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EDITORIAL: Jesús murió por ellos


NASHVILLE, Tenn. (BP)–La impopular ley migratoria dictada por el estado de Arizona ha polarizado, en cierta forma, a la familia hispana. ¿Impopular? Justo aquí comienza el debate. Yo creo que esta medida, que no es más que una acción política, ha olvidado las profundas raíces que tiene el problema.

Es cierto que “legalmente” nadie tiene el derecho de entrar en un país sin cumplir los requisitos migratorios establecidos. Esa es la ley, y cada nación tiene el soberano derecho de establecer sus leyes. Pero hay una “ley” no escrita que es, en cierta forma, moral. Los habitantes de los países pobres, desean que sus hijos y sus familias vivan mejor.

Recuerdo de cuando era niño, en el “Día de los Reyes Magos”, siempre corría a buscar por toda la casa, la “bicicleta” que había pedido. A pesar de que yo hacia lo indecible y que obtenía calificaciones excelentes en la escuela, como mis padres eran sumamente pobres, nunca “los Reyes Magos” pudieron cargar con mi bicicleta.

En las mañanas del día seis de enero, todos los chicos salíamos de nuestras casas para encontrar que el hijo del dueño de tal o cual negocio, era el único que había recibido una flamante bicicleta, a pesar de no estudiar y ser en mal alumno en la escuela. Esto nos frustraba a todos y nos parecía injusto, pero nos conformábamos con tratar de ser amistosos con aquel muchacho “pesado” para tener la oportunidad de a lo menos dar una vuelta en su bicicleta nueva.

El problema migratorio, en cierta medida se me parece a aquellas mañanas del “Día de los Reyes”. Vivimos en la nación más rica y poderosa del mundo y tenemos vecinos que son sumamente pobres. Hay un desequilibrio social y económico muy grande y las aspiraciones de bienestar no reconocen fronteras ni leyes migratorias. Yo creo que para resolver el problema de los que vienen ilegalmente a este país, tenemos que ayudar a resolver los problemas económicos que enfrentan aquellos que vienen dejando atrás sus países, y ayudar a erradicar la corrupción administrativa, la falta de respeto y el abuso a los ciudadanos simples que existen en muchos lugares del mundo.

Se usa como pretexto el problema de “las drogas” y parece que todos los hispanos que entraran de manera ilegal a nuestro país, fueran contrabandistas de drogas. Yo he conocido a cientos de ilegales y ninguno de ellos tenía algo que ver con las drogas. Pero déjeme hacer una reflexión un poco más impopular: Si no hubiera personas que usaran las drogas, nadie las vendería o las entraría a este país. Es un delito consumir o usar drogas, ¡está regulado por la ley! ¿Por qué no se lanza una campaña o se dicta una ley para que la policía pare en la calle a todos aquellos que parece que han consumido drogas? ¿O por qué no se le hace un examen de la sangre a todo el que sale de un cabaret para comprobar si ha consumido drogas?

¿Sabe por qué? Entre otras cosas, porque mucha gente muy poderosa, influyente y con dinero está entre los que usan las drogas prohibidas. El tono sube en la discusión y se alega el tema del “terrorismo” y claro está que este es un tema candente y muy sensitivo. Pero hágase esta pregunta, y sea honesto al responderla. ¿Cuántos hispanos indocumentados han sido detenidos o procesados por terrorismo? Me parece que los únicos procesados por “espionaje” y no terrorismo han sido un grupo de cubanos y un par de portorriqueños que estaban espiando para el gobierno de Castro, y estos son los únicos hispanos que no tienen “ilegales”. Los portorriqueños porque son norteamericanos por nacimiento y los cubanos por la llamada Ley de Ajuste Cubano. ¿Y de dónde vienen entonces los terroristas? ¡De los países árabes! Pero no he visto que en New York estén considerando lanzar una ley para parar en la calle a todos los que parezcan árabes para verificar si son o no terroristas. Y si lo hicieran, esto sería una injusticia y una “tontería”.

Y nosotros los cristianos, o los que decimos serlo, ¿Qué posición debemos adoptar? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué dice la Biblia al respecto?

Jesús enfrentó una situación no menos difícil y su respuesta nos da la solución a este conflicto: Debemos dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Dijo también el Señor que: “Debemos amar al prójimo como a nosotros mismos” y considero que esto nos ayuda a asumir una posición. Pienso que debemos dejar que los legisladores legislen, y cuando no estén cumpliendo la función para la que los elegimos, podemos expresar nuestro punto de vista y revocar la confianza que depositamos en ellos.

Al mismo tiempo, considero que es nuestro deber y obligación mostrar nuestra compasión y amor cristiano por nuestros semejantes, y los ilegales son también nuestros semejantes. Es injusto que las autoridades cacen ilegales como si se tratara de conejos. El respeto a la vida humana está garantizado en nuestra constitución, así como los llamados derechos humanos que amparan a todo el que este en este país, sea ciudadano o no. ¡No digo beneficios! Digo derechos, pues eso es lo que proclama nuestra nación. Es correcto que no se le dé algo a quien no tenga derecho a recibirlo, pero la libertad y el respeto hay que garantizárselo al que viva en nuestro país, sea legal o sea ilegal.

En la Biblia se llama al pueblo de Israel, que es el pueblo de Dios, a respetar al extranjero. Nosotros que ahora somos parte del pueblo de Dios por el sacrificio que hizo Cristo por nosotros en la cruz, también debemos de amar y respetar al extranjero y a propósito, Cristo también murió por ellos.

Tal vez en Arizona han ido más lejos de lo que debieran. ¿Qué pensarán los nativo-americanos que viven en aquel estado en las reservaciones indias? Es posible que esta sea una oportunidad para que los cristianos de allá muestren el amor de Cristo. De seguro constituye un desafío para los hispanos cristianos de aquel lugar y pienso que muchos deben sentirse humillados cuando por tener diferente el color de la piel y las facciones del rostro son parados en la calle para verificar su “legalidad”.

Las fuerzas progresistas han comenzado a boicotear al estado de Arizona. Ya he leído de varias organizaciones que han cancelado eventos que había programado celebrar en ese estado. Estoy seguro que a la corta o a la larga la presión económica y política va a hacer que esa impopular ley se modifique. Lamentablemente el daño ya está hecho y el efecto y la presión sobre los jóvenes y los niños en las escuelas abrirá heridas difíciles de cicatrizar. Pienso que estamos llamados a mostrar nuestro amor y compasión por esos que vinieron buscando mejorar su condición económica, trabajando con honestidad y que se vieron forzados a quebrantar la ley para venir al “paraíso” por la imposibilidad de obtener una visa. Tal vez fuera bueno que los políticos le buscaran una solución al problema que fuera justa y que tuviera en cuenta que ser pobre no es un delito ni una opción. Los que vivimos en la nación más rica del mundo, si somos cristianos, tenemos la obligación, de a lo menos, mirar con compasión a los que viven en los países más pobres del mundo. Si no lo sabía, entérese: Jesús ama a los ilegales y también murió por ellos.
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Óscar J. Fernández es el Editorial Project Leader para Leadership and Adult Publishing, en LifeWay Christian Resources en Nashville, TN, es además escritor independiente y estudioso de la Biblia. Su blog http://estudiandolabibliaconoscar.blogspot.com tiene seguidores de 20 países hispanos.

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