fbpx
Articulos en Español

EDITORIAL: Y La Luz Vino A Nosotros

iStock


Pareciera que Dios-Hijo decidió entrar en este mundo en el momento más oscuro. La ocupación romana fue un recordatorio constante para Israel de la oscuridad de vivir lejos del pacto de Dios. No eran libres y todos los días esperaban que apareciera el Mesías prometido. Y luego: “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”, (Gálatas 4:4).

Juan 1 dice: 1En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.2 Él estaba en el principio con Dios.3 Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. 5 La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.

Mientras Mateo nos dice que Jesús es el Rey, Juan nos dice la razón de su gran autoridad; Marcos nos dice que Jesús es el siervo, pero Juan nos dice la profundidad de Su consagración; Lucas nos dice que Jesús es el hombre perfecto, pero Juan nos muestra lo que lo distingue. John tiene una misión; quiere revelar a Cristo, la plenitud de Cristo.

¡Juan dice que Jesús ha estado coexistiendo con Dios desde la eternidad pasada! Cuando no había nada creado, la Palabra estaba allí. Él es distinto del Padre y siempre estuvo con Dios. A través de Jesús, Dios trajo vida cuando no había nada; a través de Jesús, trajo la luz a la oscuridad. Él se encarnó para mostrarnos la vida de Dios cuando estábamos muertos en nuestro pecado. Trajo luz a un mundo oscuro.

12 Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. 14 El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Algunos rechazan y otros reciben esta verdad. Aquellos que reciben experimentan el poder de la nueva creación. El LOGOS de Dios crea un nuevo corazón, y llegamos a experimentar Su gracia y su verdad.

Dios reveló su gloria a través de su gracia y su verdad. Para entender la gracia de Dios, todo lo que debemos hacer es observar las acciones amorosas de Jesús. Solo mire las siete señales que revela Juan y encontrará la gracia de Dios. Él se preocupa por el gozo marital, la sanidad, la restauración física, alimentar al hambriento y resucitar al creyente de entre los muertos. Su gracia nos dirá que Él es la resurrección y la vida; sus milagros no dejarán ninguna duda al respecto.

Él revela la verdad sobre Su santidad; Él declarará: “Yo soy la luz”, una figura común de la santidad de Dios en el Antiguo Testamento. La verdad de su santidad gobierna la pasión de su gracia. Una y otra vez, Dios muestra su gracia a través de las obras de Jesús y nos enseña su verdad a través de las palabras de Jesús.

16 Pues de Su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. 17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo. 18 Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él lo ha dado a conocer.

Nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, era totalmente Dios y humano. Él era la perfección de un ser humano, y era el único que podía dar a conocer a Dios en su totalidad. Vino a redimir y a revelar al Padre. Esta unión es importante para comprender por qué nuestra salvación depende de ella. Es esta unión perfecta la que nos permite cerrar la separación entre Dios Santo y Su creación caída debido al pecado. La doctrina de la unidad de las dos naturalezas divina y humana en la persona de Cristo, la encarnación misma, debe ponernos de rodillas para adorarlo por su Deidad y Señorío. Entendemos que el Dios santo se revistió de humanidad para que en esa humanidad pudiera llevar los pecados del mundo.

En función se subordinó al Padre durante la encarnación. Al hacerse humano, aceptó ciertas limitaciones en las funcionalidades de Sus atributos divinos. No es que perdiera sus atributos divinos, sino que añadió atributos humanos.

Hay un pastor que nos decía que “Jesús es la exégesis de Dios”. Él es la explicación de Dios. Cuando tratamos de interpretar a Dios, solo debemos hacerlo a través de la lente de Jesús; cualquier otra cosa puede ser herejía. Es en las lágrimas de Jesús que aprendemos lo que causa tristeza a Dios. La compasión de Jesús nos muestra el amor de Dios. Es la santa ira de Jesús la que revela lo que Dios odia.

Como se dijo antes, conocer a Dios plenamente revelado en Jesús nos llama a adorar. Hizo su tabernáculo entre nosotros. Jesús es el tabernáculo viviente de Dios. El tabernáculo de su presencia.

Inmediatamente después de la adoración, está el llamado a servirle. La adoración siempre debe prepararnos para servirle. “Heme aquí, Señor”. A medida que conocemos más acerca de Jesús, siempre debemos responder en adoración y servicio. La adoración y el servicio deben hacernos canales de la gracia y la verdad de Jesús. Al revelarlo al mundo, debemos hacerlo como Él se reveló a sí mismo. Llena de gracia, llena de verdad. La gracia sin la verdad puede esclavizarnos a nuestras adicciones naturales, y la verdad rígida sin la gracia puede esclavizarnos a la justicia propia. Jesús encarnó y mostró el equilibrio divino.

Se me recordó esta semana que mientras llevo la misión, la gran comisión, no debo olvidar a Jesús. No puedo llevar la misión correctamente si no paso tiempo con Él. Y la misión es revelarlo a Él.

Por favor, medite en estas preguntas esta Navidad: ¿Cómo ha sido Jesús la luz en una época oscura de su vida? ¿Su encarnación todavía lo asombra? ¿Cómo puede adorarlo por quién es Jesús? ¿Cómo puede mostrar gratitud por lo que ha hecho?

    About the Author

  • Por Sergio Guardia