FRESNO, California (BP) — Para la mayoría de las iglesia y los voluntarios, Alimentando a quienes nos alimentan (Feeding Those Who Feed Us), es un ministerio de 12 semanas cuyo anfitrión es uno de los 24 centros para inmigrantes que hay en el estado de California.
Para un puñado de personas, el ministerio dura todo el año.
¿Y todas esas mochilas llenas de útiles escolares que las iglesias distribuyen entre los 1,500 niños en edad escolar que van a los centros? ¿Todos esos alimentos (frijoles, arroz, harina, azúcar) en paquetes a granel? ¿Todos esos pantalones, camisas y zapatos para niños? Todos esos artículos fueron pedidos, pagados, organizados y almacenados durante todo el año, para que pudieran estar listos cuando las iglesias los necesitan en el verano.
“Cuando estás vistiendo a 1,500 niños, no puedes solamente ir a la tienda y comprar la ropa,” dijo Tom Stringfellow, el director de misiones para la Asociación Bautista de Sierra Butte, quien es uno de los voluntarios que trabaja todo el año. “Desde noviembre hasta mayo estoy comprando cosas para el próximo año.”
Esto es posible a través de dos provisiones: el presupuesto del programa, apoyado por la Ofrenda Misionera de California, y las “súper habilidades” para comprar que tiene Stringfellow, tan reconocidas luego de 10 años siendo el líder de Alimentando a quienes nos alimentan, que ya tiene relaciones personales/profesionales con proveedores como Kohl´s, Kmart y otros.
“Recientemente en Roseville gasté $890 en blusas para niñas, y el 100 por ciento de eso era Kohl’s Cash, el programa de “reembolsos” por compras en la tienda –”así que pagué cero dólares,” dijo Stringfellow. “Camino por varias tiendas cada mes, y cuando las cosas que necesito llegan a tener buenos descuentos, los compro. La ropa de verano tiene buenos descuentos en el otoño, así como las mochilas y los útiles escolares. De esta manera tenemos lo que necesitamos cuando lo necesitamos, a una fracción del costo de venta al menudeo.”
Ese síndrome de comprador audaz le retribuye buenos ahorros cada año, pero es especialmente necesario este año, ya que en enero fue robada la unidad de almacenaje de Alimentando a quienes nos alimentan en Fresno y tenía casi $75,000 en artículos.
Por lo menos ese era su “valor en el mercado.”
“Tuve que trabajar aún más duro para reemplazar esos artículos, pero todo se arregló justo a tiempo, y seguro que fue algo bueno que no pagamos precios regulares por ninguno de esos artículos,” dijo.
Un beneficio extra de la experiencia de comprar a granel sucede en las cajas registradoras, cuando otros clientes notan, inevitablemente, los carritos de compras de Stringfellow.
“Dicen cosas como, “‘¡Qué barbaridad! ¡Debe tener muchos nietos!’ Y eso me da una oportunidad de explicar lo que hago y por qué, lo cual se convierte en una oportunidad para testificar,” dijo Stringfellow.
“Una y otra vez, después de pagar, la gente se da la vuelta y me da sus recibos de Kohl’s Cash y dicen, ‘Tome, úselo para comprar más cosas.’ He colectado varios cientos de dólares en Kohl’s Cash este año, por la gente que me los regala, sin solicitarlos, ahí mismo en la tienda.”
Comprar es solamente una de sus tareas de todo el año. Le precede un inventario completo al final de la temporada inmigrante para determinar qué necesidades habrá para el próximo año. Oscar Sánchez, el especialista de campo de los ministerios para inmigrantes de la Convención Bautista del Sur en California, dirige el proceso del inventario.
Una de las tareas de todo el año es cultivar relaciones con el estado de California y las autoridades locales de la vivienda, cuyos empleados pueden cambiar año con año. El ministerio de Alimentando a quienes nos alimentan tiene una carta del estado otorgándole permiso para ofrecer clínicas médicas y dentales en los centros para inmigrantes, la cual debe renovarse anualmente. Y las autoridades locales de vivienda en los centros deben dar permiso cada año para que las iglesias puedan distribuir comida, ropa y otras cosas, y ofrecer una Escuelita Bíblica de Vacaciones.
Otro cultivo continuo sucede entre las iglesias bautistas del sur en California.
“Siempre estamos reclutando iglesias, y levantando fondos, para este programa,” dijo Sánchez, quien ha sido el líder especialista del ministerio estatal para inmigrantes durante ocho años.
“Oscar y yo pasamos mucho tiempo animando a las iglesias a que participen cada año,” señaló Stringfellow. “Muchas de nuestras iglesias más pequeñas simplemente no podrán ayudarnos este año, así que tenemos que seguir llenando esos espacios vacantes. Y tratamos de asociar a las nuevas iglesias con las más veteranas, porque no podemos capacitar personalmente a cada iglesia.”
Ocasionalmente hay una oportunidad para ser voluntarios fuera de la temporada inmigrante. Por ejemplo, dos grupos de jóvenes del área metropolitana de Fresno pasaron varios días a finales de junio, llenando las mochilas con los útiles escolares.
“Esto tiene que hacerse antes de llevarlas al campo, ¡y llenar 1,200 mochilas requiere bastante tiempo!” explicó Stringfellow.
Por último, y de manera crucial, Sánchez dirige el esfuerzo que conecta a los inmigrantes con las iglesias locales, especialmente a los obreros inmigrantes que hacen una profesión de fe u otras decisiones. Algunos de los inmigrantes en los centros de California viven una vida completamente inmigrante, siguiendo las cosechas de región en región. Otros regresan a su país de origen (México, mayormente). Y otros regresan a su lugar de residencia permanente en los Estados Unidos, el cual puede estar en California, Arizona u Oregón.
“Es una de las cosas más difíciles que hacemos, pero es muy importante –conectar a los inmigrantes con una iglesia, de preferencia hispana, a donde irán próximamente,” dijo Stringfellow.
Alimentando a aquellos que nos alimentan involucra docenas de iglesias bautistas del sur en California que alcanzan a las miles de familias inmigrantes que residen temporalmente en los centros de California cada verano. Los adultos en esas familias trabajan diariamente en miles de acres, principalmente — aunque no exclusivamente — en el Valle de San Joaquín cosechando fresas, aceitunas, lechugas, nueces y muchas otras variedades de frutas y vegetales. Mayormente, aunque no todos, los centros para inmigrantes proveen cuidado de niños.
A través de Alimentando a quienes nos alimentan, las iglesias distribuyen alimentos básicos, ropa nueva y mochilas llenas de útiles escolares; también dirigen una Escuelita Bíblica de Vacaciones con un énfasis evangelístico; y, algunos lugares, ofrecen clínicas médicas y/o dentales gratuitas.
El ministerio opera de mediados de julio hasta el final de agosto. Aunque el trabajo previo se hace durante todo el año. Y el impacto… es eterno.
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Este artículo apareció en el periódico California Southern Baptist (csbc.com/csb), el medio de comunicación de la Convención Bautista del Sur en California. Amanda Phifer es una escritora de los bautistas del sur en California.