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Ex ateo: ‘La vida es mejor sirviendo a Dios’


PICKENS, S.C. (BP) — Mike Rushton, el menor de tres varones, creció brusco. Su papá pidió prestados guantes de boxeo y les enseñó a sus hijos a pelear.

“Siempre se nos dijo que no comenzáramos una pelea, pero que si estábamos involucrados en una pelea era mejor que no perdiéramos,” dijo él. “No perdimos muchas peleas.”

Su padre no asistía a la iglesia, pero la madre de Rushton era una cristiana fiel quien se aseguró de que sus hijos fueran con ella a los cultos los domingos. Cuando Rushton cumplió 13 años, obtuvo un trabajo trabajando el turno nocturno en un café local. Su papá quien consideraba que el dinero era lo más importante, permitió que su hijo dejara de ir a la iglesia.

Rushton se fue a trabajar a una desfibradora de algodón cuando tenía 16 años. “Durante esos años, yo creía que Dios existía,” dijo, “pero no tenía ningún lugar en mi vida para él.”

De adolescente se desilusionó del cristianismo cuando tuvo un acalorado intercambio con su ex maestra de cuarto grado de la Escuela Dominical quien trabajaba en la desfibradora de algodón.

“Yo había recibido palabras soeces antes, pero no creo haber oído nada peor de lo que ella dijo,” recordó. “Eso tuvo un impacto en mi vida, y lo recuerdo como si hubiera pasado ayer.”

Rushton comenzó a creer que no había ninguna diferencia en su vida y la de alguien que se decía ser cristiano.

Desde allí, su vida comenzó a caer en espiral fuera de control. Estuvo en la cárcel varias veces, y “cada vez, el alcohol estaba involucrado,” dijo. “He visto hombres heridos de bala, cortados, golpeados y asesinados.”

Rushton estaba en el ejército cuando él y Vickie, con la que él había estado saliendo, decidieron casarse. Después de ser dado de baja del ejército, se trasladaron a Newberry, Carolina del Sur, donde de nuevo trabajó en una desfibradora.

Vickie había sido criada en la iglesia pero había dejado de ir. Cuando las hijas gemelas de la pareja nacieron, ella comenzó a ir de nuevo, pero Rushton no fue con ella. Cuando su hija Misty, entonces de 4 años, no fue sanada de un problema de la piel, soriasis, Rushton decidió volverse ateo.

“Cuando oía que la gente hablaba de Jesucristo,” dijo, “le decía que estaban locos, que la gente que creía en Dios era débil.”

Vickie algunas veces invitaba a su pastor a la casa los domingos en la tarde para que visitara a Rushton; pero esto solamente enojaba su esposo.

“Finalmente tuve bastante y le dije al predicador que si volvía a mi casa de nuevo, le daría una paliza,” dijo Rushton. Le dijo a su esposa que no llevara a las niñas a la iglesia si no querían ir. Finalmente Vickie dejó de asistir a los cultos.

Mientras tanto, Rushton comenzó a hacer trabajos de jardinería — y el negocio prosperaba. Una tarde, él cubrió la cama matrimonial con billetes de $100.

“Le dije a Vickie que ella acostumbraba hablarme de Dios y de Jesús, pero esto era más importante para mí,” dijo.

La semana siguiente, Rushton estaba trabajando en el jardín de un predicador bautista cuando un árbol se le vino encima y le quebró la espalda. La noche antes de la cirugía, Rushton oró: “Dios, si tú eres real, quiero que entres por esa ventana y me saques de esta miseria. No quiero vivir así.”

En ese momento, “Jesucristo entró a mi corazón, y tuve un sentimiento de paz que nunca había tenido antes,” dijo. “Pasé de ser un hombre que podía hacer todo lo que quería a alguien que no podía siquiera atender sus necesidades básicas. Dios me había quebrado, y comenzó a reconstruirme en la persona que él quería que yo fuera.”

La mañana siguiente, Rushton compartió con su esposa lo que había pasado, y oraron juntos. El predicador a quien él había amenazado con golpear lo visitó en el hospital y luego comenzó a enseñarle como estudiar la Biblia y orar.

Después de recuperarse de la cirugía, Rushton volvió al trabajo. “Yo sabía que Dios no quería dejarme impedido,” dijo. “Él solamente quería obtener mi atención y cambiarme el corazón.”

Desde entonces, Rushton ha llevado un estilo de vida activo haciendo paracaidismo en caída libre e inclusive corriendo un maratón. Se presentó como candidato al consejo municipal en 1990 y ganó y luego fue designado como magistrado.

“Imagínense eso,” dijo con una risotada, “alguien que pasó de estar en la cárcel a poder poner a otros en la cárcel.”

En 2007 la pareja se retiró y se trasladó a Pickens, donde son miembros fieles de Pickens First Baptist Church.

“Algunas personas me dicen que Dios no me quebró la espalda, que él nunca haría algo así,” dijo Rushton. “Yo sé que Dios me quebró la espalda para salvarme de ir al infierno.

“Tengo muchas cicatrices de mi antigua manera de vivir. Yo he servido a Satanás, y he servido a Dios. Créanme, la vida es mejor sirviendo a Dios.”
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Rudy Gray es editor de la publicación de noticias el Baptist Courier, de la Convención Bautista de Carolina del Sur, donde este artículo apareció primero.

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  • Por Rudy Gray/The Baptist Courier