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El movimiento misionero se expande entre los hispanos


RICHMOND, Va. (BP)–Claudia Ramirez* sabía que Dios la había llamado al mundo árabe, pero su iglesia pequeña trató de convencerla de lo contrario.

La iglesia hispana situada en la frontera de Texas y México les decía a los más de veinte miembros que los obreros cristianos venían a ellos, no al revés. Ramírez, en desacuerdo, empacó sus maletas y se fue al Norte de África.

“Nuestra responsabilidad es con el pueblo de Dios, y Su pueblo está por todo el mundo” –dice Ramírez, quien enfatizó que la actitud de su iglesia ha cambiado desde entonces. “Después de pasar dos años aquí (en el Norte de África), mi iglesia ha captado bien la idea de alcanzar al mundo. Sus ojos se han abierto al mundo solo por mi obediencia en haber venido”.

Ramírez y su iglesia son parte de un creciente movimiento de misiones entre los hispanos que viven en los Estados Unidos. Esta es solo una de las 3.000 iglesias hispanas Bautistas del Sur que se involucran en las misiones fuera de la comunidad latina.

En 1999, la Junta de Misiones Internacionales informó que tenía 29 misioneros hispanos. Jason Carlisle, asesor de Mobilización hispana de la IMB, dice que estos 29 fueron designados a lo largo de un período de 20 años. Para el 2003, había más de 100 misioneros hispanos en el campo. En el 2006, había 25 aspirantes para el programa Cuerpo de Servicio Internacional (ISC, por sus siglas en inglés) de la Junta. En los primeros tres meses del 2007, el programa ISC ya había recibido 10 solicitudes.

Tradicionalmente, las iglesias hispanas alcanzan a sus comunidades. Los líderes de iglesias hispanas dicen que en la década pasada muchos comenzaron a ver más allá de los límites de su ciudad para ir a sus países nativos. El deseo de compartir el evangelio con familiares que todavía viven en sus países originarios fue lo que motivó los viajes de voluntarios a América Latina. De ahí en adelante, los viajes se fueron extendiendo a otras áreas de la región. Un idioma en común, el español, hizo que todo encajara perfectamente.

Mauricio Álvarez, pastor de Casa de Vida para Las Naciones en Greenacres, Fla., dice que la próxima etapa para el movimiento misionero es ver más allá del lenguaje para llevar el evangelio a lugares donde no hay cristianos. Álvarez trabaja con las iglesias Bautistas del Sur para movilizarlas para las misiones. Su iglesia cuenta con miembros de 19 nacionalidades hispanas, lo que les da un interés personal en el mundo.

“Por años, los misioneros han ido a Latinoamérica o a trabajar con los hispanos en los Estados Unidos” –dice Álvarez, quien desde niño recibió la influencia de misioneros Bautistas del Sur en Uruguay. “Este ejemplo de misiones se ha arraigado entre la población latina. En los últimos 20 años, comenzó a emerger un movimiento misionero entre los latinos. Comenzamos a darnos cuenta de que podemos hacer misiones y que esa también es nuestra responsabilidad”.

Bea Mesquías, líder de la Unión Femenil Misionera de Harlingen, Texas, aceptó el desafío de ir más allá de su comodidad. Tradicionalmente, ella guiaba a grupos en viajes misioneros a México. Dice que es algo natural para los grupos que hablan español. Sin embargo, el viaje que más la impactó fue su primer viaje a un país no hispano: Moldavia. Allí, vio la pobreza de la Europa del Este como nunca había experimentado en México. Las mujeres moldavas felizmente dieron su ración semanal de comida para servirle a ella una “apropiada” comida moldava de cinco platos.

“Es una experiencia completamente diferente, estar en un lugar donde uno no habla el idioma” –dice Mesquías, mientras una nueva amiga moldava, que no habla ni inglés ni español, la abraza fuertemente. “Descubrí que uno puede expresar el amor de Dios sin hablar. En la mirada, en una sonrisa o con un abrazo. Todos somos hijos de Dios y necesitamos experimentar Su amor”.

El primer viaje de Álvarez al Norte de África también cambió su visión de las misiones. Él dice que los africanos del norte se parecían a él –con ojos y cabellos castaños y piel trigueña. El interés mutuo en el fútbol internacional rápidamente los unió. También se descubrió que la cultura en la mayoría de los países del tercer mundo es similar a su propia cultura latina, donde las relaciones interpersonales tienen un gran valor. Uno de los hombres del Norte de África le comentó al grupo de Álvarez que cada voluntario latino que había conocido tenía “una luz especial y un amor” que resplandecía. En ese momento, los ojos de uno de los voluntarios brillaron, al darse cuenta de que el hombre se refería al amor de Jesucristo. Esto le dio la oportunidad de compartir el evangelio.

Carlisle dice que en los últimos años, más grupos de voluntarios hispanos han emprendido viajes al mundo no alcanzado. Se han organizado varios viajes de visión para presentarles a los voluntarios hispanos las necesidades específicas del campo misionero, con la esperanza de que se siga expandiendo la visión para el reino de Dios. Carlisle dice que la visión no es solo para ir, sino también para dar apoyo en oración y aportes a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon.

Las contribuciones monetarias para sostener los esfuerzos misioneros es una tendencia que crece entre las iglesias hispanas, dice Carlisle. En el 2005, la Iglesia Bautista El Calvario en Seymour, Ind., fue reconocida como la iglesia con el mayor aporte per capita a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon. Esta iglesia de 25 miembros, cuya asistencia casi duplica su membresía, recaudó $10.000 para la ofrenda. La congregación de Álvarez, de casi 100 miembros, también es una de las iglesias que más da, per cápita, a la ofrenda anual. En el 2006, sus recibos para la Ofrenda Lottie Moon llegaron a un total de $33.206.

“Los latinos podemos hacer misiones – ¡Es nuestra responsabilidad unirnos a Dios en Su obra!” –dice Álvarez. “Es tiempo de que trabajemos juntos para alcanzar al mundo para Cristo”.

Las oportunidades son enormes, desde evangelizar abiertamente en Senegal hasta entrenar a las iglesias nigerianas a evangelizar en las zonas perseguidas.

Mientras estuvo en el Norte de África, un ex musulmán le contó a Álvarez cómo fue acosado y amenazado en los mercados por ser cristiano. Pero a pesar de las amenazas, el hombre sigue esparciendo el evangelio.

“Me impactó ver lo que ellos sacrifican para ser cristianos” –dijo Álvarez, quien admitió haber quedado impactado por la última petición de aquel hombre. “Me dijo: ‘Por favor dile a tu gente que venga a ayudarnos'”.

*Su nombre se cambió por razones de seguridad.

Emily Peters y Jesse Lyautey contribuyeron con esta historia.
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  • Por Sue Sprenkle