“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.” (Génesis 50:20)
LAUREL, MD (BP) — Muchas personas llevan hoy cicatrices de heridas que experimentaron años atrás. Estas cicatrices son tan profundas, para algunos, que nos están paralizando y robándonos del “gozo” que Dios quiere que tu tengas. . Estas cicatrices, para mencionar algunas, son la cicatriz del abuso sexual, la cicatriz del abuso domestico, la cicatriz de no poder tener hijos, la cicatriz que dejó un Padre que te abandonó, la cicatriz del uso de drogas, la cicatriz de vivir en una familia disfuncional, la cicatriz de un pasado divorcio, la cicatriz de algún “aborto” en el pasado, la cicatriz que dejó un estilo de vida promiscuo.
La Biblia habla también de personas que tuvieron heridas profundas. Uno de éstos lo fue José, el hijo de Jacob. El venció un pasado muy doloroso. El creció en lo que hoy llamaríamos “familia disfuncional.” El favoritismo abundaba y el odio era un plato favorito. Un día, los hermanos de José lo capturaron y lo echaron en una cisterna, y aun hablaron de matarlo. Su hermano Rubén les convenció de no matarlo pero de venderlo a una compañía de mercaderes que iban hacia Egipto.
Como el espacio esta limitado quiero presentarles los tres puntos mas importantes que les pueden ayudar a tomar los pasos iniciales para hacer paz con su pasado.
Primero, José practicó el perdón. El verdadero perdón esta basado en que alguien pagó el precio porque la acción ofensiva de otro hacia mí fue real. José sufrió la separación de su familia por la acción colérica de sus hermanos. Dos cosas importantes que ayudó a José a perdonar a sus hermanos. El reconoció que lo que los hermanos le hicieron era pecado. Tienes que llegar al punto en tu vida de reconocer que las heridas/cicatrices que tienes es resultado del pecado. Pero José también reconoció la Soberanía de Dios obrando a través de sus problemas pata cumplir con la voluntad de Dios.
Segundo, José escogió vivir en el presente. Es muy fácil, cuando uno tiene tantas dificultades, que no olvidamos el pasado. Muchas personas toman la decisión de vivir pensando “lo que sería” en vez de “lo que es.” Cuando piensas de esa manera pierdes el “Gozo” de vivir sirviéndole al Señor en el presente. En cada momento de la vida de José podemos ver como el decidió vivir en el presente. En cada dificultad que enfrento José Dios estaba desarrollando su carácter. Mire esta progresión de eventos en la vida de José. Los hermanos lo vendieron a una compañía de Mercaderes y se lo llevaron como esclavo a Egipto. Allá, lo compro Potifar. Con el tiempo, lo puso encargado de su casa. Después, en la cárcel, lo pusieron encargado de todos los prisioneros. En cada responsabilidad, José hacía el mejor trabajo para Dios no pensando en las dificultades del pasado pero viviendo la realidad del presente y confiando siempre en la Soberanía de Dios.
Tercero, José no permitió que las circunstancias moldeara su vida. Terminamos viendo lo que Dios hizo en la vida de José, sobre un período de 20-25 años, en una nueva cultura, solo y sin ningún familiar. Abandonado por sus hermanos; su padre, Jacob, vivió por años pensando que José había sido devorado por una bestia salvaje.
Mire como cada cosa “mala” que le pasó a José “obro para bien.”
— Si no hubieran vendido a José como esclavo nunca hubiera llegado a Egipto.
— Si José no hubiera estado en Egipto nunca hubiese sido puesto como cabeza de la casa de Potifar.
— Si José no hubiera sido puesto como cabeza de la casa de Potifar nunca hubiese sido calumniado por la esposa de Potifar.
— Si José no hubiera sido calumniado por la esposa de Potifar nunca hubiese ido a la cárcel.
— Si el no hubiera estado en la cárcel no hubiera interpretado el sueño del copero.
— Si el no hubiera interpretado el sueño del copero nunca hubiera interpretado el sueño del Faraón.
— Si el no hubiera interpretado el sueño del Faraón, Egipto nunca hubiera estado preparado para los 7 años de hambre.
— Si Egipto no hubiese estado preparado para los años de hambre, muchos Egipcios hubiesen muertos — también la familia de José hubieran muertos.
— Y si José y sus hermanos hubieren muertos nunca hubiera un Israel y, por lo tanto, no hubiéramos tenido un Mesías.
Las heridas y cicatrices del pasado que llevas en tu vida hoy Dios las puede usar para bien. La vida de José es evidencia que demuestra como Dios usa las circunstancias mas malas para transformar nuestras vidas en algo útil y valioso. No permitas que estas heridas te paralicen y te roben el gozo de servirle a Dios.