fbpx
Articulos en Español

EN PRIMERA PERSONA: Jesús, sí; coerción, no


NASHVILLE, Tenn. (BP)–En un mundo tipo “Yo estoy bien, tú estás bien,” cualquier mención de un Jesús crucificado por tus pecados, quien resucitó de entre los muertos, puede ser incluso ofensiva.

Y cuando los representantes del Concilio Mundial de Iglesias, del Vaticano y de las grandes religiones mundiales se reúnen para redactar un código de ética que prohíba los esfuerzos evangelísticos que violen “la sensibilidad religiosa” de los otros, casi te garantizo un resultado hostil en contra del histórico mensaje céntrico del cristianismo.

Por eso estoy contento de que la Alianza Evangélica Mundial se haya unido al diálogo sobre el “código de conversión” cuando se reunieron por segunda ocasión, ahora en agosto en Toulouse, Francia. Puedes contar con que la AEM sostendrá una firme postura no sólo por la libertad religiosa y los derechos humanos, sino también por el derecho que tienen los seguidores de Jesús para enseñar lo mismo que Él enseñó: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida –le contestó Jesús. Nadie llega al Padre sino por mí.” (Juan 14:6 NVI)

Sólo tienes que preguntarte, sin embargo, qué probabilidades de éxito tiene el diálogo.

Las discusiones con otras tradiciones religiosas son valiosas, al punto que disipan mitos y estereotipos y aumentan el entendimiento entre grupos que a menudo no concuerdan entre sí. El problema surge cuando comienzas a forzar un acuerdo acerca de verdades religiosas. La diplomacia se quiebra cuando las personas que están en un lado de la mesa se suscriben al punto de vista idealista “todos los caminos llevan al mismo Dios,” y los que están del otro lado creen “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.” (Hechos 4:12 NVI)

Los cristianos evangélicos — incluidos los bautistas del sur — deben estar al frente de cualquier campaña que quiera evitar que gente sin escrúpulos presione a almas vulnerables para que cambien su afiliación religiosa. Cualquier cristiano que soborne, acose o fuerce a alguien a “convertirse” al cristianismo traiciona al Señor que dio Su vida para salvarnos.

El cristianismo auténtico se trata de una relación, no de una religión. Mientras que la religión institucionalizada pudiera estar preocupada porque sus miembros se “convierten” a otros grupos, el cristianismo bíblico se enfoca en la transformación personal que ocurre cuando una persona acepta por fe el regalo gratuito de la vida eterna que Jesús ofrece.

Pero hay gato encerrado en este diálogo interreligioso acerca de la “conversión.”

Por un lado, los evangélicos no son los principales culpables de forzar a otros en cuanto a asuntos religiosos. En india, los nacionalistas hindúes a menudo obligan, a punta de pistola, a los nuevos cristianos a que renuncien a Jesús. Es común que en Pakistán los hombres musulmanes “conviertan” a las mujeres y niñas cristianas a través del secuestro y la violación sexual. Es más probable que los evangélicos administren programas de alimentación y clínicas médicas.

Otro problema con el diálogo es que Jesús fue un exclusivista en cuanto a la salvación. Él le dijo a sus seguidores que Él era el único camino a Dios — y les ordenó que hicieran discípulos en todas las naciones. Eso no les cae muy bien a muchas personas hoy en día, incluyendo a aquellos que participan en la discusión acerca de la ética del evangelismo.

Después del primer diálogo, sostenido en Roma en 2006, los participantes llamaron a las personas religiosas a “restringirse a sí mismos en su obsesión por convertir a otros.” Anteriormente este año, el vocero de la AEM John Langlois dijo que este código de conducta debería “aclarar si la mentalidad de superioridad en cuando a otras religiones ya se había superado.”

Sin embargo, lo que un grupo ve como una “mentalidad de superioridad” puede ser sólo un compromiso con una verdad histórica objetiva, dijo Don Kammerdiener, quien sirvió por casi 40 años como misionero y administrador para la Junta de Misiones Internacionales.

“No creo en el evangelismo que parte en dos a una persona, pero la verdad puede ser dolorosa,” afirmó Kammerdiener. “Los cristianos no están diciendo que nuestra filosofía es superior. Pero, estamos diciendo que es un hecho histórico que Jesús vive y que como nuestro Señor nos ha enviado a compartir ese hecho por el mundo. La gente sentada en esta conferencia probablemente no comparte este punto de vista.”

Nadie debe sorprenderse de que la gente voluntariamente — y alegremente — viene a Cristo proveniente de religiones vacías que imponen demandas sin asegurarles la aprobación de Dios. Los líderes en estas tradiciones piensan que pueden detener el éxodo si incapacitan la testificación y ministerio cristianos.

Pero el corazón humano anhela la verdad, y los cristianos son los únicos que pueden señalar un hecho que pruebe quién está hablando por Dios realmente. Sólo los cristianos ofrecen reconciliación y relación, en vez de ritual y religión.

Un código de conducta que afirma la libertad religiosa y condena la coerción sería algo maravilloso. Para empezar, daría a los líderes de otras tradiciones la oportunidad de renunciar públicamente a las atrocidades que cometen a diario en el nombre de sus deidades.

Pero si alguien piensa que ese pedazo de papel va a disuadir a los cristianos para que desobedezcan el mandamiento de nuestro Señor viviente de llevar las buenas nuevas de la libertad en Cristo a todas las naciones, sólo tengo que decirles una cosa:

Ni siquiera lo piensen.
–30–
Mark Kelly es un escritor independiente residente en Gallatin, Tenn.

    About the Author

  • Por Mark Kelly