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EDITORIAL: Debemos estar tranquilos, a pesar de las circunstancias

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–Las langostas son una de las señales que se usan en la Biblia para mostrar el juicio divino. En el libro del profeta Joel, una plaga de langostas devastó la tierra y se convirtió en el centro del mensaje del profeta relativo al “Día del Señor.” En Amós 7:1-3 la plaga de langostas era un peligro tan terrible que el profeta oró para que fuera anunciada. En Apocalipsis 9:1-12 un enjambre de langostas “monstruosas”, como creaturas que salen de los abismos son la señal de la gran aflicción que vendrá sobre la tierra.

En Éxodo 10:1-6 la plaga de langostas es la manifestación de la ira de Dios. Pero de manera sorprendente, vemos como esta plaga trae también la tranquilidad.

Tengamos presente que hasta cuando el diablo parece andar haciendo de las suyas, sin freno y al parecer triunfante, Dios es el que en verdad está controlando la situación. En el caso de Éxodo, Dios dijo: “yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto”. La obstinación y el espíritu de venganza del faraón egipcio era motivo de desaliento para el pueblo de Israel, sin embargo, esto también era parte del plan de Dios.

Esta desgarradora experiencia le dio a Israel un patrimonio. No hubiera historia de cómo el poder de Dios triunfó sobre la opresión y la persecución, si no hubiera habido una gran oposición a obedecer al mandato de Dios por parte de los egipcios. De la misma manera que no hubiera podido haber una resurrección de Jesús sin una cruz.

La forma en la que ocurrieron los hechos permitiría que el pueblo de Israel mirara al pasado y viera todo lo sucedido como una manifestación poderosa del amor de Dios por Su pueblo. Él les dijo: “y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová.” A partir de ahora, las oraciones y los sermones proféticos de Israel, mencionarían con frecuencia los milagros hechos en Egipto y durante el Éxodo, como una prueba fehaciente de la fidelidad de Dios a su pacto con el pueblo de Israel, sírvanos de ejemplo lo dicho en: Josué 24:5; 2 Reyes 17:36; Jeremías 32:21 y Amós 4:10.

Sin dudas hoy estamos viviendo tiempos difíciles, no solo en el plano de la economía, sino también con el auge que están tomando las fuerzas que se oponen a nuestra fe. Hay mucho lugares del mundo en los que los cristianos son perseguido, encarcelado y hasta asesinados. En medio de la oscuridad de este tiempo, es bueno que recordemos que nuestro Dios ESTÁ en control de la situación.

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Dios es fiel a sus promesas. Él no es hombre para cambiar de opinión. Su plan se mantiene firme y se mantendrá hasta la consumación de los siglos. El error está en pretender que nosotros somos iguales a Él. Semejante o a su semejanza, no implica igualdad sino parecido. En estos días, alguna gente ha entendido que puede hacer o amoldar a Dios y ajustarlo a sus conveniencias. Esto es un grave error, con malos resultados eternos. Él nos creó, nosotros no lo creamos a Él.

Su usted creó a su dios para que se ajuste a sus deseos y necesidades, lamento decirle que ese es un dios falso que no puede sacarle de las crisis ni ofrecerle algo eterno. Nosotros tenemos que ajustarnos a Dios y no Él ajustarse a nosotros. Nuestro Dios es poderoso para librarnos de todo mal y convertir las calamidades que se pudieran presentar en victorias. Por eso, con nuestro Dios, podemos estar tranquilos.
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