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Estadística de suicidios impulsa llamado a ministerio

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NASHVILLE (BP) — Con el índice de suicidios incrementando en EE.UU. más de 24 por ciento durante los últimos 15 años de acuerdo a datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, los expertos en salud mental han llamado a los pastores para que se preparen para el ministerio a individuos suicidas.

Aunque un pastor no necesita hablar de asuntos de salud mental cada semana desde el púlpito, “un poquito de exposición regular a tales realidades humanas presenta una manera de derrumbar las paredes de la vergüenza y el secreto,” le dijo Tony Rose, pastor de la Iglesia Bautista LaGrange (Kentucky) a Baptist Press. Rose también fungió como presidente del Concejo Asesor de Salud Mental, designado por Frank S. Page, el presidente del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur.

Entre las recomendaciones para la prevención de los suicidios de Rose y del psicólogo de Texas Matthew Stanford, también miembro del Concejo Asesor de Salud Mental, están preguntarles a las personas en problemas si están contemplando el suicidio y mencionar asuntos de salud mental en los sermones.

De acuerdo a datos divulgados en abril por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, el índice de suicidio en EE.UU. incrementó de 10.5 a 13 por cada 100.000 personas entre 1999 y 2014. El único grupo que registró una disminución en los suicidios durante ese período fue el de las personas mayores de 75 años.

Los varones son más propensos a cometer suicidio que las mujeres, pero investigadores señalaron un 200 por ciento de incremento entre las chicas adolescentes de 10 a 14 años, que pasó de .5 suicidios por cada 100.000 chicas a 1.5.

Stanford, director ejecutivo del Centro Esperanza y Sanidad en Houston, dijo que una simple conversación puede ser de gran ayuda para prevenir el suicidio.

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“De hecho, preguntarle a alguien si está contemplando el suicidio disminuye la posibilidad de que se suicide,” le dijo Stanford a Baptist Press. Específicamente, los pastores deben preguntarles a las personas que amenazan con suicidarse “si tienen un plan” para llevarlo a cabo.

Alguien sin un plan específico probablemente no está en un peligro inminente de cometer suicidio, dijo Stanford, aunque cualquiera que tenga pensamientos suicidas puede ser referido a un profesional confiable en salud mental.

Si, no obstante, la persona tiene un plan para suicidarse, Stanford sugiere que se le pregunte “si tiene la intención de llevar a cabo ese plan.”Si, por ejemplo, la persona dice que está planeando tomar una sobredosis de droga y que ha estado guardando pastillas durante varios meses para hacerlo, entonces esa persona está en inminente peligro de suicidio y necesita intervención inmediata de un profesional en salud mental.

Los pastores deben desarrollar relaciones con uno o más profesionales en salud mental en el caso de que se presente una emergencia, dijo Stanford, y señaló que cada condado y ciudad importante en Estados Unidos tiene personal en la policía y en las áreas de emergencia especialmente entrenado para tratar con el suicidio.

“Cuando la gente tiene pensamientos suicidas, no es un pensamiento razonado el que están teniendo,” dijo Stanford. “Más del noventa por ciento de las personas que cometen suicidio están luchando con un problema de salud mental al momento que se suicidan.”

Rose dijo que los asistentes a la iglesia que contemplan suicidarse necesitan oír de la gracia de Dios y de la esperanza en Jesús.

Él les aconsejó a los pastores que ministran a potenciales personas suicidas: “Yo buscaría tanto como fuera posible en el evangelio – como lo haría cuando ayudo a alguien que enfrenta cualquier otro problema. Buscaría promesas y convicción y advertencias. Luego oraría por la sensibilidad del autor de Hebreos para saber cuándo ofrecer el consuelo y la convicción, y cuando (si es del caso en relación a la persona con tendencias suicidas) ofrecer las advertencias.

“Investigaría en las Escrituras para ver si hubo personas que llegaron al punto de querer morir para terminar sus sufrimientos y buscaría saber cómo lidió Dios con ellos. Se puede investigar a Moisés, Elías y Jonás,” dijo Rose en comentarios escritos.

La pregunta más común que los pastores enfrentarán en relación al suicidio, dijo Rose, es: “Si un cristiano se suicida, ¿va al infierno?” La respuesta a esa pregunta es no, dijo. “Sin embargo, es raramente aconsejable o necesario contestarle esa pregunta al que tiene intenciones suicidas.”

Rose añadió: “Paciencia compasiva, oración y presencia personal son las cosas que mayormente debemos ofrecer a una persona así quebrantada.”

Rex Butler, profesor de historia de la iglesia y patrístico en el Seminario Teológico Bautista New Orleans, dijo que los pastores han tratado el suicidio desde los primero días del cristianismo.

Aunque “los padres de la iglesia primitiva tuvieron poco que decir acerca del suicidio…como una regla, [cuando hablaron] lo hicieron negativamente excepto en situaciones extremas,” le dijo Butler a BP en comentarios escritos.

Para el siglo IV, dijo Butler, los cristianos razonaron que “ya que el suicidio es matarse a sí mismo, es una transgresión al sexto mandamiento. Aun más, el pecador no tiene oportunidad de arrepentirse después de la muerte. Agustín no excusaba ni a las mujeres que se suicidaban para evitar ser violadas, pero otros, como Jerónimo, Ambrosio y Crisóstomo, permitían tales excepciones.”

Rose dijo que estudiar la historia de suicidios entre los cristianos puede ser una herramienta útil.

“El suicidio no es ciertamente normal como toda la gente lo experimenta,” dijo Rose. “Pero es normal en que algunos han enfrentado el asunto del suicidio en cada etapa de la larga historia de la iglesia.”

Informados sobre el pasado, los ministros deben estar preparados para enfrentar a las personas suicidas dentro de sus congregaciones hoy en día, dijo Stanford. Señaló que las personas que contemplan el suicido tienen más probabilidades de hablar con un pastor que con un profesional de la salud mental.

“Los pastores deben tomar los [pensamientos] suicidas seriamente,” dijo Stanford, “porque solo tiene que equivocarse una vez para que toda la congregación experimente la tragedia.