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En Madrid, abrir las ventanas permitió a los misioneros cantar alabanzas

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MADRID (BP) — Cuarentena. Encierro. No podemos salir de apartamento. No es exactamente la receta ideal para compartir el Evangelio en gran escala en España, un país tan difícil de evangelizar, donde menos de la mitad del 1 por ciento de la población tiene una relación personal con Cristo.

Pero, incluyes a Dios en esta ecuación, y así vemos el poder de cantar el Evangelio la mañana del Domingo de Resurrección, entrando por las ventanas abiertas de más de 300 apartamentos donde viven y ministran los misioneros de la JMI (IMB) Caleb y Carina Beaty en un barrio de Madrid.

Con Caleb en la guitarra y Carina en la viola, sus voces se unen a las palabras de “Alabaré al Señor/Anástasis” cantando en español sobre la muerte, entierro y resurrección de Cristo el día que en España es conocido como “Domingo de Resurrección.” ¿Su audiencia? Cientos de vecinos asomándose por sus ventanas que dan al patio compartido por cuatro edificios de siete pisos de apartamentos. (Puede ver el video de esta canción al final de esta historia).

“Fue muy emotivo,” dijo Carina. “Estaba intentando no llorar, pero el Evangelio es tan poderoso. ¿Cuándo se presenta la oportunidad de asomarte por tu ventana y proclamar a Cristo ante tan grande audiencia que escucha atentamente desde su ventana? ¡Fue una imagen poderosa, para nosotros aquí en España, de poder ofrecer el Evangelio literalmente a todos nuestros vecinos simultáneamente!”

El encierro comenzó a mediados de marzo en Madrid.

“Nuestra vecina de al lado y sus hijos, quienes estudian en el conservatorio de música, decidieron hacer un mini concierto de música clásica todos los días a la 1 p.m. desde la ventana abierta en su apartamento,” dijo Caleb.

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De pronto, a diario se abrían las ventanas por todo alrededor del patio ante el sonido del oboe, la flauta y la viola.

“Al inicio la gente sólo escuchaba, aplaudía y regresaba dentro de su apartamento,” dijo Caleb. Pero poco a poco, se convirtió en un evento comunitario, la gente saludaba y se gritaban hola diciendo el nombre del otro, cantando ‘feliz cumpleaños.’ Después comenzó un grupo de [mensajes de texto] WhatsApp y más y más vecinos se fueron añadiendo al grupo. Subían fotografías y videos de los mini conciertos, actualizaciones sobre la salud de quienes estaban enfermos del coronavirus, palabras de aliento.”

Esto es extraordinario, dice Caleb, considerando que en Madrid es muy difícil ver a tus vecinos en estos complejos masivos de apartamentos. Incluso un amigo español le mencionó que ha vivido en este edificio por ocho años y sigue sin haber conocido a ninguno de sus vecinos.

“El virus nos ha unido,” dijo Caleb. “Las puertas se están abriendo a las relaciones; estamos conociendo el nombre de las personas a través del grupo de mensajes de texto e incluso les escribimos en privado palabras de agradecimiento y aliento. Cuando supimos que el administrador de la propiedad estaba en cuidados intensivos por el coronavirus, pudimos escribirle personalmente y comenzamos a conversar.”

Estos senderos son raros en una España post-cristiana, al igual que derrumbar muros para el Evangelio.

“Yo sabía que se acercaba el Domingo de Resurrección y pensé que podríamos usar este tiempo musical para proclamar el Evangelio a través de una canción para nuestros vecinos,” dijo Carina. “Así que me comuniqué con la vecina que estaba haciendo los mini conciertos diarios y le dije que estábamos pensando en tocar una canción el Domingo de Resurrección. Le dije que era una canción que cantábamos en la iglesia. Y le dio gusto que nos uniéramos a ella.”

“Venimos a España, enviados por los bautistas del sur, para proclamar el Nombre. Pero cuando estás en cuarentena, es difícil hacerlo,” dijo Caleb. “Pero Dios nos puso en este preciso edificio, viviendo justo al lado de la vecina que toca música. Él es quien lo abrió todo para formar parte de lo que Él está haciendo aquí.”

