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EDITORIAL: Reduflación, menos por más


El mundo está sufriendo la peor inflación de los últimos 40 años. Los precios se han disparado y han subido a niveles desorbitantes provocando una crisis económica de grandes proporciones. Para definir lo que estamos viviendo, se utilizan términos que no son muy comunes. Uno de ellos, es lo que en economía se llama reduflación, que es una palabra compuesta de reducción más inflación. Al término reduflación se le llama shrinkflation en inglés, y se le atribuye a la conocida economista y empresaria Pippa Malmgren, que comenzó a utilizarlo hace más de una década.

El importe de los alimentos de primera necesidad y otros productos, suben casi diariamente. El de la gasolina es tan alto, que muchos recurren al transporte público, y otros se han planteado cambiar el medio de transportación. Los de la industria automotriz, nada tienen que ver con los que eran hace un par de años. Los de las viviendas continúan subiendo excesivamente, y los precios del alquiler o la renta, exactamente igual.

Debido a la inflación, las compañías, han recurrido a nuevos métodos, y ahora están vendiendo menos cantidad por más precio, lo cual les proporciona más ganancias. En la mayoría de los casos, se ofrecen productos atractivamente empaquetados, pero con menos contenido y más aire. Tal es así, que incluso el papel higiénico, y las servilletas de papel, suelen ser menos gruesas porque se les ha reducido la cantidad de papel. Las cajas de cereales son del mismo tamaño, pero con menos contenido y más aire. Al producto se le reduce un porcentaje, el cliente se lleva menos y paga más. El número de productos que se someten a reducción de tamaño aumenta cada año. Hay que destacar, que esa práctica es legal cuando la envoltura describe claramente el peso y el precio por unidad. Por lo cual, hemos de ser muy cautelosos a la hora de comprar, fijándonos en lo que valen las cosas por unidad y peso. En los restaurantes sucede lo mismo. Las últimas veces que he ido a un restaurante a comer, me han servido menos comida, por un precio superior al de hace unos meses. A todo eso, hay que añadirle la crisis que ha provocado la invasión de Rusia a Ucrania, y la incertidumbre que ha creado en la economía a nivel mundial.

Lo que está sucediendo, nos presenta una gran oportunidad para cubrir espacios llenándolos con las buenas nuevas de salvación. A su vez, nos insta a reflexionar acerca de la vida cristiana y como la proyectamos hacia los demás. Colosenses 4:5 nos exhorta al decir: “Andad sabiamente con los de fuera, redimiendo bien el tiempo”. Hemos de ser inteligentes y buenos mayordomos teniendo un testimonio impactante. Debemos ser genuinos en la manera en que expresamos nuestra fe con hechos, y no solo con palabras. Los cristianos primitivos decían: “No solo decimos grandes cosas, también las vivimos”. No podemos permitir que algunos se den el lujo de afirmar que la palabra cristiano está devaluada. Debemos recordar que el cristianismo legítimo siempre es vigente e impactante. Ante la reduflacion que estamos experimentando, donde las cosas no son como parecen, ni el contenido es el esperado, no podemos permitirnos la osadía de vivir a medias tintas, o con ambivalencia espiritual siendo portadores de un cristianismo hueco, y carente de una buena comunión con Dios.

El apóstol Pablo, siempre avalaba lo que decía con hechos. Era una persona convencida del poder de la acción dirigida por el Espíritu Santo. Eso era algo que prevalecía en su mente y corazón. En Romanos 15:18-19 dice: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”.

En este pasaje, el apóstol Pablo, además de hablar de su ministerio a los gentiles, menciona dos cosas dignas de resaltar. La primera, está en Romanos 15:18 y dice: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras”. Pablo enfatiza que su ministerio había sido desarrollado no solo con la sabiduría de sus palabras que eran profusas y convincentes, sino también con las obras. A veces es muy fácil hacer uso del discurso más o menos elaborado que tenemos para exponer ciertos argumentos de nuestra fe. Eso está bien, pero siempre y cuando esté precedido o garantizado por nuestras acciones. La vida de Pablo estuvo repleta de frutos del Espíritu que evidenciaban su sometimiento al Señor.

La segunda, está en Romanos 15:19, “con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”. El apóstol, había vivido y ministrado de tal manera que podía afirmar que entre dos puntos geográficos muy amplios y distantes, todo lo había llenado del evangelio. Por donde pasaba sembraba la semilla. Su prioridad era dar a conocer a Cristo, y que la gente pudiera ser llena del gozo de la salvación. Tal vez muchos cristianos no se atreverían a afirmar tal cosa, pero él lo hizo con valor y sin presumir, porque sabía que su vida era un libro abierto. Lo que aseveraba, era una gran realidad de la cual, muchísimas personas podían testificar.

Nosotros también hemos sido llamados por Dios a llenarlo todo con el evangelio. En esta época de reduflación, donde muchas cosas se venden en envolturas muy atractivas, pero con poco contenido y mucho aire, tenemos que mostrar una fe genuina, e invitar a otros a que  conozcan  a Cristo. Él quita el vacío, y llena de gozo y esperanza eterna la vida del ser humano.

    About the Author

  • Dr. Frank Moreno

    El Dr. Frank Moreno es jubilado de la Convención Bautista de Florida. En la actualidad, predica en iglesias, dirige conferencias, es consultor para pastores e iglesias que lo solicitan, y es coach de varios plantadores de iglesias. Vive con su esposa en Lake Worth, Florida.

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