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Están ‘Alimentando a Quienes Nos Alimentan’

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FRESNO, Calif. (BP)–Para Juan Manuel, las buenas noticias –- vistiendo unos pantalones semiformales y una camisa azul — llegaron cuando estaba sentado bajo la sombra de un árbol junto con dos amigos mexicanos.

La temperatura era de 105° F justo fuera de la sombra del árbol y no soplaba la brisa en esa tarde a inicios de agosto. Las buenas nuevas usualmente no llegan sin avisar, pero ese día arribaron con una sonrisa y un apretón de manos.

Oscar Sánchez, el especialista de campo de los ministerios al inmigrante de la Convención Bautista del Sur en California estaba dando sus vueltas por el centro de vivienda para el inmigrante en Madera, en el corazón del fértil Valle de San Joaquín. El centro es un conjunto de casas duplex subsidiadas por el gobierno y con gran demanda, destinadas para obreros campesinos que residen legalmente en el país.

Las buenas noticias que Sánchez llevaba a esos hombres y mujeres, de los cuales pocos hablan inglés, eran que la Convención Bautista del Sur en California estaría ahí la semana entrante para hacer la Escuela Bíblica de Vacaciones, con manualidades y talleres para mujeres y ropa nueva para los niños que comienzan el año escolar. El esfuerzo de la CBSC incluso proveería servicios médicos y dentales gratuitos a través de sus dos unidades móviles.

Mientras que algunos critican la presencia de obreros inmigrantes, los bautistas del sur en California están dejando a un lado el campo minado de la política y buscan maneras de ministrar a aquellos que llevan los alimentos a las mesas de los Estados Unidos. El ministerio de la CBSC, llamado, “Alimentando a Quienes Nos Alimentan,” es un enviado de Dios durante las nueve semanas de cada verano cuando las iglesias llevan la esperanza espiritual y ayuda física a más de 50 centros para inmigrantes y comunidades de bajos recursos.

Para cuando los voluntarios se van del conjunto habitacional a finales de la semana, ya se han desarrollado amistades, muchos han aceptado a Cristo a través de un servicio evangelístico o un estudio bíblico, y las vidas han sido transformadas. Siendo optimistas, mientras esos obreros eventualmente empacan sus cosas y se van a finales de la temporada de crecimiento para irse a campos más verdes, ellos llevarán el Evangelio a otros como “misioneros” que ya son.

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L.J. “Randy” Randolph, un miembro de la Primera Iglesia Bautista de Clairemont en San Diego y quien maneja una de las dos unidades médicas móviles, dijo que ve una solución espiritual donde otros sólo ven un atolladero político. Él decidió ser parte de la solución.

“Cuando nos sentamos a la mesa –ya sea que vivamos en Fresno o Boston- no nos damos cuenta de que virtualmente todo lo que está en nuestro plato ha sido tocado por obreros inmigrantes. Si sacaras a los trabajadores indocumentados de California y los enviaras al otro lado de la frontera, la agricultura de nuestro país quedaría patas arriba por seis meses porque tendría sólo una fracción de la mano de obra que planta y riega y levanta las cosechas.

“Creo que debemos acercarnos a ellos en el nombre de Jesús e intentar ayudarles de cualquier manera que podamos,” declaró Randolph.

“Yo le dejo la política a los políticos, pero creo que la iglesia necesita responder y es por eso que quiero formar parte de un ministerio que está marcando una diferencia. Por ahí hay programas gubernamentales de ayuda social pero no ofrecen la dimensión espiritual. Ver que alguien se te acerca con la cara triste y se va con una sonrisa y una nueva esperanza vale muchísimo para mí,” dijo Randolph.

Edd Brown, un pastor y director de misiones de California ahora jubilado, quien sirve como enlace de reclutamiento de voluntarios para el convenio entre la CBSC y la Convención Bautista de Georgia, expresó estar de acuerdo con esos sentimientos.

“La mitad de aquellos que cruzan nuestras fronteras son esposos o padres que mandan sus salarios a su casa para ayudar a sus familias. Lo que veo es una oportunidad maravillosa de enviar a algunos de esos hombres o mujeres o niños que vienen como núcleos familiares de regreso a sus casas como misioneros a sus propios pueblos y ciudades. Enviarlos de regreso con un corazón transformado es el mayor regalo que pueden recibir de los Estados Unidos,” dijo Brown.

Ese es el objetivo del ministerio de la CBSC, el cual desea servir integralmente a la persona, explicó. El ministerio no sólo es para campamentos de inmigrantes, sino que va más allá a las áreas conocidas como ciudades de inmigrantes donde muchos obreros ilegales viven en la pobreza fuera de los centros subsidiados por el gobierno.

Brown y otros voluntarios están contentos con el progreso que se ha logrado en los años recientes pero rápidamente expresan que la solución todavía está lejos de satisfacer las necesidades.

Durante una semana regular, los voluntarios van a las comunidades de inmigrantes con una gran variedad de ministerios, dependiendo de las capacidades de su personal. Algunos lugares proveen campamentos deportivos mientras que otros ofrecen cortes de pelo. Otros distribuyen paquetes con alimentos suficientes para un mes en las manos de los encargados de ese hogar. Frecuentemente se ofrecen clases de manualidades para las mujeres mientras que los niños participan en la Escuela Bíblica de Vacaciones.

Se programan los servicios médicos y dentales de las clínicas móviles de acuerdo a la disponibilidad de profesionales voluntarios. En algunos casos, se tiene un estudio bíblico o un servicio evangelísticos por las tardes cuando los adultos están juntos.

Pero aunque haya otras opciones, se tiene un servicio evangelístico al final de cada semana.

Uno de los ministerios más populares es el esfuerzo evangelístico para los niños, dijo Brown.

