[1]EL CAJON, Calif. (BP) — “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.” Apocalipsis 3:12
¿Has tenido alguna vez la oportunidad de ver una fotografía de alguna ruina griega? De ser así, lo primero que llama la atención a la vista son los restos de las columnas que aún quedan de pie. Ellas, aunque hoy incompletas, aún permanecen de pie, dando testimonio de que en sus días esas columnas sirvieron de pilares y sostuvieron durante siglos esos majestuosos edificios antiguos. En Apocalipsis 3:12 Cristo nos dice en Su Palabra: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios….” La inmediata aplicación espiritual que apreciamos y a la cual quiero hacer mención en este artículo es que Dios está buscando “columnas de la fe” para el sostenimiento y continuación de su reino espiritual en la tierra.
Desde los comienzos de mi vida cristiana en 1985 Dios ha traído a mi vida a Hermanos y Hermanas en Cristo que han dejado una huella imborrable para bien. Ellos llamaron mi atención por su integridad probada, o por su vida de servicio sacrificial; por su perseverancia o su lealtad, o por su generosidad. Aún otros me animaron con su valor o su transparente vida personal. Pero invariablemente a cada uno de ellos se ha caracterizado su amor por Cristo y a su obra. Estos siervos de Dios, con su testimonio de fidelidad, se han destacado como verdaderas columnas de la fe. Ellos son “gigantes espirituales” de nuestros tiempos que han pasado ya la prueba de su fidelidad a Cristo. ¡Cuánto agradezco a mi Dios por esos siervos y siervas que han quedado en mi historia como ejemplos a seguir! A través de mis años muchos de ellos han partido ya a la presencia de Su Señor.
Hoy por hoy hay una enorme urgencia y necesidad de que se levanten hombres y mujeres dispuestos a convertirse en columnas de la fe. Esta necesidad está presente tanto en la iglesia cristiana, como en el hogar en donde se honra a Cristo. Este reto es para todo cristiano en general. Mejor aún, haciendo el reto propio, este reto es para tí y para mí, ya que Dios dice que cada uno de nosotros que teniendo oídos para oír, oigamos lo que el Espíritu nos dice (Ap. 3:13). El reto es claro: que en nuestra generación nos levantemos como columnas de la fe para influenciar a la generación venidera (Salmo 78:1-7). En verdad, cada uno de nosotros que percibimos el vacío del liderazgo espiritual dejado por las anteriores columnas, debemos responder al alto llamado de Dios de permanecer firmes y fieles a Cristo, para poder ser esas columnas que otros puedan ver en un futuro no lejano. Por eso mi Hermano, mi Hermana acepta el reto divino: Se buscan columnas de la fe; hay necesidad.
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Rafael Gutiérrez es pastor de la Iglesia Bautista Pan de Vida en Cottonwood Heights, Utah, y director y profesor del Seminario Bíblico de Capacitación de Salt Lake City, afiliado con Equip Bible Institute de El Cajon, California.