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EDITORIAL: Sobre los hombros de los que nos han precedido


NOTA DEL EDITOR: Julio Arriola es director ejecutivo de Relaciones Hispanas y Movilización del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur. El 26 de abril es el domingo del Programa Cooperativo en la Convención Bautista del Sur.

NASHVILLE (BP) — Fue a finales de los 90’s cuando conocí a la que ha sido mi esposa por más de 20 años, Carla. Ella nació en México, aunque sus abuelos, Wyatt y Beth Lee, eran estadounidenses. Ellos sirvieron en México como misioneros de la Junta Misionera Bautista durante 36 años fundando iglesias, sirviendo en el área médica, formando parte del equipo que fundó el primer hospital bautista en México, albergando a estudiantes bautistas de bajos ingresos y ministrando a los internos de una prisión local.

Los Lee bendijeron a miles y miles de personas en el campo misionero. Durante su tiempo allí, aprendieron el idioma, amaron a la gente, entrenaron a mexicanos para que se prepararan y sirvieran como pastores y misioneros, y Beth incluso aprendió a comer comida mexicana bastante picante.

Cuando conocí a Wyatt y Beth Lee, ya estaban jubilados, pero sus vidas tuvieron un impacto en Carla, quien a temprana edad sintió el llamado de Dios al ministerio de tiempo completo. Carla y yo hemos servido al Señor durante toda nuestra vida de casados con los ojos puestos en Jesús, pero con el testimonio de ellos todavía animándonos como la nube de testigos mencionada en Hebreos 12:1.

A principios de este año, cuando me estaba mudando a mi nueva oficina en el edificio de la Convención Bautista del Sur (SBC) en Nashville, alguien en el edificio me trajo un reconocimiento que la SBC había recibido hace unos años de la Convención Bautista Mexicana (una convención formada por miles de iglesias, en un país donde los primeros misioneros fueron bautistas del sur y la primera iglesia evangélica que se fundó en el siglo XIX fue una iglesia bautista). Este reconocimiento fue para agradecer a la SBC por todo el apoyo durante los 150 años de la obra bautista en México. Miré y allí se encontraban los nombres de Wyatt y Beth Lee junto a los nombres de unos 500 misioneros estadounidenses más de la SBC. Cada uno de ellos, que había servido fielmente en ese país, había recibido el pleno apoyo de nuestra convención gracias a la generosidad de cada una de nuestras iglesias y de sus miembros que, comprometidos con el Señor y muchas veces con mucho sacrificio, habían participado fielmente año tras año en el programa cooperativo y las ofrendas para misiones de Lottie Moon.

El amor y la gratitud que tienen los misioneros por su convención también es maravilloso. Antes de que Wyatt y Beth murieran, decidieron donar una gran parte de sus ahorros a la ofrenda de Lottie Moon … tal vez no fue mucho dinero, pero lo hicieron porque creían en el poder de la unidad por el evangelio a través de la generosidad y sabían personalmente la diferencia que estas ofrendas hacen para la eternidad.

Me maravilla pensar dónde Dios me ha colocado, sirviendo a nuestras iglesias como encargado de Relaciones Hispanas y Movilización para nuestra Convención Bautista del Sur. Algunos dicen que estamos sobre los hombros de aquellos que nos han precedido. Esto definitivamente también ha sido cierto en mi vida No estaría aquí si no fuera por lo que los bautistas del sur invirtieron en la familia de mi esposa, nuestra familia, a través del Programa Cooperativo y de las ofrendas misioneras.

En este momento, nuestra convención cuenta con más de 6,500 personas en el campo misionero (incluyendo a los misioneros y sus hijos) que están sustentados completamente para hacer lo que fueron llamados a hacer … alcanzar el mundo para Jesús. Durante esta temporada de incertidumbre debido al Covid-19, estamos más comprometidos que nunca a cumplir con la Gran Comisión … No nos detengamos, “No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.” (Hebreos 13:16).
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  • Por Julio Arriola