una GRAN comisión. Mateo 28:18-20 Nos dice que debemos hacer discípulos, y que debemos llamarlos al bautismo, a enseñarles a que guarden todas las cosas que Jesús mandó, y su promesa es que Él estará siempre con los que cumplen este mandato. Efesios 4:11-16 nos dice que los líderes deben equipar o capacitar a los santos para que hagan la obra del ministerio. Nuevamente, no debemos hacer todo por los santos, debemos dedicar tiempo enseñándoles a hacer lo que nosotros aprendimos a hacer.

Nuestra declaración de misión debe verse reflejada de manera práctica en el sistema de discipulado. Cada miembro de la iglesia debería saber cual es el camino que debe tomar cada uno para poder crecer más en su vida espiritual.  El sistema de discipulado debe ser claro (de entrada deja saber que se espera de los participantes), móvil (cual es el proceso estratégico), alineado (es claro en cuanto a las etapas de crecimiento espiritual) y enfocado (todos entienden que esto es lo más importante). Dejo algunas preguntas que pueden ayudar a desarrollarlo de esta manera:

¿Cómo y donde conectamos a las personas que recién llegan a la iglesia?

¿Qué material estarán usando para que las personas puedan conocer más de Dios?

¿Es un sistema sistemático?

¿Es un sistema reproducible? Es decir, no debe ser tan complicado que las personas piensen que tienen que ir al seminario antes de poder discipular.

¿Estamos enseñando en el discipulado o grupos pequeños la importancia del bautismo?

¿Estamos enseñando en el discipulado o grupos pequeños la importancia de servir en la iglesia?

¿Estamos enseñando en el discipulado o grupos pequeños la importancia de ganar y alcanzar a los perdidos en nuestra comunidad?

Esta última pregunta nos conecta con el siguiente punto

  1. No des lugar al estancamiento, conéctate en alcanzar a tu comunidad

Simplemente no puede haber avivamiento, ni revitalización, ni crecimiento en las iglesias que no se están conectando en servir a su comunidad para poder predicarles el evangelio. No solamente que tenemos un mandamiento de hacer discípulos, tenemos el mandamiento de ser testigos a los que se pierden de quien es Cristo y de que es el único Salvador (Hechos 1:8). Debemos entender que cuando no estamos enfocados a ganar a otros, estamos enfocados solamente en nosotros. La iglesia se llena de negatividad, de falta de propósito. Anime a sus miembros a ser testigos y misioneros en el lugar donde están, y además provéales oportunidades de hacerlo juntos. Usted es el líder, guíelos para que juntos lo puedan hacer; no lo haga por ellos.

Algunas ideas que vemos que han funcionado:

– Adopte la escuela pública local para servir a los profesores, a los padres y proveer cosas que necesitan las aulas.

– Oren juntos como iglesia por amigos de los miembros de la iglesia que no conocen a Cristo

– Haga el “día del amigo” por lo menos cada dos meses, un día especial para comer juntos e invitar a los amigos por los que se ha estado orando para que conozcan a Cristo.

– Hagan la campaña de “¿Quién es tu uno?” de NAMB. Una sugerencia importante, no solo use las predicaciones; pongan en practica toda la campaña.

– Una vez al año celebren la Hispanidad, donde personas de la comunidad pueden traer comida de sus países a la iglesia. Se sorprenderá de cuantos se conectan a través de esto.

– Eventos deportivos. No solamente el fútbol–hay muchos países latinoamericanos que les gusta practicar el béisbol.

  1. Crece en tus habilidades de liderazgo y las relaciones personales.

Según Thom Rainer, esta es la razón numero uno por la que fallamos los pastores en nuestro ministerio. Muchas veces fallamos en nuestra manera de relacionarnos con otros y en nuestras habilidades de liderazgo.

El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de ustedes”. Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables. 1 Corintios 12: 21-22

El apóstol Pablo nos recuerda que cada miembro es importante, aun los que son menos visible, y aún la cabeza, que es Cristo, no le dice “no tengo necesidad de ustedes”. Dudo que algún pastor pueda llegar a decirle a uno de sus miembros que no tiene necesidad de ellos. Tal vez no con las palabras, pero la comunicación va mucho más allá de lo que decimos solamente. Comunicamos mucho con las actitudes, con el lenguaje no verbal, con los gestos, con lo que compartimos en las redes sociales. Y en estos días, lastimosamente, podemos pecar de imprudencia y comunicar menosprecio a causa del estrés que tenemos.

En este punto, no se trata si tenemos un buen entrenamiento bíblico y teológico. Esta es una parte que no es enseñada en profundidad en los seminarios. Para poder crecer en esta área es bueno que nos apoyemos en buenos amigos y conocidos que son espirituales y maduros. Pídales que le den retroalimentación de su forma de comunicarse en persona, en las redes sociales, y no verbalmente.

En esta área de liderazgo es importante que comuniquemos motivación y fe en Dios, y que Dios es capaz de hacer lo que nos ha pedido hacer. Si usted no tiene fe en Dios esto se va a manifestar en el animo de la congregación en general. Para poder pedirle a las personas que confíen en Dios, usted debe vivir una vida que muestra fe y confianza en Dios.

Estas cuatro áreas no cubren todo lo que tenemos que hacer para poder experimentar vida en nuestros ministerios, pero son muy importantes, y son un punto donde podemos arrancar y comenzar. Ya sabemos que las circunstancias han cambiado en estos últimos años. Es hora que nos pongamos delante de Dios y le pidamos que nos muestre cuales son las prioridades de todo lo que tenemos que hacer, y pidamos que nos de la valentía para concentrarnos en ellas confiando en lo que Dios solamente hacer.