- Baptist Press - https://www.baptistpress.com -

EDITORIAL: Nuestras diferencias y nuestra misión

[1]

RICHMOND, Va. (BP) — “Jesús: al vecindario y a las naciones” fue el clamor durante la reunión de la Convención Bautista del Sur 2012 en New Orleans. Ese clamor por las misiones y la cooperación encapsula el corazón de los bautistas del sur desde los días de hombres como Jesse Mercer y mujeres como Lottie Moon.

Fue durante la CBS cuando oí al presidente del seminario, Danny Akin decir a un grupo de pastores: “Dentro de la vida bautista del sur tenemos diferentes ideas teológicas. Diferimos en diferentes asuntos, pero concordamos en el evangelio y en la urgencia de las misiones.”

Recuerdo haberle dicho a un amigo: esa es la clase de espíritu y liderazgo que necesitamos en nuestras iglesias. Necesitamos unir a la gente en vez de dividirnos por asuntos que no son el evangelio. El evangelio nos hace uno, y el evangelio nos compele a alcanzar nuestro vecindario y las naciones para el Rey Jesús.

Sin embargo, la realidad es que incluso para pecadores redimidos como nosotros, este trabajo de cooperación es desafiante.

Requiere sacrificios personales y humildad; requiere un corazón que sea lento para ofenderse y rápido para perdonar. La cooperación hacia las misiones es como el amor; demanda intencionalidad y paciencia. Puede ser difícil, pero lo podemos hacer. Amamos porque hemos sido amados por Dios. Vamos porque él vino. Y ese amor salvador nos compele a hablarles a otros del amor divino.

Por eso es que buscamos trabajar con aquellos que pueden diferir con nosotros en asuntos no relacionados al evangelio o a la iglesia. Juntos podemos lograr mucho más de lo que podemos lograr por nosotros mismos. Puede ser desorganizado, pero es glorioso. Puede ser doloroso, pero es gratificante.

[2]

Los bautistas del sur debemos tener en mente que la vida cristiana es una vida de arrepentimiento. Y un espíritu de arrepentimiento debe marcar nuestras interacciones dentro de nuestras iglesias locales y actividades de la denominación. Amémonos unos a otros porque podemos. Cooperamos por algo que es mayor que nosotros mismos: la gloria del Trino Dios entre las naciones.

Trabajemos juntos sabiendo que nuestro ministerio no solo impactará los siguientes 10 años, sino los siguientes 10,000 años y más.