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EDITORIAL: La Comunidad Hispana y la ansiedad


HOLLYWOOD, Fla. (BP) — El afán y la depresión se encuentran entre los problemas sociales más prominentes de la comunidad Hispana en los Estados Unidos, particularmente entre la primera generación de inmigrantes. Estos tienen que enfrentarse con una cultura diferente, un idioma diferente, un mercado laboral diferente, estatus migratorio, asuntos familiares entre muchos otros factores de estrés.

De esta manera, el afán es un enemigo predominante para la salud espiritual, mental y física de los Hispanos.

Sin embargo, el consejo sabio de la Palabra de Dios nos dice: Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios (Filipenses 4:6).

La palabra “afanosos” viene del Griego [merimnáte], el cual nos habla de inquietudes y distracciones que te jalan en diferentes direcciones y una persona de forma figurada se parte en pedazos.

Dicha palabra conlleva la idea de estar lleno de cuidados, por algo o por alguien, preocupaciones, problemas, pensamientos, angustias por diversas metas y expectativas, provisión, etc.

Este enfoque permanente en dichos “cuidados” tiene la capacidad de quebrarnos  de una manera espiritual, mental, emocional y física, al punto de hacernos colapsar.

No obstante, el sabio consejo de la Escritura es que no debemos estar ansiosos por nada y esto a manera de un compromiso a largo plazo.

En el Nuevo Testamento “Por nada” viene del Griego [medén]. Este adjetivo acusativo se lee “ni siquiera por una sola cosa”.

La Reina Valera de 1960, lo pone de esta manera: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Observa que dice que no debemos preocuparnos “por nada” (i.e. ni siquiera por una sola cosa).

Mas bien, deberíamos entregar nuestras preocupaciones en oración delante del trono de Dios con una actitud de agradecimiento (1 Tesalonicenses 5:17, 18).

Esto significa que después de orar y entregar nuestra petición a nuestro Padre Celestial, no debemos olvidar de darle gracias, descansando en que El tendrá cuidado de lo que le pedimos.

El Apóstol Pedro nos recuerda: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1 Pedro 5:7)

Te animo a que hoy mismo le entregues tus preocupaciones en Sus manos y a que confiadamente le agradezcas por el cuidado que solo El en su poder infinito te puede brindar.

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  • Por Peter Citelli

    Peter Citelli es el Presidente del Compañerismo de Iglesias Hispanas para el Gulf Stream Baptist Association y el Pastor de la Iglesia Bautista Miramar en West Park, Florida.

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