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‘Estrategia tarjeta amarilla’ comparte a Cristo en el evento deportivo más grande del mundo

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RÍO DE JANEIRO (BP) — Con 64 juegos de futbol disputados por 736 jugadores de 32 equipos en 12 ciudades, la Copa Mundial Brasil de la FIFA de un mes de duración es el evento deportivo más observado en el mundo.

Además del billón de personas sintonizadas en todo el mundo, un estimado de 600.000 visitantes convergen en Río de Janeiro y en las otras 11 ciudades anfitrionas de Brasil para mirar y animar al equipo de su país. Otros visitantes, sin embargo, tienen otra meta en mente —- compartir el mensaje de Jesucristo con aquellos que nunca han oído el evangelio.

Un equipo de 11 estudiantes universitarios bautistas del sur y dos líderes de ministerio estudiantil viajaron a Río de Janeiro para la Copa del Mundo como parte de un esfuerzo de movilización estudiantil de la Junta de Misiones Internacionales para unirse a bautistas brasileños en el alcance durante el mundialmente famoso torneo de futbol. Los estudiantes, sus compañeros brasileños y algunos misioneros de IMB están pasando dos semanas testificando en comunidades alrededor de Río y evangelizando cerca del estadio Maracaná de la ciudad, donde decenas de miles de fanáticos asisten a los juegos de la Copa del Mundo dos veces a la semana durante la competencia del 12 de junio al 13 de julio.

“Estrategia tarjeta amarilla”

Después de llegar a Río, los estudiantes voluntarios pasaron tiempo aprendiendo sobre una técnica especializada de testificar desarrollada por la Junta de Misiones Bautistas Brasileñas. Diogo da Cunha Carvalho, coordinador de estrategias de evangelismo de los esfuerzos misioneros nacionales de los bautistas brasileños, ayudó a desarrollar la “Estrategia tarjeta amarilla” para que las iglesias brasileñas la usaran en la competencia regional de futbol en 2013.

En futbol, explicó Carvalho, una tarjeta amarilla es mostrada por un árbitro como advertencia o amonestación a un jugador en relación a una conducta que lo podría llevar a expulsión del juego (representada por una tarjeta roja).

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“Es una señal para el jugador de que se está acercando mucho a consecuencias severas por sus acciones,” dijo Carvalho. Este entendimiento visual es el acercamiento directo perfecto para testificar en contra del telón de fondo de un juego de futbol, añadió.

Carvalho demostró la técnica de testificar, la cual comienza acercándose a alguien y mostrándole una tarjeta amarilla al tiempo que toca un silbato —- exactamente como un árbitro de futbol. Esta advertencia, sin embargo, es un mensaje de Dios, le dice el voluntario bautista a la persona.

“En Brasil, probablemente el 90 por ciento de las personas dirán ‘sí’ cuando se les pregunte si quieren oír el evangelio,” dijo Carvalho. “Con tal interés en la Palabra, podemos tener un acercamiento directo como este de la tarjeta amarilla.”

Luego de haber recibido permiso para explicar el mensaje, el acercamiento lleva a una prueba de “bondad,” explicó Carvalho. Aquí, el presentador muestra, a través de una serie de preguntas, cómo todos los pecadores de acuerdo a la Biblia no cumplen con los requisitos para ser “una buena persona.” Entonces, el creyente comparte la realidad de las Buenas Nuevas.

“Hablamos sobre la ley para enfatizar la seriedad del pecado, pero ahora presentamos las Buenas Nuevas a través del acto de amor que Dios hizo por nosotros,” dijo Carvalho.

En un país como Brasil con una historia de religiosidad, “en este punto puede ser que algunos conecten la frase ‘Jesús murió por nuestros pecado,’ pero hay una desconexión entre esa frase, su verdadero pecado y la mentalidad ‘soy una persona buena,” les dijo Carvalho a los estudiantes bautistas del sur. “Ellos no conectan la estatua gigante de Jesús que vigila Río con lo que Jesús hizo por ellos en la cruz — que él vino a morir y resucitó para vencer la muerte para que ellos tuvieran libertad.”

En los días de partido en Río, el equipo universitario se divide en grupos de dos o tres, junto con un traductor. Los equipos entonces se dispersan alrededor de las afueras del estadio nacional de Brasil, el cual está cargado de fans que celebran inclusive horas antes de que el estadio abra.

