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EDITORIAL: La plantación de iglesias y el liderazgo laico

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[2]Muchas veces usamos el término “laico” para referirnos a aquellos creyentes que tal vez no ocupan un oficio eclesiástico dentro de la iglesia, haciéndose así una distinción entre la “clase clerical(ordenados) y “los que no son del ministerio”. Pero no existe en el Nuevo Testamento de unos miembros con ministerio y otros sin ministerio. En el sentido bíblico, todos somos “laicos”. El pastor, los diáconos, el maestro de la escuela dominial, etc., son laicos como todos los demás en la iglesia. El término “laico” proviene del latin, y este a su vez proviene del griego λαικος (pr.laikos),  forma que se deriva de λαος “laos”, que significa “pueblo, nación”, y se nos da a entender que todos somos el “laos” de Dios.

En Carolina del Norte la mayoría de nuestros plantadores de iglesias surgieron como líderes laicos que fueron capacitados y movilizados con un sólido compromiso para trabajar con todas sus fuerzas y ser parte de una estrategia agresiva para plantar nuevas iglesias en el estado.  Sin la movilización de los laicos, nuestros esfuerzos personales no será suficiente.

La base para la extensión del evangelio en el período de los Hechos dependió no tanto de los 12 apóstoles sino de los creyentes laicos que fueron esparcidos por causa de la persecución. Hechos 6:3,5,6 dice: “…buscad hermanos (laicos) de entre vosotros…que encarguemos este trabajo…eligieron a Esteban…a Felipe…el número de los discípulos (laicos) se multiplicaba…”

Cuando hubo murmuración de los griegos contra los hebreos de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución de los alimentos, los apóstoles convocaron a la multitud de los discípulos para que ellos eligieran entre el “laicado” de la iglesia a siete hermanos que se encargaran de ese trabajo (Hechos 6:1-6).  Dos de ellos fueron Esteban y Felipe, dos laicos de la iglesia que no se limitaron a servir a las mesas sino que fueron más allá.

Realmente estos laicos fueron los primeros plantadores de iglesias porque donde pasaban anunciando el evangelio gran número creyó y se convirtieron al Señor y se comenzaban comunidades de fe (Hechos 11:21). Un ejemplo es la plantación de la iglesia en Antioquía que fue fruto del trabajo de estos primeros laicos. En su nueva fe los nuevos convertidos no podían viajar hasta Jerusalén para congregarse, así que se plantaban nuevas iglesias. (Vea Hechos 11:20-26.) Y así seguramente sucedió en cada lugar donde estos laicos eran usados por Dios. No sabemos los nombres de la mayoría de estos creyentes laicos, pero ahí estaban plantando nuevas congregaciones por donde iban.

Después de la conversión de Saulo de Tarso, Bernabé era considerado posiblemente un líder con un oficio establecido en la iglesia de Antioquía. Pudo haber sido un profeta o maestro de la iglesia de Antioquía. (Hechos 13:1). Bernabé pone la mirada en un laico nuevo llamado Saulo y lo trae a la iglesia de Antioquía, y ahí los dos, tanto Bernabé que tenía un puesto en la iglesia y Saulo un nuevo laico, enseñaron a mucha gente todo un año, y fue ahí en Antioquía donde a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez.

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Después Pablo y Silas se dedicaron a plantar iglesias durante sus viajes misioneros y según Hechos 14:23 “…. constituyeron ancianos (líderes laicos) en cada iglesia…y los encomendaron al Señor..” Los ancianos que Pablo y Bernabé constituyeron en las iglesias de Listra, Iconio y Antioquía, fueron hermanos que surgieron de la misma congregación.

Lo ideal es que el liderazgo de la nueva iglesia salga de los mismos hermanos laicos. Este liderazgo surgirá por supuesto del descubrimiento y la utilización de los dones espirituales de los mismos laicos que componen la nueva iglesia. La Biblia enseña que Dios ha dado una gran diversidad de dones a los miembros de la iglesia (Ro. 12; 1 Co.12). También enseña que estos dones son para que los creyentes hagan la obra del ministerio.  El Dr. Daniel Sánchez menciona que las iglesias que crecen y plantan otras iglesias, son iglesias que tienen un buen número de laicos que están listos para servir a través de sus dones, y que han sido equipados para ir en busca de los perdidos, cultivar su amistad, comunicarles el mensaje de salvación y guiarlos en el discipulado.

Una de las características de todo Movimiento de Plantación de Iglesias es que este es impulsado por los líderes laicos.  Estos líderes normalmente son bi-vocacionales, pero están listos y dispuestos a capacitarse y ser usados por Dios para funcionar de una forma amplia para que el ministerio de una iglesia se lleve a cabo.  La movilización de cientos de creyentes laicos es la clave para cultivar y producir un movimiento de plantación de Iglesias dentro de una ciudad o pueblo. Es imposible plantar la cantidad de iglesias necesarias para llegar a ser un movimiento sin utilizar un liderazgo laico.