- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

EDITORIAL: En las ruinas de Corinto

[1]

NASHVILLE, Tenn. (BP)–En el momento en el que usted está leyendo este escrito, yo me encuentro visitando las ruinas de lo que fue la ciudad de Corinto en Grecia, pero en lugar de describir lo que observo a mi alrededor, cosa que haré en otra oportunidad, prefiero hablar hoy de lo que viene a mi mente en este momento.

Recuerdo que fue alrededor del año 50, durante su segundo viaje misionero, que Pablo fundó una iglesia en esta ciudad (Hechos 18: 1-17). Fue el profundo amor que sentía por esa congregación lo que le llevó a escribir la epístola de 1 Corintios para tratar los asuntos que estaban causando divisiones en la congregación. Todo parece indicar que Pablo hizo una segunda visita a esta ciudad y escribió otra epístola, que probablemente se perdió. Luego cuando Tito le llevó la noticia sobre los “falsos maestros” que estaban atacando a Pablo y su ministerio apostólico en la iglesia de Corinto, él escribió 2 Corintios en defensa de su apostolado y del mensaje que predicaba.

Siempre que visito los lugares que se mencionan en la Biblia, trato de imaginar cómo eran las cosas en los tiempos bíblicos. Corinto era una ciudad grande e importante para su época, y sus ruinas reflejan el auge financiero y cultural que tuvo la ciudad que está relativamente cerca de la ciudad de Atenas. En 1 Corintios Pablo fue capaz de fijar su mirada más allá de los problemas que existían en la joven congregación y estalla en alabanzas, usando un lenguaje que nos traslada a los desfiles de los generales romanos victoriosos, cuando regresaban de sus conquistas. En aquellos tiempos se honraba a los líderes militares victoriosos y a sus ejércitos, mientras caminaban por las calles y plazas de Roma mostrando los frutos y trofeos obtenidos en los territorios que habían conquistado. Incluyendo a los esclavos que traían.

Cuando Pablo escribe esta epístola a los cristianos de Corinto, él se veía a sí mismo como un objeto que había sido conquistado por Cristo, y ahora estaba marchando como un trofeo de la gracia, en el desfile victorioso del Señor. El desfile romano se caracterizaba por el olor del incienso que inundaba a toda la ciudad con su dulce fragancia. El apóstol compara ese incienso con el hecho de que los cristianos somos el “grato olor de Cristo”, cuya vida y sacrificio en la cruz dan una nueva vida a quienes se convierten y le reciben como Señor y Salvador. Antes de ser salvos, nuestras vidas no eran aceptables a Dios, en verdad despedíamos un “olor” nauseabundo por los pecados que llenaban nuestras vidas, pero ahora, tenemos el grato aroma de Cristo que ha transformado nuestras vidas y se esparce para propagar el Reino.

Contemplando las piedras esparcidas y las majestuosas columnas que aún se levantan desafiando al tiempo y a los elementos del clima y las tormentas, como un testimonio de lo que un día fuera una vívida y próspera ciudad, que vivía orgullosa de su riqueza, sus logros y su cultura, no puedo menos que recordar lo efímero que son los logros humanos. De aquella gente de Corinto que un día se consideró importante, no queda ni el recuerdo de sus nombres. Sin embargo hoy, a medida que los creyentes muestran a Cristo con sus vidas y actitudes, “el olor de su conocimiento” se extiende por todo lugar.

La agradable brisa, el despejado cielo y el acogedor sol de Corinto, me llevan a meditar en la seriedad y gravedad de nuestro ministerio, pues se trata de un asunto de vida o muerte. El encanto de la vida de Cristo en nosotros puede ayudar a llevarles a otros “olor de vida, o nuestras malas acciones y el callarnos el mensaje del evangelio, puede producir “olor para muerte”. Algunos de los que nos rodean, entre nuestros familiares y amigos rechazan a Jesús y perecen, mientras que la fragancia de Cristo atraerá a otros que recibirán una vida abundante y eterna.

[2]

El apóstol Pablo, al dirigirse a los cristianos que había en la iglesia que había fundado en esta ciudad de Corinto se sentía abrumado al reflexionar en la responsabilidad que implica participar en el ministerio de Cristo, es tan sublime el propósito y nosotros somos tan imperfectos que el apóstol reflexiona y dice: “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” Pablo se consideraba inadecuado para el ministerio del evangelio y estaba convencido de que sus credenciales y competencia venían de Dios. Por eso escribió: “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos”. Dios era el origen del mensaje de Pablo, porque ese mensaje era de Dios y era en Cristo que el apóstol recibía fortaleza para ministrar.

Moisés, Elías, Daniel, Eliseo, Josué y otros gigantes de la fe reconocieron lo mismo. Muchas veces Dios nos lleva a enfrentar tareas que van más allá de lo podemos hacer con nuestras propias fuerzas y capacidad, para que tengamos que depender de Él. El problema está cuando ignoramos esta situación y lo hacemos a nuestra manera y no a la manera de Dios. Eso fue lo que comenzó a ocurrir en la iglesia de Corinto y es lo mismo que hoy está ocurriendo en nuestras iglesias en América. El asunto no es cómo aplicar lo que estudié en la universidad o cómo aplicar las estrategias de mercadeo y del mundo de los negocios al ministerio de la iglesia, sino cómo doblar las rodillas y buscar en oración la dirección de Dios. No se trata de usar la experiencia, es asunto es usar la dirección del Espíritu Santo.

De Corinto solo quedan ruinas. Tal vez un día, muchas de nuestras hermosas ciudades solo sean montones de escombros, pues ya no construimos con piedras. Nuestros nombres se habrán ido al olvido, pero si fuimos capaces de irradiar el perfume de Cristo, habrá almas en la presencia del Rey regocijándose y alabando a nuestro Señor. Ocupémonos en las cosas que son importantes y dejemos a un lado las contiendas y el pecado. Busquemos la dirección de Dios en oración y pongamos a un lado las prácticas del mundo para hacer “crecer” a las iglesias. Las epístolas de Pablo a los corintios son un buen recordatorio de nuestra misión.
–30–
Óscar J. Fernández es el Editorial Project Leader para Leadership and Adult Publishing, en LifeWay Christian Resources en Nashville, TN, es además escritor independiente y estudioso de la Biblia. Su blog http://estudiandolabibliaconoscar.blogspot.com tiene seguidores de 20 países hispanos.