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EDITORIAL: Entendiendo la Voluntad de Dios

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HOLLYWOOD, Fla. (BP) — “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17 RVR1960).

Los Cristianos tenemos un deseo inherente por cumplir con la voluntad de aquel que nos compró con su sangre (1 Corintios 6:20), aquel a cual llamamos Señor (Romanos 14:8). No obstante, la tarea de discernir la voluntad de Dios para nuestra vida parece una labor difícil de lograr.

Sin embargo, el apóstol Pablo da por sentado que los creyentes deben de comprender cual es la voluntad de Dios de manera continua (Efesios 5:17b).

La pregunta que compete es ¿Cómo puede el Cristiano percibir, considerar y comprender la voluntad de Dios para su vida?

Para esto es necesario que consideremos todo el consejo de Dios. Debemos examinar este tema a la luz de las Escrituras.

Deuteronomio 29:29 nos muestra que “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.”

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Este pasaje nos ayuda a entender que Dios tiene una voluntad soberana secreta (i.e. un plan determinado, decretos ocultos al hombre), como el texto menciona “las cosas secretas” (v. 29a).

Esta voluntad secreta para cada persona o para cada suceso, solo es conocida por Dios (Cp. Hechos 1:7; Mateo 24:36; Marcos 13:32). Y solo la podemos discernir cuando dicha voluntad llega a su cumplimiento final (Cp. Hechos 2:23; 4:28).

Esta voluntad secreta o plan, no es accesible por medio de agoreros, encantadores o adivinos. De hecho, Dios esta en contra de tal atrevimiento y osadía al punto que lo enciende en ira (Cp. Levítico 20:6; 2 Crónicas 33:6).

No obstante, Dios habiendo tomado algunos de los planes secretos de su mente nos los ha expuesto y otorgado en su Palabra. Esta es su voluntad revelada (i.e. su Palabra escrita), “todas las palabras de esta ley” tal como asevera Deuteronomio 29:29b.

De esta manera entendemos como dijera el Rey David:

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Salmos 119:105).

Y como luego afirmara el sabio Salomón:

Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen (Proverbios 6:23).

Tal como también asevera la letra del Himno Bautista #146 “Santa Biblia para mí eres un tesoro aquí; Tú contienes con verdad la divina voluntad”.

La Biblia y sus mandamientos expresan la voluntad revelada de Dios (Cp. Salmo 40:8; Mateo 7:21). De esta manera entendemos que el hombre es responsable de obedecer cada palabra de la voluntad revelada de Dios (1 Juan 2:16-17).

De ahí la importancia en oír, leer, estudiar, memorizar, meditar y obedecer las Sagradas Escrituras.

Por ese motivo, cuando te encuentres tratando de discernir cual es la voluntad de Dios para una situación especifica, debes comparar dicho escenario con la instrucción de la Palabra de Dios y así sabrás si es la voluntad de Dios o no.

Por ejemplo si un joven esta tratando de discernir si es la voluntad de Dios el casarse con una jovencita incrédula que no comparte los mismos valores y prioridades espirituales que no son compatibles con la fe o el reino de Dios, la pregunta que debe hacerse es ¿Qué dice la Palabra de Dios al respecto?

La Biblia contesta:

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14).

Esto significa que no debemos unirnos o comprometernos con aquellos que no comparten los mismos valores Cristianos y que podrían afectar e influenciar nuestras decisiones morales y diligencias espirituales.

Por tanto, si queremos discernir la voluntad de Dios y hacer lo que le agrada (Colosenses 1:10), debemos meditar día y noche en la voluntad revelada de Dios (i.e. su Palabra escrita).

Las mismas palabras con las que el Señor instruyó a Josué son aplicables para nosotros hoy:

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Josué 1:8).

Los animo a que comprendamos pues, la voluntad de Dios para nuestras vidas, escudriñando su Santa Palabra y aplicando sus verdades.