- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

EDITORIAL: Fundamento bíblico para sembrar nuevas iglesias

[1]

NOTA DEL EDITOR: La siguiente es la segunda de una serie de seis partes acerca de la iniciación de iglesias en comunidades hispanas. Es un extracto de Cómo Sembrar Iglesias en el Siglo XXI, publicado en el 2002 por Casa Bautista de Publicaciones (Editorial Mundo Hispano), www.casabautista.org.

FORT WORTH, Texas (BP)–Todo esfuerzo para sembrar iglesias debe contar con un fundamento bíblico fuerte. Sembrar iglesias reproductoras en el siglo XXI es una tarea tan abrumadora y difícil que. Todo esfuerzo para sembrar iglesias debe contar con un fundamento bíblico fuerte. Sembrar iglesias reproductoras en el siglo XXI es una tarea tan abrumadora y difícil que tiene que estar basada sólidamente en la Palabra de Dios. Empezar una iglesia tiene que basarse en la Gran Comisión de Cristo y en los ejemplos que encontramos en la Biblia.

LA GRAN COMISIÓN

La autoridad. Con frecuencia comenzamos la Gran Comisión con las palabras “Id y haced discípulos” pero es de suma importancia que comencemos donde Cristo habla de su autoridad. “Toda la autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). Esto significa que ningún área, ni pueblo ni cultura se encuentra fuera de la esfera de su poder y autoridad; habiendo resucitado, ahora tiene autoridad sobre todo el mundo. Es importante notar que autoridad precede a mandato. Tenemos que acordarnos que el mandato no es dado por alguien que tiene la ilusión de que de alguna manera podremos cumplirlo. Procede del Cristo resucitado, exaltado y lleno de poder quien puede brindar todos los recursos que se necesitan para cumplir su mandato.

El imperativo. Después de aclarar que él tiene toda autoridad, Jesús dio su mandato misionero: “yendo haced discípulos”. En el griego, las palabras “yendo, bautizándoles y enseñando” son participios, verbos auxiliares. El imperativo, el mandato (matheteusate) es haced discípulos. Al diagramar la oración se ve así:

HACED DISCIPULOS

[2]

El mandato de Cristo incluye más que conseguir decisiones (que es el punto de partida). Hacer discípulos incluye guiar a las personas a recibir a Jesús como Salvador y Señor, incluye llegar a ser una parte integral de su iglesia como seguidores, aprendices y obreros de por vida, abocados a la tarea de extender su reino.

El alcance (“Haced discípulos a todas las naciones,” Mat. 28:19). La expresión en griego traducida “todas las naciones” es “ta ente” de la cual se deriva la palabra “étnico”. Esto significa que todos los grupos de personas necesitan ser alcanzados con el evangelio y ser discipulados. A fin de implementar el mandato, los seguidores de Cristo han de extenderse fuera de sus propios límites: linguísticos, sociológicos, raciales, culturales, religiosos, ideológicos, generacionales y geográficos. Otra manera de decirlo es que las iglesias necesitan ser sembradas entre todos los segmentos de las sociedades del mundo. Cada barrera al evangelio necesita ser superada por medio de establecer iglesias que estén cerca, no solo en un sentido geográfico sino también social, de los que no asisten a una iglesia.

La promesa. Al mirar los capítulos 16 y 28 de Mateo, encontramos dos promesas poderosas y reconfortantes.

La primera, Jesús promete edificar su iglesia. En Mateo 16:18, Jesús afirmó: “…edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Resulta claro por lo que dice este pasaje que el establecimiento y la expansión de la iglesia son, ante todo, una tarea divina. Jesús ha prometido edificar su iglesia, y nunca hizo una promesa que no podía cumplir. Es también muy importante notar que la imagen que Jesús da de su iglesia no es una de sobrevivir poniéndose a la defensiva del enemigo, sino una que agresivamente destruye los baluartes del enemigo y rescata al ser humano con el evangelio de salvación. Jesús prometió edificar su iglesia.

La segunda, Jesús promete estar con sus seguidores al obedecer ellos su mandato: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Jesús ha prometido estar con sus discípulos y con su iglesia hasta el final de los tiempos. La promesa se aplica para todos los tiempos. No habrá una época cuando no esté con sus seguidores que están cumpliendo su voluntad y obedeciendo su mandato. No solo estará presente sino que lo estará para guiar a sus seguidores en la tarea que les ha mandado hacer. La expresión “hasta el fin del mundo” nos asegura de que no revocará su mandato hasta haber logrado su propósito. También nos da la seguridad de que no habrá momento cuando no esté con sus discípulos. Su iglesia ha pasado por muchas épocas de prueba en su larga y ardua historia, pero sus verdaderos seguidores nunca carecieron de su presencia. Veamos las maneras como las palabras “todo, toda, todas” son usadas en la Gran Comisión. Toda autoridad, todas las naciones, todos los mandatos y todo el tiempo. En otras palabras, aquel que tiene toda la autoridad nos manda hacer discípulos de todos los grupos humanos, enseñándoles todas las cosas que nos ordenó, y él estará con nosotros todo el tiempo.

Los discípulos, ¿cómo hacían discípulos? Los hacían estableciendo iglesias. Los discípulos, sin duda, pensaron en la manera como Jesús los había discipulado a ellos. Les había anunciado el mensaje del reino, les había invitado a seguirle, había dedicado tiempo a instruirles, orando con ellos, teniendo comunión con ellos, y luego enviándolos a hacer discípulos. Por lo tanto, cuando los discípulos se dedicaron a la obra de implementar el mandato de Jesús, pensaron no solo en comunicar el mensaje sino en reunir a los creyentes para que formaran una comunión fraternal en la que los creyentes pudieran seguir creciendo espiritualmente.
–30–
Daniel R. Sánchez es profesor de misiones en el Seminario Teológico Bautista Southwestern donde además sirve como vicedecano, maestrías y director, Instituto Scarborough de Iniciación de Iglesias Y Crecimiento en la Escuela Roy Fish de Evangelismo y Misiones.