Los Beaty, quienes llegaron a España en el otoño, pasaron dos semanas practicando la canción, trabajando en el vocabulario y la pronunciación en su nuevo idioma.

Carina admitió que estaban nerviosos, pero añadió: “Sabíamos que el Señor iba delante de nosotros. Después de varios días lluviosos nos trajo cielos azules y soleados. Sabíamos que Dios nos había llamado a hacer esto, incluso si cerraban las ventanas y nos rechazaban, literalmente hablando.”

Con Caleb en una ventana con su guitarra, y Carina en la otra con su viola, se presentaron ante sus vecinos, y les dijeron que, ya que era el Domingo de Resurrección, tenían una canción para ellos.

“Aplaudieron antes que si quiera comenzáramos a cantar,” dijo Carina riendo. “Y mientras comenzábamos a tocar y cantar, en vez de haber ventanas que se cerraban, más ventanas se abrieron — ¡ventanas que nunca se habían abierto! ¡Todos estaban asomándose, escuchando!”

“Y el Evangelio fue proclamado tan claramente,” dijo Caleb. “¡Ni siquiera había el eco usual! El Señor limpió el aire para que la gente pudiera entender las palabras. El ruido usual de los helicópteros y las ambulancias guardó silencio mientras cantábamos.”

Mientras terminaba su canción, y el aplauso se levantó, Carina empezó a tocar “Sublime gracia” en su viola, la cual fue recibida con un fuerte aplauso.

Después, la respuesta de gratitud de sus vecinos a través del grupo en WhatsApp fue inmediata: “Una canción perfecta para el Domingo de Resurrección;” “Emotiva;” “Hermosa.”

Un vecino incluso comentó que escuchó a Andrea Bocelli cantar “Sublime gracia” ese día en una catedral vacía en Milán. “Bocelli copió la canción de Carina,” dijo el vecino. “Pero con nuestra audiencia y Carina, ¡nosotros lo hicimos mejor!”

En privado, el mismo vecino le escribió a Carina: “Esa era ‘Sublime gracia’ ¿verdad?”

Cuando ella le respondió que tenía buen oído, respondió: “Reconocí esa canción porque la escuché por años. Pero esta nueva versión que tú hiciste tenía una carga emocional especial. Gracias.”

Carina y Caleb anhelan hablar con sus vecinos sobre esa “carga emocional especial” cultivando sus relaciones en el complejo de apartamentos ahora que la gente los conoce y sabe que son seguidores de Cristo.

Y deberán tener muchas oportunidades de hacerlo.

“Inmediatamente después del concierto, nuestra vecina de al lado tocó el timbre y corrió de vuelta a su puerta para poder hablar sin riesgo de contagio,” dijo Carina. “Nos dio las gracias y dejó un regalito para nuestras dos hijas en la puerta. Y nos invitó a seguir tocando ¡cada domingo!”

“Así que, estamos considerando cómo debemos hacerlo,” dijo Caleb. “Queremos ser fieles en proclamar a Cristo y usar esta oportunidad para construir Su Reino. Y apreciamos que oren por nosotros mientras seleccionamos la música y compartimos a Cristo en nuestra vida diaria durante este encierro y más allá.”

Para Carina y Caleb, la fidelidad de Dios en su caminar con Él tiene una acorde recurrente.

“La canción que cantamos, ‘Alabaré al Señor/Anástasis’ es la canción de nuestra ceremonia de envío en la JMI, que tuvimos en la Convención Bautista del Sur el año pasado,” dijo Caleb. “Era la canción de la procesión de banderas. Fue algo muy significativo para nosotros.”

“Alabaré al Señor mi Dios, proclamaré tu nombre,” añadió, citando la letra de la canción. “Y eso es lo que estamos haciendo.”

Puede ver el video de los Beaty aquí: [VIMEO=408134255].
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