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EDITORIAL: Jesucristo sigue siendo la única esperanza

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En medio de un mundo de incertidumbres, dificultades, y sufrimientos, Jesucristo sigue siendo la única esperanza suficiente para toda etapa de la vida e historia de la humanidad. El evangelio es las buenas noticias a través del cual se puede interpretar absolutamente todo. Aunque siempre habrá cambios, retos, y reacciones en asuntos humanos, el constante para el Cristiano sigue siendo el mismo. Jesucristo no cambia y toda nuestra vida se define por y para El.

Hace poco en un grupo de pastores me preguntaban en manera espontánea acerca de las iglesias y obra denominacional en estos tiempos. Con asuntos importantes y retos a resolver en nuestras vidas, familias, iglesias, y denominación se abría la posibilidad de mencionar muchas cosas variadas. En manera sencilla recordé asuntos primordiales en esta y todo era de la historia para los creyentes y Su Iglesia. Mencioné tres áreas que son el centro, fundamento, y enfoque continuo que nunca deben faltar:

Nuestra relación con Jesucristo: El amor de Dios expresado a través de Jesús sigue siendo la necesidad imperiosa para el alma humana. La gran tentación es que después que conozcamos al único Salvador seamos negligentes en continuamente crecer en esa gracia. Si nos enfriamos espiritualmente o descuidamos ese primer amor se afecta toda nuestra vida. Todo Cristiano tendrá las luchas y tentaciones del alma en un mundo caído. Mantener nuestro primer amor hacia El es primordial. Somos llamados a crecer en Su gracia y conocimiento. Esto tiene que ver con esa relación basada en la verdad de Su Palabra. El es la fuente de todo lo que el alma necesita. Si otras personas, asuntos o cosas toman ese lugar nos debilitamos en toda manera comenzando espiritualmente. El fruto del Espíritu nace y es nutrido por medio de esa relación. Si queremos ser más como Jesús debemos crecer continuamente en esa relación con El. Sí, podemos y debemos disfrutar los deleites de estar en Su presencia como estuvo María, antes de estar ocupados para El como lo expresaba Marta. Esa inversión de prioridad le produjo preocupación y afán aun dentro de cosas buenas que intentaba.  De esa relación íntima con Jesús viene el poder y fortaleza para servirle y la paz y consuelo al pasar las pruebas. El nos sostiene por Su gracia cuando somos débiles. Su Presencia por Su Espíritu en nosotros nos guía, aconseja y cuida. Podemos vencer y tener victoria a pesar de todo porque estamos en Cristo. Tenemos la vida, la vida en abundancia, y vida eterna en El. Jesus es el centro y Señor de Su iglesia.  Al juntos congregarnos para adorarlo nos animamos en buscar más de El y experimentamos Su presencia en manera especial.  Anhelamos el cielo no solo por sus bellezas y beneficios sino para pasar la eternidad con Jesucristo. Sigamos disfrutando y desarrollando nuestra relación con Jesus sobre todas las cosas como el centro de nuestra vida y la iglesia.

La Palabra de Dios: Dios nos ha dado esta revelación escrita en la Biblia para nuestro uso, edificación y bien. En ella encontramos toda la verdad necesaria para nuestra vida y Su iglesia. Purifica nuestra mente y es el fundamento sobre el cual edificar una estructura sólida para armar la vida y Su iglesia. Cuando Dios quiere hablarnos siempre será en base a Su Palabra y la verdad que nos muestra. Entre tantas mentiras que quieren desviarnos de Dios y Su voluntad la Biblia nos aclara y guía en lo que El desea y bendice. Desde el comienzo de la creación el enemigo quiere hacer que el ser humano dude la Palabra de Dios. Al mismo Jesús lo tentó en estas maneras usando medias y mal aplicadas verdades de las mismas Escrituras. Su arma es introducir la duda y sembrar una semilla de mentira que infecta, engaña, y corrompe. Estas mentiras solo se exponen y desarraigan con la Verdad de Dios. Todo pecado y atadura consecuente comienza por desconocimiento y desobediencia a las verdades de Su Palabra. De igual manera la Palabra de Dios es poderosa para penetrar y hacer su obra eficaz y completa en nosotros. Si aprendemos y nos disciplinamos a continuamente mantener nuestra mente, voluntad, y emociones en Su Palabra somos hecho libres por Su verdad. Cuando vienen las amenazas, pruebas, y sufrimientos encontramos la paz, consuelo, y seguridad de Dios hablándonos con Su Palabra. Aunque todo puede aparentar desmoronarse lo que nunca fallará es la fidelidad de Dios mostrada y declarada a través de Sus promesas y Palabra. Es el alimento espiritual necesario para vivir en la voluntad de Dios. Al congregarnos El usa los dones de Su iglesia para recordarnos, redargüirnos, corregirnos, y edificarnos con la exposición y estudio de la Palabra. Realmente nos necesitamos el uno al otro en la familia de Dios para mantenernos saludable y creciente al mutuamente ministrarnos con Su Palabra. El lo diseñó así para nuestro bien. Toda la vida podemos y debemos dedicarnos y hacer prioridad crecer en este conocimiento y obediencia a Su Palabra. Al hacerlo no solo somos bendecidos de sus beneficios, sino que vivimos en la verdad que nos dio para Su gloria.

