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EDITORIAL: El voto hispano

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NASHVILLE, Tenn. (BP)–Faltan pocos días para celebrarse las elecciones presidenciales en nuestra nación. También se escogerán líderes a nivel del Congreso, estado y entes regionales y locales. El país entero contará con un nuevo presidente, un nuevo congreso y nuevos líderes locales.

Esta campaña electoral parece haberse extendido por muy largos meses. Algunos estarán felices de saber que el 5 de noviembre ya todo ese bullicio habrá terminado. ¡Me incluyo en esa lista! Los candidatos en estas últimas horas, más que nunca, afilan sus ataques unos contra otros. La lucha se desata por conseguir cada voto posible. Comerciales de televisión y de cualquier tipo tratan de convencer al ciudadano americano que debe votar por una causa específica. Promesas, propuestas y debates intentan aclarar qué es lo que creen los candidatos y qué se proponen hacer. Lo cierto es que mucho está en juego. Específicamente hablando del voto hispano, no hay duda que este puede ser decisivo en estas elecciones.

Un nuevo estudio publicado en los últimos días por “America’s Voice”, una organización proinmigrante sin fines de lucro con sede en Washington, revela que “el electorado latino e inmigrante está creciendo, se está movilizando y está fuertemente influenciado por el debate migratorio.” Este y otros asuntos son temas que tendrán influencia al momento de ejercer nuestro voto.

Los creyentes no están inmunes de encontrarse atrapados en un debate sobre quién debe ser el próximo presidente. Me parece prudente y sensato averiguar qué creen y qué piensan los candidatos.

La Comisión de Ética y Libertad Religiosa de nuestra Convención (SBC Ethics & Religious Liberty Commission) ha producido una guía que presenta lo que cree cada partido sobre temas importantes. Esto sin hacer “comentarios” que puedan “influenciar” nuestro voto. La misma parece ser una guía balanceada para averiguar lo que los candidatos sostienen. Usted puede encontrarla en ivotevalues.com. ¡Le invito a que la examine!

Por otro lado, debemos cuidarnos de no caer atrapados en debates llenos de rencor e ira a punto de dañar nuestro testimonio y dividir nuestra lealtad a un reino que no es de este mundo. No estoy diciendo que no podemos tomar una posición clara en cuanto a identificarnos con un candidato. Lo que no debemos hacer es crear un sentimiento de hostilidad hacia otras personas por el sólo hecho de que no se identifiquen con el candidato de nuestra preferencia.

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Creo que allí yace un problema. No que los creyentes no deben votar. Por el contrario, es un privilegio poder hacerlo. Debemos estar comprometidos en hacerlo y ejercer nuestro derecho. Escoger al próximo presidente y a otros líderes es muy importante. Gente ha muerto para que nosotros podamos ejercer el privilegio del voto. Estamos agradecidos por vivir en un país en donde podemos disfrutar de muchas libertades y grandes privilegios. Sin embargo, todavía con todo y eso, es un “reino de este mundo”.

Existen tremendos desafíos para nuestra nación dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero estos desafíos lucen pálidos al comparase con la importancia del avance del Reino de Dios en nuestros días. El Reino de Dios tiene un mayor grado de prioridad y jerarquía para el creyente y nos debe impulsar a mirar más allá del próximo 4 de noviembre. ¿Qué le pasa al mensaje del evangelio si los creyentes pasamos la mayoría de nuestro tiempo debatiendo quién debe ser el ‘rey’ de un reino de este mundo en vez de estar guiando a la gente a buscar al Rey de reyes? Creo que eso no ayuda a la causa del evangelio. El ímpetu del compartir las buenas nuevas se pierde en medio de esa lucha.

Permítame ser claro. Los creyentes debemos ejercer el derecho a votar por quiénes ellos consideren correcto. Sin embargo, debemos estar convencidos que el reino más importante no es el reino de los Estados Unidos de América, pero el creciente Reino de Dios. No debemos dejar que el debate político domine nuestros pensamientos y nuestras palabras pensando que un candidato va a solucionar nuestros problemas. Al final, estos nos van a desilusionar, aún con las mejores intenciones.

¡Votemos! Hagamos que nuestro voto cuente.

Pero recordemos que es Jesús quién puede realmente sanar a nuestra tierra. Independientemente de quién gane las elecciones, la Biblia todavía sigue teniendo las respuestas para el corazón humano. La oración del justo todavía pude hacer mucho y funciona. El Espíritu Santo todavía sigue moviéndose en medio de Su pueblo y convenciendo al mundo de pecado. Todavía hay amplio espacio a los pies de la cruz para el cansado y el perdido. Cristo nos sigue amando igual. El Rey de reyes sigue salvando a pecadores. No importa quién gane, Jesucristo sigue sentado en el trono.
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Luis R. López es el Director de LifeWay Español de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn. http://www.LifeWay.com/espanol.