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EDITORIAL: Un Corazón Disponible, Hechos 9:1-22

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FRESNO, Calif. (BP) — En Hechos 7:58 es parte del grupo en el martirio de Esteban. “…y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. En Hechos 8:1 leemos “Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo gran persecución contra la Iglesia que estaba en Jerusalén; todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y Samaria, salvo los apóstoless…v.3 “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y mujeres, y los entregaba en la carcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.”

En nuestro texto, leemos que Saulo se prepara para hacer el viaje a Damasco. Tiene un solo objetivo, traer a los seguidores de Cristo a las cárceles y muerte.

Saulo planea su viaje. Piensa que está en control de su día. Como muchas personas, Saulo cree que él controla su destino. Pero esa mañana, algo increíble iba suceder.

“Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, por qué me persigues?”…una voz del cielo, una voz que Saulo oye. La respuesta es impactante “Yo soy Jesús, a quien tu persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” (Hechos 9:6).

Saulo recibe intrucción. Esta ciego, temeroso, ansioso, angustiado. Sigue las instrucciones y procede a la dirección en Damasco. Pasan tres días sin comer o beber. Saulo el gran perseguidor, totalmente fuera de control. Ahora, ciego, temeroso, ansioso, angustiado. Yo diría que estaba en el suelo, emocionalmente.

Hechos 9:10-11– El Otro Personaje en este magnífico evento: ANANIAS..recibe una visión. Dice la Biblia “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: ANANIAS. Y el respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, el ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.”

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Es increíble la respuesta de Ananías. “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre….”

Nuestros argumentos: No tengo tiempo, no soy evangelista, soy muy joven o viejo, no, no, no…..respuesta que todos hemos dicho, incluyendo pastores, díaconos, líderes en nuestras congregaciones. Una gran cantidad de excusas.

La primera instrucción a Ananías es “Levántate, y ve….”. Ahora le dice “Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque lo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (9:15-16).

Ananías obedece. Va a la casa donde esta Saulo…entra al cuarto, con confianza, “y poniendo sobre él las manos, dijo: HERMANO SAULO, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo…

Milagro de Dios…obediencia de Ananías, sorpresa de Saulo por el milagro. Todos, como seguidores de Cristo, tenemos esa instrucción…Muchos esperan escuchar del amor transformador de Dios.
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