[1]NASHVILLE, Tenn. (BP)–Recuerdo a una vecina que tenia varios hijos pequeños y para reprimirlos para que no dijeran malas palabras, les decía toda clase de “palabrotas” e improperios. Tenía otro vecino a quien le molestaba el piano cuando mi esposa tocaba y como represalia mandaba a su hijo de siete años para que pusiera a pastar una chiva que tenían en las rosas que mi esposa cultivaba. Recuerdo a un pariente que cuando llamaban por teléfono mandaba a su hijo de nueve años a contestar el teléfono, y si la llamada era para él, le pedía que dijera que no estaba en la casa y no se sabía cuándo regresaría. Recuerdo a un tío que era muy peleón y pendenciero y siempre nos estaba gritando… También recuerdo a EG que era mi maestra de la Escuela Dominical. Ella fue la que me contó la historia de Nabucodonosor y siendo muy pequeño me ayudó a querer, algún día, poder parecerme en algo a Daniel.
Proverbios 22:6 dice: “Instruye al niño en el camino que debe andar,
Y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. (NBLH)
Esta es una gran verdad y un tremendo reto. No sólo para los padres y abuelos, sino también para todos aquellos que de alguna manera nos relacionamos con los niños, bien sea en la iglesia, la escuela, o en la casa de amigos y conocidos. Ellos nos observan y aprenden de nosotros.
Yo pienso que esta es una enorme responsabilidad que tenemos los padres y desafortunadamente, la mayor parte de la veces, cuando nuestros hijos son pequeños no le prestamos mucha atención a este asunto. Frecuentemente me sorprendo cuando mi hijo me dice cosas o le dice cosas a su madre que él aprendió de nosotros cuando era muy pequeño.
Mis dos hijos tomaron de nosotros algunas cosas que hacíamos, y al ver que las realizábamos con pasión, entendieron que eran valores importantes, por lo que adoptaron muchos de ellos y los convirtieron en valores propios con sus adaptaciones personales. Fueron cosas que no nos propusimos enseñarles, pero ellos nos estaban observando. También hubo cosas que no hicimos bien y fueron observadas por ellos y les afectaron de diferentes maneras. Los valores éticos, la moral, el amor a la familia y el respeto, son cosas que aprenden los niños desde muy temprana edad.
Muchas veces me sorprendo cuando mi hijo cita historias bíblicas y doctrinas que aprendió en el departamento de párvulos (preescolares) hace ya muchos años. Yo estoy seguro de que todos sabemos estas cosas, pero no sé si mi experiencia pueda ayudar a algunos padres jóvenes para que no cometan los errores que yo cometí cuando era como ellos. Dice el refrán que nadie escarmienta por cabeza ajena, pero este tema merece nuestra esmerada atención.
[2]Es necesario que cada uno de nosotros, cualquiera que sea el plano en el que nos relacionemos con los niños, tengamos bien presente que no solo nuestras palabras y gestos son observados y serán imitados, sino todo lo que hacemos. Para bien o para mal somos ejemplos vivientes de los pequeños que nos imitan hoy y tratarán de imitarnos un día cuando sean adultos. Algo que nos debe motivar es que nuestro Señor Jesucristo declaro que “de ellos es el reino de los cielos”. Así que hazte esta pregunta: ¿Qué les estás enseñando a los niños que te observan?
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Óscar J. Fernández es el Editorial Project Leader para Leadership and Adult Publishing, en LifeWay Christian Resources en Nashville, Tenn., es además escritor independiente y estudioso de la Biblia. Su blog http://estudiandolabibliaconoscar.blogspot.com tiene seguidores de 20 países hispanos.