
FRESNO, Calif. (BP)–La parabola del hijo pródigo termina con una celebración. El padre, hablando con el hijo mayor, expresa el gozo que sentimos cuando alguien regresa al Padres. Palabras impactantes son estas “El padre le contestó: Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero ahora es muy justo hacer fiesta y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado” (San Lucas 15:32 La Biblia Habla Hoy, Versión Polular)
En las próximas semanas, habrán muchas expresiones de fiesta en los carnavales, desfiles, etc. En Louisiana, Mardi Gras, se presenta como una celebración de alegría, pero en realidad es una celebración del vacio que existe en muchas vidas. Las expresiones viciosas, al igual en otros lados, no representan alegría. Al fin de estas semanas de supuestamente fiestas, los participantes regresan a una vida fría, sin pureza del alma.
Cuando pienso en las celebraciones del mundo, reflejo en la celebración celestial cuando un pecador se convierte. “Les digo que así también hay alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve personas buenas que no necesitan convertirse” (San Lucas 15:7). Como creyentes, necesitamos hacer todo lo possible por extender el evangelio de Cristo a todo el mundo. El resultado del evangelio transformador no solamente es la conversion del pecador, pero en el cielo hay celebración. En nuestras iglesias necesitamos celebrar cuando alguien recibe a Cristo y cuando los pródigos regresan a Dios. Que nuestras oraciones sean sinceras para la transformación de muchas personas.
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Fermín Whittaker es el director ejecutivo de la Convención Bautista del Sur en California. Los materiales en español publicados por esta convención se encuentran en http://www.csbc.com/languageresources.
