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EDITORIAL: El pecado sexual y la batalla por la mente

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–El viejo refrán dice “siembra un pensamiento, recoge una acción. Siembra una acción, recoge un hábito. Siembra un hábito, recoge un carácter. Siembra un carácter, recoge un destino.” Nos preparamos para celebrar en el mes de febrero un énfasis en el amor y la pureza sexual. Muchas de nuestras iglesias estarán celebrando una campaña local para animar a los jóvenes a mantenerse puros hasta llegar al matrimonio. Bajo el lema “El verdadero amor sabe esperar”, miles de estudiantes harán por primera vez o renovarán su promesa ante Dios, padres e iglesia de abstenerse sexualmente hasta llegar al sagrado acto matrimonial.

Pero el tema de la pureza sexual no solo toca a los solteros, también incluye a los casados. La pureza sexual es una decisión personal que comienza en nuestra mente y allí mismo yace el comienzo para la victoria. La batalla por la mente y el pecado sexual son elementos con que el creyente debe lidiar continuamente.

No hay duda que las tentaciones pueden presentarse de maneras inesperadas, de diferentes formas, pero el pecado sexual no se presenta así. Por lo general, este es el resultado previsible de conductas y procesos naturales que ocurren cuando descuidamos una relación y nuestra mente se expone a la impureza o simplemente la dejamos “divagar”.

Aunque a veces podemos creer que no sabemos cómo llegamos hasta allí, es importante reconocer que el pecado no surge de la nada. Así también, podemos decir que la moral y la espiritualidad son el resultado de un proceso que nosotros mismos podemos controlar.

Más importante aún, el carácter que queremos forjar para el futuro se forma con los pensamientos que hoy tenemos. La pureza sexual es el resultado consciente de una serie de elecciones y acciones continuas. Es un proceso intencional y no surge de la nada. Está acompañado de la toma de decisiones y compromisos diarios.

¿Podremos desvestir a una mujer en nuestra mente y permanecer puros? Los ojos se entretienen. La mente retiene pensamientos salvajes. Las manos se ponen frías. El corazón palpita rápidamente. La piel siente un escalofrío. Una imagen mental puede desenlazar todo un proceso impuro.

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Estudios científicos afirman que nuestra mente acumula lo que le alimentamos. Ya sea esto malo o bueno. Sin dudas, la mente es un campo de batalla estratégico para el enemigo, la carne y el mundo. Mateo 15:19 dice “porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” El mensaje es claro, la lujuria comienza en el corazón.

Cuando dejamos entrar en nuestra mente cualquier pecado, especialmente el pecado sexual, a través de cualquiera de nuestros sentidos, esto afecta la clase de persona que somos. En otras palabras, somos lo que dejamos entrar en nuestra mente. Es por ello que Pablo nos exhorta a renovarla continuamente (Rom. 12:1-2). Renovamos la mente cuando hacemos depósitos que nos acercan más a Cristo y hacia la rectitud.

Randy Alcorn en “El principio de la pureza”, nos exhorta a buscar la protección de Dios para los caminos peligrosos de la vida. Una de estas formas es permitir a Dios que llene nuestra mente con el Espíritu Santo. Necesitamos llenarla de Él mismo en vez de llenarla con cualquier cosa que pudiera dañarla.

No basta limpiar nuestra mente continuamente confesando nuestro pecado a Dios, debemos llenarla con cosas beneficiosas los 365 días del año. Si no lo hacemos, el mismo veneno entrará de nuevo y captará de nuevo nuestros pensamientos.

Cuando elegimos apartarnos de las tentaciones sexuales mediante la renovación de la mente, escogemos el camino de la vida y Sus bendiciones. Cuando decimos no a las tentaciones, decimos si a Dios. Como resultado, El es agradado y glorificado. Al final de cuentas, nadie es más beneficiado más que nosotros mismos. Amado, ¡ protejamos nuestra mente!

Porque El vive,

Luis R. López
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.