
NASHVILLE, Tenn. (BP)–¡Vivimos tiempos cambiantes! Escuchamos noticias que pueden alarmar y desalentar a muchos. Sin embargo, la iglesia puede avanzar, sacar provecho de muy buenas oportunidades y ganar terreno al enemigo en estos días. En un mundo cambiante, en que todo fluye, los presupuestos fluctúan, reformas se producen, gente busca valores a los que aferrarse, se producen muchos cambios para bien o para mal. En gran parte, mucho depende de la actitud que tengamos al enfrentar la crisis.
Jesús dijo en Juan 5.35 “El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.” Ante una crisis tenemos dos opciones: o nos atemorizamos y deprimimos al verla de manera pesimista sólo como una señal de peligro fatal, o nos decidimos a enfrentarla con fe y esperanza. Hoy, la iglesia en Norteamérica puede sacar mucho provecho de las oportunidades que la actual situación ofrece. En otras palabras, la actual crisis puede convertirse en oportunidades para crecer, examinar algunas cosas que hacemos y plantearnos ajustes que nos permitan buscar y obedecer a Dios de una manera más real, audaz y personal. Estadísticas recientes señalan que la gente hoy en nuestro país está asistiendo más a los servicios religiosos en busca de respuestas. La situación económica está haciendo a muchos buscar a Dios.
A través de la Biblia vemos como Dios obró en medio de muchas crisis para atraer a Su pueblo a una relación más cercana con El. Hombres como Abraham, Moisés, José, Daniel , David y muchos otros salieron fortalecidos en momentos de crisis cuando las vieron como una oportunidad para glorificar a Dios. Un dato curioso es que en el idioma chino, la palabra “crisis” se compone de dos ideogramas: weiji. W?i se traduce como “peligro” y J? que se puede traducir como “chance” u “oportunidad” según el diccionario chino-español de Chino-China.com. Un antiguo proverbio dice: “los tiempos duros crean héroes.” Los hijos de Dios, debido a que contamos con la presencia poderosa del Espíritu Santo, podemos avanzar en tiempos cambiantes y desafiantes.
En primer lugar, la crisis actual ofrece muchas oportunidades para que la iglesia alcance a las personas con el evangelio. Hoy, mucha gente está buscando respuestas más sólidas y congruentes que simples argumentos políticos. La necesidad es también una excelente maestra. El mundo cuestiona sus propias creencias. La presión financiera ha hecho que la gente estée más abierta a considerar otras opciones. Aprovecehemos esta coyuntura histórica para compartir más de Cristo con los niños, jóvenes y adultos. No es tiempo de encuartelarnos pero de salir y proclamar el evangelio.
Por otro lado, la criss también ofrece una magnífica oportunidad para ayudar a los creyentes a crecer y fortalecer su fe. Al enfrentar desafíos podemos buscar más de Dios y profundizar en Su Palabra. La actual situación lleva a muchos a cuestionar o a validar sus creencias. El reforzamiento del discipulado y el estudio de las Sagradas Escrituras es hoy más importante que nunca en nuestras congregaciones. Estamos ante una tremenda oportunidad para ayudar a los creyentes a no poner su esperanza en las cosas terrenales y pasajeras. Los creyentes pueden descubrir que Dios es bueno todo el tiempo.
Por último pero no menos importante, la crisis actual es también una maravillosa oportunidad para fortalecer la familia y los matrimonios. Es oportuno ayudar a nuestros hijos, niños y jóvenes, a crear conciencia de que vivimos un evangelio práctico y relevante. Podemos estar seguros que nuestra fe es probada y que nuestro Dios es más grande y poderoso que cualquier situación. Ahora, nos toca a nosotros mostrarle el amor de Dios en momentos de dificultad.
En conclusión, las crisis sacan lo mejor de nosotros mismos. Estas revelan quiénes somos. Revelan qué es lo que creemos realmente. Jesús dijo: “no se turbe vuestro corazón ni tengan miedo.” Juan 14.27. La actual situación es una oportunidad gloriosa para ver la mano de Dios en Su iglesia y nuestras vidas. Recordemos que Él ya ha vencido al mundo.
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