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EDITORIAL: Nuestra Seguridad en Cristo (Juan 10:28-30)


LAUREL, Md. (BP) — Me encanta leer estos tres versos del evangelio de Juan. Aquí encuentro, por medio de la Palabra de Dios, seguridad de mí vida eterna. Podemos vivir con toda confianza que mi Dios es poderoso; y decir con el Apóstol Pablo, “… yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día … (2 Timoteo 1:12).” ¿le conoces a Él? ¿Cómo está tu relación con Él? Quiero en el espacio que tengo compartir varias observaciones sobre este pasaje.

Primeramente, Dios es el dador de vida eterna. “Y yo les doy vida eterna …” Dios formó al hombre del polvo de la tierra y “sopló en su nariz aliento de vida (Gén. 2:7).” Qué bonito es recordar cada día, al ver un nuevo amanecer, que esta vida que tengo me la dio Dios y por tanto hoy quiero dedicar mí vida nuevamente a Dios y servirle a Él. No importa cuán grande sea mis problemas hoy Dios está en control y desea lo mejor para mí.

Segundo, Dios es el protector de la vida eterna. “Y no perecerán jamás …” En esta ocasión se usa, en el idioma griego, un doble negativo. Esta frase dice, “y no nunca perecerán jamás …” Para mí estas palabras me dan una seguridad de protección de la vida eterna que Dios me dio. No hay ningún problema, por grande que sea, que me haga perder esta vida eterna. Dios es el dador de la vida eterna pero también es el protector de esta vida eterna que me ha dado.
Tercero, yo tengo un cordón de doble seguridad. Recuerdos en mis años cuando vivía en Nicaragua y pude ver la seguridad que tenía el presidente del país. También, en una ocasión, durante el desayuno de oración que se tiene anualmente en Washington, D.C., observé la gran seguridad que tenía el presidente Bush. Pero, eso no es nada comparado a la seguridad que tiene un cristiano. Mira lo que dice los siguientes versos. “… ni nadie las puede arrebatar de mis manos (estas son las manos de Cristo). Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de las manos de mi Padre … (Juan 10:28-29).” ¡Wow! Me siento protegido dentro de las manos de Cristo y las manos del Padre están alrededor de las manos de Cristo.

Aplicación: Cada uno de nosotros, indudablemente, pasamos por momentos muy difíciles en nuestras vidas. Y en medio de esos problemas, muchas veces ponemos más nuestros ojos en los problemas que enfrento que en el Dios que no es solo el dador de mi vida, pero también el protector de esa vida que me ha dado.

Amigos, reconoce hoy que la vida que tienes es un regalo de Dios. Recuerda también que tú tienes un doble cordón de seguridad. Mientras caminas por diferentes partes de tu ciudad, estado, o nación recuerda también que somos sal y luz en un mundo que ha perdido la moralidad y la dirección espiritual. Deja que Dios te use para que otros verdaderamente vean esa vida que Dios te ha dado. ¡Percevera!

    About the Author

  • Gustavo V. Suarez

    Gustavo Suarez es profesor adjunto de evangelismo y misiones en el Southwestern Baptist Theological Seminary en Fort Worth, Texas.

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