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Familias voluntarias mezclan la caza y las misiones

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ESQUINA, Argentina (BP)–Miche Patricia estaba más acostumbrada a los grupos de cacería de hombres de clase alta y mediana edad que la trataban más como una empleada en el mejor de los casos y como una sirvienta en el peor. Pero los relajados y risueños estadounidenses y sus hijos la trataron diferente.

Dios tenía un plan para alcanzar a Miche, aunque su corazón había permanecido cerca a él durante años.

Las lágrimas asoman a los ojos de David Holt cuando piensa en esto. Él y su esposa Alisha, misioneros de la Junta de Misiones Internacionales en Argentina procedentes de la Iglesia Bautista Mount Zion en Snellville, Georgia, habían estado orando por su amiga Miche durante meses.

“Es como una vista inversa de lo que normalmente encontramos aquí en esta cultura,” dijo David Holt. “En el caso de Miche, ella era la que en su matrimonio no asistía a la iglesia. Su esposo había regresado a la iglesia y le había dado su vida a Cristo, y ella se resistía.”

Miche trabaja como servidora y ayudante de cocina en una cabaña de cazadores en Esquina, Argentina. El pueblo está en el corazón de la comarca del río y ha sido construido alrededor de la industria de la caza y la pesca. Como la mayoría de los guías de los cazadores y los empleados de la cabaña, Miche pertenece a la etnia criolla.

Los criollos no son los privilegiados descendientes de inmigrantes europeos, ni son el pueblo indígena de Argentina. Ellos son la mezcla de los dos y no son reclamados por ninguno. Eludidos por la discriminatoria clase inmigrante e inelegibles para los programas de beneficencia del gobierno que está disponible para los indígenas, los criollos han aprendido a mantenerse a una cautelosa distancia de los forasteros.

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“Los criollos son un pueblo oprimido,” dijo Alisha Holt. “Se les ha dicho por generaciones que no valen nada.” Pero los Holt nunca se dieron por vencidos con Miche. Ellos han trabajado con los criollos lo suficiente para saber que ganarse su confianza y el derecho a hablar a sus vidas es un proceso largo. Así que durante meses oraron por ella por nombre e hicieron lo mejor para desarrollar amistad con ella.

Luego llegaron los voluntarios.

Cuatro familias incluyendo a seis niños de EE. UU. llegaron para experimentar las oportunidades de la caza y la pesca en el norte de Argentina. Pero ellos llegaron también con la intención de compartir el amor de Dios con la gente criolla que trabaja en la industria de la caza y la pesca — gente como Miche. El plan fue compartir el evangelio con la gente que encontraran casualmente mientras disfrutaban el aire libre.

El viaje voluntario fue el resultado de la colaboración de los ministerios de cacería que involucraba a los Holt y a Chuck McAlister, ex directivo de IMB quien es el anfitrión de un programa evangelizador de televisión para cazadores.

“Somos familias que ayudan a la gente a encontrar a Jesús,” dijo McAlister, de la Iglesia en Crossgate Center en Hot Springs, Arkansas.

Al principio Miche era tímida y reservada cuando estaba entre las familias voluntarias. Ellos hacían lo que podían para facilitarle el trabajo y expresarle aprecio por su servicio. E inclusive, cuando ninguno sabía lo que el otro decía, siempre había intercambio de sonrisas. Se hizo claro, que a diferencia de los turistas que llegan a la cabaña, esta gente valoraba a los empleados de la cabaña.

Ellos valoraron a Miche. Y su reserva se fue desvaneciendo.

“Todo se reduce a edificar relaciones,” dijo George Dubose, voluntario de la Iglesia Bautista Trinity en Apopka, Florida, quien llegó a Argentina con su esposa y tres hijos. “Y el Señor usó la interacción para acelerar los corazones y las mentes hacia una decisión [por Cristo].”

Cuando los voluntarios viajaron a la ciudad rural de Malvinas para visitar un internado de agricultura, Miche fue junto con ellos para prepararles el almuerzo. Allí ella tuvo la oportunidad de escuchar cuando McAlister compartía el evangelio con los estudiantes.

“Esa pudo haber sido la primera vez que ella escuchó el evangelio de una manera en la que su corazón pudo entenderlo,” dijo David Holt. “Cuando Chuck preguntó si alguien allí había orado para recibir a Cristo por primera vez en su vida, Miche fue una de los que levantó la mano.”

Miche dejó de ser tímida con el grupo después de eso. Abrazaba a los niños y bromeaba con los padres.

“Esta mañana ella se me acercó y me dio un gran beso en la mejilla y dijo buenos días,” dijo Chelsea Fitzgerald, de 14 años, de Trinity. “Ella es muy amorosa y atenta, y me alegro de que ella vaya a ir al hogar [al cielo] con nosotros.”

Cuando llegó el momento de que los voluntarios se fueran, Miche se despidió de ellos con lágrimas. Ellos eran su familia espiritual aunque fueran de otra cultura.

“Y entonces vemos — a través del equipo de voluntarios formado por familias completas que llegaron para disfrutar los grandiosos campos de Argentina y compartir el amor de Cristo con aquellos con los que se pusieran en contacto — cómo funciona,” dijo David Holt.
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Tristan Taylor escribe para la Junta de Misiones Internacionales en las Américas. Para ver el paquete multimedia relacionado con esta historia, vaya a http://www.commissionstories.com/stories/1313. Para mirar los videos relacionados con esta historia, haga clic en los enlaces que están seguidamente
Título: Then that’s what we’ll do
http://www.imb.org/main/downloads/embedvideos.asp?flashvars=mvid=12375&mvidext=flv
Título: I don’t see color
http://www.imb.org/main/downloads/embedvideos.asp?flashvars=mvid=12376&mvidext=flv