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EDITORIAL: ¿Y qué gano con eso?

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BRENTWOOD, Tenn. (BP) — Vivimos en una sociedad en la que casi todo tiene un precio. Es muy conocido el dicho: “nada es gratis”, y la mayoría de las personas tratan de ver y comparar el costo de una inversión con el beneficio personal que pueden adquirir. Todos estamos conscientes de la manera en la que la sociedad secular influye en las vidas de las personas, e incluso en algunas congregaciones cristianas.

He visto en algunas iglesias cristianas que cuando una persona se bautiza, inmediatamente pasa a ser miembro de esa congregación. La iglesia de la cual soy miembro, tiene más de 10,000 miembros. Sin embargo, el proceso para obtener la membresía tiene una característica muy interesante.
Cuando una persona se bautiza o cuando viene de otra iglesia y se quiere unir a la nuestra, tiene que cumplir tres requisitos:
1) Asistir a “Descúbrenos” que es una conferencia de unos 90 minutos de duración que se ofrece todos los meses y en la que se responden preguntas, y se explica la organización, estructura y funcionamiento de nuestra iglesia junto con su Misión y Visión.
2) Tomar el entrenamiento “Descúbrete” en el que hace un test de personalidad, un inventario de dones espirituales y una evaluación de habilidades, usando como currículo a sistema llamado PLACE. Al terminar la persona tiene que posteriormente tener un encuentro de una hora y media, más o menos, con un consejero que le ayudará a ver cómo Dios le ha dotado de una manera única para servir en el reino, así como las oportunidades de servicio que nuestra iglesia le ofrece. El entrenamiento “Descúbrete” se ofrece una semana después de “Descúbrenos”.
3) Por último, cada tres meses los nuevos candidatos son presentados a la iglesia para ser ratificados por votación como nuevos miembros.
Por lo general, yo acostumbro al final del entrenamiento de PLACE (Descúbrete) a entregar un modelo que recoge la información personal detallada de la persona, algunos datos de su testimonio de conversión, así como otros datos preguntándole a la persona si desea unirse a nuestra iglesia. Esta es una especie de culminación de un proceso que ha tomado algún tiempo y trabajo.
En una ocasión, una persona escribió en este modelo que llamamos “Solicitud de Membresía”: ¿y qué gano con eso? Y para ser bien honesto, debo confesar que para esa pregunta yo no estaba preparado emocionalmente. ¡Es tan obvio! Pero en La sociedad en la que vivimos, aparentemente lo “obvio no es muy evidente”.
Hace muchos años, cuando yo me bauticé a la edad de 13 años, esa alegría se completó con la emoción de convertirme en miembro de la iglesia local. Pero los tiempos han cambiado. La sociedad ha cambiado. Y el secularismo trata por todos los medios de cambiar nuestros valores.
En última instancia, creo que depende de lo que la persona defina como ganancia. Recordemos que los valores del mundo son diferentes a nuestros valores.
Por ejemplo, hay cosas evidentes que ganamos con la membresía de la iglesia, solo para citar unas pocas:
1.) Proclamar que Jesús es el Señor
2.) Defender las doctrinas que creemos
3.) Edificar a otros creyentes
4.) Servir a los demás
5.) Restaurar a los vacilantes en la fe
La Biblia presenta a la Iglesia como una “sociedad diferente” llamada a llevar una vida en el Espíritu que se opone a la sociedad mundana. No podemos hablar de “ganancias” materiales, pues el reino de Dios no es de este mundo, y estamos atesorando tesoros en el cielo, donde no hay ladrones que puedan hurtar.
En el caso de la persona que hizo la pregunta a la cual me referí, nunca más la he vuelto a ver ni he sabido de ella. Tal vez, se repitió la historia del joven rico que se apartó de Jesús porque él no estaba dispuesto a renunciar a las cosas del mundo para seguir a nuestro Señor.