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EDITORIAL: Perspectiva

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FRESNO, Calif. (BP)–No soy muy aficionado a los programas “reality” en la televisión, sin embargo he estado viendo Shark Tank (Tanque de Tiburón), un show en el que los empresarios venden sus negocios a cinco magnates de negocios multimillonarios. Los magnates son los “tiburones” que deciden si negociarán la compañía y luego negociarán el porcentaje que la compañía obtendrá a cambio de su dinero.

Recientemente estaba viendo un episodio y me fui para atrás al escuhar el comentario que le hizo uno de los tiburones a uno de los empresarios. Entiendo el típico tira y encoge entre los “concursantes” y los “jueces” en el reality. Sin embargo, cuando se le preguntó al empresario acerca de su trayectoria, él indicó que una vez se había declarado en bancarrota. Como un destello incandescente, uno de los “tiburones” dijo: “¡Eres tóxico!” Se pudo ver el dramático cambio en la cara del potencial empresario. Inmediatamente otro tiburón desafió a su amigo diciendo que esas palabras eran, en esencia, ásperas.

Esta transacción me hizo pensar acerca de no solamente cómo somos percibidos por otros con base en nuestras acciones, sino acerca de las palabras que usamos. Ahí estaba un hombre que aparentemente había cometido errores financieros en el pasado, pero se había levantado y se movía esperanzadoramente a una mejor situación económica basada en su trabajo, no obstante la insinuación del tiburón que debido a que él había declarado bancarrota una vez en su vida nunca más tendría éxito. Algunas veces yo soy propenso a esa forma de pensamiento. Sin embargo, estoy contento de tener una relación y servir a un Dios que no se da por vencido conmigo por un simple error, sino que está ansioso por perdonar.

El comportamiento del empresario completamente cambió cuando escuchó la palabra “tóxico.” Tuve que pensar en las veces que yo, fuera en broma o por despecho, dije algo que hirió el alma de otro individuo. La Biblia habla claramente de nuestras palabras y lenguaje. Santiago dice que la lengua “es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.” También dice: “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” ¡Yo necesito recordar esas palabras diariamente!

Debo ser cuidadoso de lo que digo y cómo lo digo. Proverbios 15:1 dice: “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.” Debo practicar respuestas amables y ser de ánimo para otros. En broma he dicho que el nombre del cargo que desempeño como DE no es por “director ejecutivo” sino por “director estimulador.” Quiera Dios que así sea cuando me esfuerce por edificar el cuerpo de Cristo.
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Fermín Whittaker es el director ejecutivo de la Convención Bautista del Sur en California. Los materiales en español publicados por esta convención se encuentran en http://www.csbc.com/languageresources.

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