El realizar la Gran Comisión: Dios siempre está desarrollando Su Misión en este mundo. Nos ha incluida en ella por la Gran Comisión que nos dio. Jesucristo fue muy claro en resumir el propósito que tiene para cada seguidor de El y Su iglesia. No es ser solamente consumidores de Su gracia y bendiciones sino participantes y colaboradores activos en esa Misión. Somos enviados a través de la vida entera para continuamente cumplir ese propósito y Misión. Guiados por Su Espíritu y Palabra toda oportunidad y experiencia de la vida se convierte en ser parte de esa Misión de Dios en y a través nuestro. Encontramos razón de existir al glorificar a Dios a través de ella sea en nuestra vida, familia, iglesia, o expresiones del reino de Jesus. Al no ser así nos desenfocamos de lo que Dios quiere y puede hacer a través nuestro para que el mundo conozca Su salvación y gloria. Sea en relaciones cercanas, movimientos diarios, esfuerzos concertados, culturas diversas, o lugares alejados todos son maneras y parte de como Dios quiere usarnos junto a Su iglesia. El nos incluye en ese avance del evangelio y Su reino. Tiene que haber acciones de obediencia continua en hacerlo. No basta solamente considerar, estudiar, y equiparse en aspectos de esa misión, aunque sea importante hacerlo. Las convicciones tienen que ser vividas y expresadas en cumplir la misión. Hay que orar por personas, comunidades, ciudades, etnias, y países para que conozcan a Jesucristo a través del evangelio. Solo Dios puede hacer la obra de salvación en las personas. Pero hay que hacer lo que Jesus modeló al venir a este mundo e ir a personas quebrantadas por el pecado con el mensaje de arrepentimiento y salvación en Su persona. Su vida y ministerio fue esa expresión de la Misión de Dios. Nos dejó el modelo de hacer discípulos mientras cumplía la Misión. De esta manera ellos captaron, aprendieron, y fueron marcados con el ADN de vivir en misión. Después de adorarle los envió a realizar esta Gran Comisión con la promesa de Su poder y presencia cumplida en el Espíritu Santo. El evangelio ha corrido desde ese entonces a través de personas que cumplen la Gran Comisión. Ha llegado a nuestras vidas en esa cadena armada por Dios. Podemos ser un enlace más que junto con otros seguimos dando a conocer la gloria de Dios en esta manera.

Cada iglesia es llamada a cumplir esta Gran Comisión y mientras trabajamos en unidad y cooperación ese evangelio sigue alcanzando a vidas en el mundo entero. Como Bautistas del Sur cumplimos esa misión juntos en cooperación y unidad en muchas maneras apoyadas por el Programa Cooperativo. Ser iglesias locales compuestas de miembros que aman a Jesus, se mantienen en la verdad de Su Palabra obedeciéndole y sirviéndole, y que buscan maneras de evangelizar y hacer misiones es el reto de cada generación. El enemigo trata de desenfocarnos y desunirnos. Hay que prevenir, corregir, y edificar estando alertados por Su Palabra. El mundo, y por ende nuestras vidas, seguirán cambiando apresuradamente con todos los retos. Creo firmemente que mientras enfoquemos y sigamos unidos en esenciales primordiales como estos nos mantendremos firmes en esa fe Bíblica mientras somos parte de la Misión de Dios en ese avance del evangelio y reino hasta la venida de Jesucristo. Podremos ver a Dios obrar en nuestras vidas y Su iglesia para Su gloria. Adelante en fe que Dios está dándonos grandes oportunidades de creerle, seguirle, y servirle unidamente. ¿Estamos dispuestos?

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“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” (Efesios 3:20-21)