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EDITORIAL: Dime con quién andas…

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–El salmo número uno fue el primer Salmo que aprendí de memoria cuando era un Embajador del Rey, hace muchos años. El primer versículo siempre cautivó mi atención y durante los años que han transcurrido, en muchas y diversas ocasiones me ha servido para comprender la forma de actuar de algunas personas con las que he tenido que relacionarme. Acostumbro a parafrasearlo de esta manera: “Será muy feliz todo aquel que no se corrompa ni haga lo malo”.

Considero que de manera muy especial en estos días, este Salmo debiera de estar impreso en muchos lugares y que algunas personas que tienen autoridad sería bueno que lo practicaran. Hace quince años, cuando me mudé a Nashville, me llamó mucho la atención que a esta ciudad la llamaran “La ciudad musical de los Estados Unidos de América” y que se dijera que aquí “la música flota en el aire”. Yo venía de la llamada “Tierra del Encanto”, New Mexico, y el contraste fue bastante fuerte. Sin embargo, hemos ido aprendiendo a conocer y amar a esta tierra.

Por eso quedé boquiabierto la semana pasada cuando la primera plana del City Paper llamaba a Nashville “La Ciudad del Fraude”. El periodista trataba de analizar las causas que habían convertido a Nashville en una ciudad atractiva para muchos estafadores del mundo financiero. La primera plana se adornaba con las fotos de cuatro de los más destacados a quienes llamaba “charlatanes”. Uno de estos individuos regaló 54 pianos Steinway a la Escuela de Música de la Universidad de TN. El problema es que el dinero con el cual hacía obras filantrópicas de este tipo, no era suyo, sino de inversionistas que habían confiado sus fortunas a este señor, que al parecer vivía como un millonario sin poseer un centavo usando el dinero ajeno para satisfacer su insaciable apetito de riquezas.

Al leer el artículo en el periódico, la primera pregunta que surge en nuestra mente es esta: ¿Qué anda mal en esta sociedad? La respuesta a esta compleja pregunta es simple. A este complicado rompecabezas le falta solo una pieza: ¡Jesucristo!

Nuestra sociedad ha decidido apartarse cada vez más de los principios cristianos. Nuestras escuelas han prohibido las manifestaciones religiosas de cualquier tipo. En las aulas se prohíbe hablar de Dios pero se enseña la “teoría de la evolución” como si esta alguna vez hubiera sido comprobada. Se admite que se critique a los cristianos, pero si estos tratan de defenderse y exponer sus razones y principios, entonces se les reprende por estar “ofendiendo” a los demás. Pienso con sinceridad que esta sociedad está comenzando a recoger lo que ha sembrado.

En la misma medida en la que nuestra sociedad se aparte de Dios, se irán produciendo males mayores. El ser humano es incapaz de discernir por sí mismo entre lo bueno y lo malo. Cada vez son más las cosas que antes se repudiaban y ahora son aceptadas. Cuando yo era niño en el país donde yo nací, al que tomaba algo que no era suyo le llamaban “ladrón”. Ahora la sicología moderna ha introducido muchas palabras “bonitas” para llamar a cosas que son feas y repugnantes.

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Mi amigo el poeta José Caballero Blanco escribió un poema que tituló Retomar del cual con su permiso voy a usar unos versos:

“Pagar las deudas, el bien quedar

Son costumbres antiguas, obsoletas

Se alaba a quien vive haciendo tretas

Buscando sin descanso a quien robar

¿Donde están aquellos valores aprendidos?

Aquel mirar claro y directo de los ojos

La confianza y la fe hoy son despojos

Que con arte nos quitan los bandidos”.

Es indudable que estamos viviendo “días malos” y el futuro inmediato no parece ofrecer mejores perspectivas. Con frecuencia me parece estar viviendo en los días en los que se construía la Torre de Babel. A veces vemos como algunos cambian las enseñanzas de las Sagradas Escrituras por el entretenimiento y hay hasta quienes se cambian el traje de maestros por el de payasos. Solo Cristo puede transformar el corazón de un hombre y es a Él a quien debemos predicar pues solo así lograremos que la luz que debemos reflejar pueda romper las tinieblas del pecado que envuelve a esta sociedad.

Mi abuela acostumbraba a decirme: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Si andas con Cristo, entonces no andarás en los caminos de los malos. Es justo por eso que vemos crecer el mal, porque la gente anda sin Cristo. Nosotros estamos llamados a ayudar a transformar esta sociedad ayudando a transformar los corazones con el mensaje de Cristo.
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J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español para Adultos de Leadership & Adult Publishing, LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.