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EDITORIAL: ¡Enfrentando el nuevo año con la paz de Dios!

William Ortega


Nos encontramos en el comienzo de un nuevo año, 2021.  Ya hemos pasado la página del año 2020. Generalmente, en momentos como este uno piensa en dos cosas, cómo fue el año que ha terminado y qué anticipo para el año nuevo que ha llegado.  Para muchos la respuesta a estas preguntas es difícil de contestar por lo que vivimos en el año 2020 y la incertidumbre de lo que vendrá en el año 2021.   Todo se ha juntado, el impacto negativo del Covid-19, disturbios sociales, una temporada política extrema, pérdida de empleo, cierres de escuelas y empresas, amigos que experimentan hospitalizaciones por Covid-19, muertes inesperadas, pastores desanimados, familias con problemas financieros, etc.; todo eso ha traído desesperanza en el mundo. Pero, en medio de tantos desafíos y tragedias que está causando esta pandemia, empezamos a ver una luz al final del túnel y podemos tener un poco de paz porque la vacuna contra el Covid-19 ya es una realidad.   En los últimos 8 meses del año 2020, empresas como Pfizer y Moderna trabajaron contra el reloj para desarrollar una vacuna donde dicen que tiene una eficacia del 90-95%.  Realmente no lo sabemos, Dios quiera que así sea, pero muchos están aún sin paz y con el temor si se ponen la vacuna o no porque no se sabe con seguridad los efectos secundarios que produce. Además, otra preocupación que hay es que se ha encontrado una nueva variante del coronavirus (CEPA) que no sabemos con certeza lo letal que pueda ser; y si va a alterar o no la efectividad de la vacuna.

La buena noticia es que Dios ya nos ha dado una vacuna espiritual y que es más efectiva que cualquier vacuna humana, para vacunarnos contra las pruebas y tribulaciones que pueden afectar nuestro corazón y nuestra mente.  Esta vacuna es la “paz de Dios”.  Pablo dijo en Filipenses 4:7, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”.  Esto quiere decir que el pueblo de Dios puede tener tal confianza en el Señor que nuestras mentes estarán libres de ansiedad y ninguna tormenta nos abrumará.  Isaías 26: 3 dice: “Guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento está en ti, porque en ti confía”.   

Jesús también dijo en Juan 14:27, “La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.  Jesús nos habla aquí de dos clases de paz, una es la que Él da y otra la que da el mundo.  La paz que el mundo ofrece es superficial y pasajera, pero la paz que Dios ofrece es eterna, que es la paz interna del corazón.

También Jesús dijo en Juan 16:33, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Cuando Jesús dijo estas palabras se las estaba dirigiendo a un grupo de hombres y mujeres que estaban rodeados por un imperio romano hostil, agresivo, y que dentro de muy poco tiempo se iban a enfrentar con el imperio completo y con todo su emperador Nerón a las más cruenta, sanguinaria y desastrosa persecución.  Aquí Jesucristo nos da tres palabras claves para la vida cristiana: paz, confianza y victoria.  Jesucristo dice que en Él tenemos paz, y que vamos a estar rodeados, todos los que somos miembros del cuerpo de Cristo, los que formamos su iglesia, los que hemos sido bañados y cubiertos con la sangre de Jesucristo, vamos a enfrentarnos a un mundo que nos va a perseguir, a un mundo que odia la luz, a un mundo que no soporta la verdad; y las cosas a nuestro alrededor tienen un propósito, tratar de entrar a nuestro corazón, alterarnos y robarnos la paz interior que Cristo nos ha dejado.

Jesús dijo en Juan 14:1, “NO se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí”.  Si Jesús estuviera aquí en persona ahora mismo cenando con nosotros, navegando por la incertidumbre de la crisis del Covid-19, nos diría lo mismo. Él nos diría que no dejemos que nuestro corazón se turbe, sino que confiemos en Él. Quiere que confiemos en el futuro que ha planeado para nosotros junto con Él. Quiere que lo anticipemos con gran alegría. Debemos recordar que, como seguidores de Cristo, cualquier dolor y sufrimiento que experimentemos aquí en esta vida notablemente corta no se puede comparar con el gozo cada vez mayor que nos espera en la próxima vida con Cristo. Pablo dijo en Romanos 8:18, “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

Seamos creyentes o no, no se puede negar el impacto que esta pandemia está teniendo en la salud mental, el miedo, la depresión, la soledad, los sentimientos de aislamiento, las preocupaciones financieras y la seguridad laboral son solo algunos de los desafíos que enfrentan las personas. Pero para los que conocemos a Jesucristo como el Salvador y Señor de nuestras vidas, tenemos la seguridad de que, con Cristo en nuestras vidas, no importa que tan fuerte sean los vendavales de la vida, contamos con la seguridad de que Cristo está a nuestro lado, en Él tenemos la paz y tenemos la tranquilad.

Enfrentemos entonces este nuevo año con la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndonos a lo que está delante. (Filipenses 3:13, 4:7)

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  • William Ortega

    William Ortega sirve como Consultante de Plantación de Iglesias hispanas con la Convención Bautista de Carolina del Norte.

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