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EDITORIAL: ¿Qué pasa, USA?


NASHVILLE, Tenn. (BP)–No es una alusión al título de la popular serie de TV de hace algunos años. Es una pregunta que me da vueltas en la cabeza y me hago cada día al leer la prensa o ver el noticiero de TV.

El día 26 de abril CNN (CNN.com) reportó que el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes había aprobado un proyecto de ley en contra de los que cometan los llamados “Delitos por Odio.”

En virtud de la nueva legislación propuesta, las fuerzas de la autoridad locales estarían legalmente capacitadas, apoyadas por la Hate Crimes Prevention Acts de 2007 (H.R. 1592), para ampliar la definición y considerar esos actos como DELITOS FEDERALES.

La nueva ley incluiría entre los delitos basados en el odio la llamada “aparente orientación sexual” o “identidad sexual.”

De manera que cualquiera que “ataque” a otra persona, en cualquier forma, que pudiera estar clasificada por la mencionada ley, estaría cometiendo un delito Federal. Se espera que este proyecto de ley, que fue aprobado por 20 votos contra 14 en el mencionado comité, vaya al pleno de la Cámara de Representantes en esta semana.

No me extraña el apoyo que los activistas homosexuales están dando a este proyecto de ley. Parece evidente que ciertos grupos recibirían una “protección especial” si se aprueba esta ley por el Congreso.

El Family Research Council dice que este proyecto de ley NO TRATA sobre un delito, sino que establece un tratamiento privilegiado para ciertos grupos. En otras palabras, de acuerdo con la propuesta H.R. 1592, tendría mucha más importancia una ofensa o un acto contra Rosie O’Donnell que contra cualquiera de sus vecinos.

Lo que más me ha llamado la atención de los promotores de este proyecto de ley, es que llegan hasta el punto de situar a la homosexualidad en la misma categoría de la raza, asumiendo que tiene una característica INMUTABLE. Por eso es que me pregunto: ¿Qué pasa, USA?

La raza no es una opción, pero el pecado sí lo es. No podemos escoger ser negros o blancos o dejar de serlo, pero este no es el caso de la homosexualidad. Si de proteger se trata, ¿por qué no se incluye a los ancianos, a los militares, a los sin techo, a las mujeres en estado de gestación, a los incapacitados?

Es evidente que algo huele mal en todo esto. Los homosexuales han ido ganado terreno. Ya rara vez escuchamos hablar del pecado de la homosexualidad, y más a menudo oímos hablar de la homosexualidad como “un estilo de vida.” ¡Por favor señores! El pecado es pecado y punto.

Veo un gran peligro con la legislación propuesta, ya que de convertirse en ley dará lugar a que se aplique e interprete la misma. No me extrañaría que al amparo de la nueva legislación propuesta, cualquiera que alzara su voz para denunciar a la homosexualidad como un pecado pudiera ser enjuiciado ante una corte Federal por “incitar actos” contra los homosexuales.

Por más que leo el proyecto de ley, no veo que en realidad se esté tratando de proteger a los grupos minoritarios, sino que es muy evidente que se trata de proteger a los homosexuales. Pero creo que el asunto va mucho más allá, y que en realidad se está tratando de limitar la libertad de expresión que nos concede la Constitución para decir la verdad y para llamar a las cosas por su nombre.

Por ejemplo, de ser aprobada esa ley por el Congreso, este comentario podría ser considerado una ofensa Federal y yo podría ser enviado a la cárcel, solo por decir lo que es una verdad que todos sabemos: que la homosexualidad es un pecado. Dios aborrece la homosexualidad (Génesis 18 y 19), aunque ama al pecador y por lo tanto al homosexual ARREPENTIDO. Al que se aparta de su pecado y no vuelve a revolcarse en el mismo.

Me pregunto qué pasaría en nuestras iglesias si se nos obligara a obviar PECADOS, si se nos prohibiera que estudiáramos o comentáramos los pasajes de la Biblia que se refieren a la homosexualidad. Lamentablemente, los que están promulgando esta ley no van a leer estas palabras, pero me gustaría pedirles que revisaran la historia de la humanidad para constatar que cada vez que alguien ha intentado silenciar la voz del cristianismo solo ha logrado producir un avivamiento en el pueblo de Dios.

Hace 40 años en la Isla de Cuba se trató de erradicar el cristianismo. Se eliminó, y casi se prohibió, la celebración de la Navidad. Se deportó a los curas, se encarceló a los pastores, se expulsó de la universidad a los estudiantes cristianos, se nacionalizaron todas las escuelas y universidades privadas. Cuarenta y cinco años después, hay más cristianos que los que había entonces. La Palabra se sigue predicando y el poder de Dios se sigue manifestando en aquel país.

Todavía tenemos tiempo de alzar nuestra voz y expresar nuestra opinión. Pero en esta hora, creo que lo más importante es que alcemos nuestra voz a Dios y pidamos por esta nuestra nación, que se está alejando de los principios por los cuales se fundó. ¿Qué pasa, USA?
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Oscar J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español y de los recursos en otros idiomas de LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.

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  • Por Oscar J. Fernandez