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EDITORIAL: Una Razón para estar Agradecido


KANSAS CITY, Mo. (BP)–El Día de Acción de Gracias es un tiempo especial para pasar con la familia y los amigos. Es un día en el que la comida es tema central, y para muchos de nosotros es un día para darle gracias a Dios. Sin embargo, dado que tenemos tanto por qué dar gracias, cada día debe ser un “día de dar gracias,” especialmente por la esperanza que él nos ha dado.

Diariamente, debemos agradecerle a él por la bendición de la vida y por “lo básico” de la vida que damos por sentado: nuestra familia, nuestros amigos, nuestro “pan diario” y el “techo sobre nuestra cabeza.”

Sin embargo, hay aun más por lo que debemos darle gracias a Dios, más allá de estas necesidades básicas de la vida — especialmente la “esperanza de gloria” sobre la que el apóstol Pablo escribe en Colosenses 1:27.

Recientemente, en un avión, inicié una conversación con una dama que estaba sentada junto a mí. Ella mencionó que asistía a la iglesia pero, al igual que mucha otra gente que he conocido, no me comunicaba un sentido de que tuviera una relación cercana con Cristo. De hecho, después de hablar por un rato, terminamos hablando de la obra salvadora de Cristo, y ella expresó alguna inquietud sobre el futuro después de haberme asegurado que había aceptado a Cristo como su Salvador personal.

“¿Qué pasa después de que una persona muere?” preguntó.

Le dije lo que se debe esperar — y enfaticé esto al final: la única esperanza que podemos tener acerca de la muerte es la vida eterna que Dios ofrece a aquellos que confían en él.

Hay varias cosas que su pregunta me hizo considerar (y abordé con ella). Sin embargo, una de las más importantes fue que hay mucha gente — inclusive algunos que profesan “ir a la iglesia” — que no tienen esperanza.

Eso reforzó en mí el por qué debo estar agradecido, e hizo que me comprometiera a ser más activo en compartir esta esperanza con aquellos que no tienen ninguna.

Hay mucha gente en el mundo que está insegura del futuro, especialmente dadas las incertidumbres de la economía y de la seguridad que muchos enfrentan hoy en día. Tome tiempo para compartir con ellos sobre el ancla de esperanza que tenemos en Jesús (Hebreos 6:19), y luego tome tiempo para darle gracias a Dios por esta esperanza que él le ha dado a usted.
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Gustavo Suárez es profesor de iniciación de iglesias y director del centro Nehemías para Iniciación de Iglesias en Norte América en el Seminario Bautista Teológico de Midwestern.

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  • Por Gustavo Suárez