“Ya que estos son campamentos de verano, el inicio del año escolar está muy cerca. Muchos de estos niños tienen pena por no tener la ropa adecuada para asistir al primer día de clases, como la que sus amigos van a ponerse, así que tratamos de ayudarles en esa área.

“Cada niño de entre 4 y 12 años recibe una bonita mochila con útiles escolares, un par de pantalones de mezclilla nuevos y unos zapatos tenis, y dos camisas –todo lo que necesitan para que ese primer día de clases se integren con sus amigos,” explicó Brown.

La Iglesia Bautista Valley en Bakersfield ha participado por tres años en los proyectos del ministerio a inmigrantes. Al Wagner, director de evangelismo para esa congregación, dijo, “a nuestra gente le encantó el proyecto y quieren involucrarse otra vez el próximo año.”

Los miembros de Valley sirvieron a unas 20 millas de su iglesia en el Centro para Inmigrantes Shafter. Wagner dijo que los voluntarios hicieron la Escuela Bíblica de Vacaciones, proveyeron recreación con un resbaladero acuático, tuvieron un campamento de básquetbol, proveyeron cortes de pelo para unos 60 adultos y niños, y distribuyeron las tradicionales mochilas, útiles escolares, ropa nueva y canastas de alimentos.

“Pienso que esto es importante y que el esfuerzo de acercamiento es beneficioso,” dijo Wagner. “Este es un grupo de gente que están en las sombras de nuestra sociedad y cultura y que se mudan de un lugar a otro. Creo que son un grupo olvidado.”

También comentó que el proyecto provee la plataforma para demostrar que les importan a la CBSC y a las congregaciones locales.

“Creo que muchas barreras se penetraron y derribaron gracias a nuestro ministerio,” señaló. También agregó que este tipo de ambiente misionero es importante porque “algunas personas simplemente no quieren viajar largas distancias para hacer misiones y tenemos esta necesidad justo en nuestra propia área.”

En el centro Shafter se registraron por lo menos 50 profesiones de fe.

Otra congregación involucrada en el proyecto para los inmigrantes fue la Iglesia Bautista del Sur Tracy en Tracy, Ca. El pastor Carlos Dona dijo que participan porque “es una excelente oportunidad para practicar lo que predicamos.”

Este fue el segundo año que la congregación ha estado involucrada en el proyecto para inmigrantes. Dona señaló que hay muchas personas nuevas en la iglesia y que pensó que esto sería la oportunidad perfecta para involucrarlos en el ministerio.

Este tipo de ministerio es idea porque muchos miembros de la iglesia no pueden costear participar en un proyecto que lo alejaría más de su casa, dijo el pastor.

Dona expresó que la congregación participaría de nuevo “para compartir un acto de apreciación y amor por lo que Dios hace por nosotros al reconocer a un grupo de gente que hace tanto por nosotros.

“Creo que hemos plantado muchas semillas del Evangelio,” dijo Dona.

Rita Ríos, residente de Fresno, quien creció en Valley en una familia de obreros campesinos, dijo tener un gran aprecio por la gente que recibe este ministerio.

“Quiero devolverle algo a la comunidad de la que provengo. Mi trasfondo es en trabajo social y he encontrado que puedo usar mis habilidades en nuestras unidades médicas y dentales móviles.”

Ríos creció cerca de Hanford y recientemente se unió a la iglesia hispana en el área para así localizar contactos para ministerio.

“Le he dado la vuelta completa al círculo, de vuelta a mis raíces. La plantación de iglesias es algo que Dios ha puesto en mi corazón y es una manera muy emocionante de estar involucrada.

“Sé de una familia cristiana que ayudó con la Escuela Bíblica de Vacaciones para inmigrantes en un complejo de departamentos y luego se sintió llamada a comenzar una iglesia,” dijo Ríos. “Ahora, siete meses después y trabajando a través del pastor Lee Yarbrough de la Primera Iglesia Bautista en Hanford, han llamado a un pastor misionero y cuentan con una asistencia promedio de 70 adultos y niños.”

Frank Sánchez, un miembro de la Iglesia Bautista Annadale en Sanger, también conoce muy bien la vida de una familia inmigrante. Mientras camina por el centro para inmigrantes que recientemente tuvo una Escuela Bíblica de Vacaciones, reflexiona acerca de su infancia.

“Recuerdo que me daba vergüenza porque no tenía calcetines que ponerme y mis zapatos tenis estaban tan viejos que me hacían ampollas en los pies. Me hubiera encantado tener un juego de ropa nueva para iniciar el año escolar.

“Ojalá los bautistas hubieran estado presentes entre los inmigrantes en aquel entonces… me hubiera hecho la vida más llevadera,” dijo Sánchez.

“Sé lo que es sufrir ahí, y por eso quiero ayudar a llevar el Evangelio a esos obreros. Necesitan saber que Cristo y la Iglesia se preocupan por ellos, cuando nadie más lo hace,” declaró Sánchez.

Su esposa Linda aprovecha la pausa para añadir: “Es sorprendente cómo Dios tomó a dos personas ordinarias como nosotros y las usó para Su gloria. Frank y yo sólo somos dos astillas en Sus ojos a quienes eligió usar. Si más de nosotros, de California y Georgia, pudiéramos salir de nuestra zona de comodidad y ver lo que Dios quiere mostrarnos a través de nuestra obediencia, nuestras vidas serían transformadas para siempre.

“No tenemos dinero. No tenemos educación adicional. Pero estamos dispuestos a ser usados,” afirmó. “Vengan y ayúdennos.”
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Joe Westbury es el gerente editorial de Georgia Christian Index, disponible en internet en www.christianindex.com.

Terry Barone, editor de los Bautistas del Sur en California, contribuyó en este artículo. Se le puede contactar en www.csbc.org/csb.