SAN ANTONIO, Texas (BP)–Es interesante ver como la experiencia personal en veces ilustra la realidad espiritual. Recuerdo que durante mi juventud, teníamos solo una televisión monocroma en nuestra casa, pero con una característica bastante peculiar. La pantalla estaba tan gastada por años de uso—mi papa compro la televisión usada—que solo se podía ver después de bajar el sol. Mientras el sol brillaba la televisión nos era inútil.
Digo que en veces la experiencia ilustra la vida, y creo que así lo es. Hoy en día mi experiencia, y la de casi toda nuestra sociedad es muy diferente. Con la proliferación de los medios electrónicos, nuestro problema no es que no tengamos acceso al entretenimiento y las noticias del día. ¡La realidad es que tenemos más de lo que necesitamos!
Solo hay que encender el televisor para encontrar por lo menos cien canales y quizás mas dedicados a mantenernos embobados hora-tras-hora viendo lo que mí padre llamaba “él monstruo de un ojo.” Pero, si bien tiene un ojo, la televisión también es como la Hidra en esteroides, repleta de “cabezas hablantes.” De joven, la programación en muchas áreas del país solo comenzaba en la tarde pero hoy en día su programación es 24 horas al día, siete días a la semana. No me malinterpreten. No anhelo regresar a tiempos anteriores pero si creo que esta nueva realidad hace necesario dar una advertencia.
Con el crecimiento de las noticias en la telecomunicación y las ondas radiales, también ha crecido el número de supuestos expertos y analíticos que claman por nuestra atención. Tanto en ingles como en español estaciones de cable como CNN, Telemundo, MSNBC, Univisión, Fox News, junto con las tres grandes estaciones, ABC, CBS, NBC buscan mantener nuestra atención con alertas impactantes a cada momento. Las noticias son un grande negocio hoy en día y no deberíamos estar en ignorancia de su significado.
No que no es importante estar informados pero a menudo las noticias cargan mas que el reportaje de lo que paso. Casi todo reportaje trae su propia agenda política y por eso es necesario dejar que la luz de la Palabra de Dios ponga en perspectiva correcta el clamor de las voces “públicas.” Debemos estar tan saturados por el conocimiento básico de la Biblia, que prácticamente rinde el hipérbole político inútil.
Seriamente, debemos preguntarnos si tomar el tiempo para estudiar y entender los grandes temas de cada libro de la Biblia puede ser de provecho para nuestra madurez cristiana. Hace poco tuve la oportunidad de enseñar la escuela dominical en mi iglesia. El maestro cedió su tiempo para dejarme desarrollar un bosquejo temático de las cinco enseñanzas mayores de Cristo Jesús en el Libro de Mateo. Básicamente son El Sermón del Monte (caps. 5-7), la comisión de los doce discípulos (cap. 10), las parábolas del reino (cap. 13), instrucción sobre relaciones entre discípulos (cap. 18), y el Sermón del Monte de los Olivos (caps. 24-25).
Cualquier Biblia con las palabras de Jesús en rojo revela esta estructura temática. Pero sobre todo vimos como cada enseñanza de Jesús impactaba una área específica de la vida cristiana; por ejemplo, su relación personal con Dios, su responsabilidad de evangelizar al mundo, su necesidad de crecer en conocimiento, la importancia de tratarnos con amor y respeto entre hermanos en Cristo, y la seriedad de estar preparados para resistir las pruebas del mundo incrédulo.
El Evangelio de Mateo enseña, entre muchas otras cosas, que Jesús equipó a sus seguidores para que no fueran como ciegos guiando a ciegos en peligro (Mateo 15:14). Las enseñanzas de Jesús eran preparatorias para todo lo que sus discípulos experimentarían después de su partida. Dar ese estudio fue como revivir de nuevo mi juventud. Por ese breve momento parecía ser que la luz inefable de la Palabra de Dios esclareció en mi mente y corazón, y las voces del mundo disminuyeron en volumen.
La clase se quedo queriendo escuchar más.
La realidad es que el comentario político inunda casi toda programación y tanto más con las elecciones presidenciales por venir. Es en esta área de la vida que nuestras decisiones, como votamos, que persona respaldamos, pueden tener un impacto enorme para el bien o el malestar social. Y por esta razón debemos filtrar todo lo que oímos a través de la sana doctrina.
Sin duda, todos tenemos televisores y radios que funcionan muy bien, y allí esta el detalle. No que nuestros aparatos electrónicos no trabajan y, careciendo de la opinión del mundo, no tengamos mas que hacer que leer la Biblia. Pero que teniendo acceso a tantas voces por las ondas electrónicas no hallemos tiempo para escuchar la voz de Dios. Optemos, como Maria la hermana de Lázaro, por la porción mejor. Recordemos que la instrucción bíblica es útil para nuestra instrucción y más. Aprendiendo nosotros como dividir bien la Palabra de vida podremos enseñar a otros también (2 Timoteo 3:16; 2:2).
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Rudolph D. González es el decano de la Southwestern Baptist Theological Seminary William R. Marshall Center for Theological Studies, San Antonio, Texas. Estudios hispanos, Southwestern Baptist Theological Seminary: http://www.swbts.edu/hispanicstudies/sp/.