Lee Dymond, ministro de campus en la Universidad Auburn en Montgomery (Alabama) y líder del grupo universitario, dijo que los estudiantes “que están aquí en nuestro equipo tienen un gran corazón por el evangelismo y por el evangelio. Hay muy pocas ocasiones en la historia donde tanta gente que viene de tantos lugares diferentes se reúne. Tenemos la oportunidad de estar exactamente aquí con ellos y tenemos la oportunidad de compartir el evangelio con todos cuántos podamos.”

Bekah Gordon, colíder del viaje universitario, dijo que la atmósfera era exactamente lo que ella esperaba.

“¡Es la Copa del Mundo!” dijo Gordon, quien sirve con Dymond en Auburn-Montgomery como misionera del semestre a través de la Junta de Misiones Norteamericanas. “Crecí jugando futbol, y ahora soy entrenadora de futbol en Montgomery. Tener la capacidad de combinar dos de mis grandes amores — el evangelio y el futbol — es maravilloso.”

De acuerdo a Gordon, evangelizar con el acercamiento tarjeta amarilla “es realmente único porque tienes muchos fans del futbol que saben exactamente lo que significa.”

Un día en el estadio, Gordon y su compañero se acercaron a un joven que estaba sentado solo.

“Ricardo estaba sentado solo [y nosotros] nos acercamos a él y le levantamos la tarjeta amarilla y soplamos el silbato,” dijo Gordon. “Él inmediatamente levantó las manos y dijo: ‘¿Qué hice? ¿Qué hice?’

“Esa era la reacción perfecta porque queríamos que él tuviera la idea de que algo estaba mal,” dijo ella. “Le dijimos que no era solo lo que él había hecho, era lo que todos habíamos hecho.”

Al principio Ricardo dijo que era una buena persona, pero reconoció después de los ejemplos de Gordon que realmente era culpable y merecía el castigo y el infierno. Admitió que tenía un trasfondo religioso de cuando era niño, pero lo descartó para disfrutar su propio estilo de vida de diversión y fiesta.

“Esto me preocupa mucho,” dijo Ricardo a través del traductor.

Gordon y su compañero de evangelismo Jordan O’Donnell, estudiante de la Universidad Virginia Tech en Blacksburg, le explicaron a Ricardo “que darle nuestra vida a Dios no es como ir a prisión; no es esclavitud, sino libertad,” relató Gordon. “Compartimos que ya no estamos atados al pecado y que la vida con Dios es mejor que el mundo.

“Continuamos compartiendo pero nuestro traductor nos interrumpió y dijo: ‘¡Él está listo para aceptar a Cristo!'” dijo Gordon. “Oramos con él y él dijo: ‘Me siento libre ahora.’ Lo genial de todo este intercambio es que Ricardo es de Lima, Perú. Dios bendijo a nuestro intérprete [de habla portuguesa] con suficiente español para comunicar el evangelio claramente.”

James Dubuisson, estudiante de la Universidad de North Alabama en Florence y ministro de jóvenes de la Primera Iglesia Bautista, Lawrenceburg, Tennessee, admitió que había tenido alguna aprensión por el acercamiento directo de testificar.

“Estaba escéptico ante los métodos que estamos usando aquí porque me siento más cómodo estableciendo relaciones con alguien y luego compartiendo el evangelio,” dijo. “Pero acercarse a alguien en la calle y decirle: ‘Necesitas saber de Jesús’ es nuevo para mí; Dios me ha estado desafiando muchísimo.”

Dubuisson dijo que fue una gran emoción acercarse a la primera persona y encontrar que era receptivo al evangelio. “Cuando nos íbamos, dijeron que era la mejor cosa que jamás les había sucedido,” dijo.

Por aquellos que no aceptaron a Cristo luego de la conversación, Dubuisson dijo: “Oro para que Dios continúe trabajando a través de la semilla que hemos plantado aquí.”

Para obtener una continua cobertura del alcance de la Copa del Mundo, vea la crónica: “The Cross at the Cup,” (La Cruz en la Copa) en  commissionstories.com/americas.
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Alan Brant es un escritor y editor independiente de Texas.