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Iniciador de iglesias de Tampa regresa a su natal Cuba para enseñarles a los líderes de iglesia

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TAMPA, Fla. (Florida Baptist Witness) — Othoniel Valdés dejó Cuba en 1968 siendo un chico de 11 años cuyo padre estaba arrestado por su fe. Este verano regresó por primera vez a su país natal como maestro y predicador. El viaje encendió el deseo en Valdés de iniciar iglesias en la tierra que lo vio nacer.

Valdés, quien trabaja como iniciador de iglesias en la Asociación Bautista de la Bahía de Tampa, viajó a Cuba con un equipo de personas de la Florida para entrenar a pastores y líderes laicos en la región occidental de la nación, la primera vez que un equipo de recursos Cristianos LifeWay ofrecía entrenamiento en la Habana. Los miembros del equipo eran Valdés y su esposa, Carmen; Rafael y Clysta DeArmas, ex director de misiones de la Asociación Bautista Peace River; y Carlos y Ericka Ludwig, pastor de Igreja Batista da Paz, una congregación brasileña de la asociación de la bahía de Tampa.

Los hombres del equipo enseñaron una conferencia de liderazgo de tres días, a la que asistieron 70 personas de 11 iglesias, incluyendo nueve pastores, y sus esposas animaron a las mujeres de las congregaciones locales. El equipo trabajó con el pastor Iván Elio, “LifeWay fue a la persona indicada en Cuba,” dijo Valdés.

Hace más de una década, Valdés se ofreció como voluntario para ser parte de un equipo de la Convención Bautista de Florida para explorar la posibilidad de un compañerismo con la Asociación Bautista Cubana, pero fue advertido que su presencia—como oriundo de Cuba—podría crearle problemas al equipo. Valdés puso el regreso a Cuba en compás de espera hasta el año pasado cuando una conferencia de misiones en la Iglesia Bautista Bell Shoals lo puso en contacto con un pastor cubano que le dijo de los proyectos de LifeWay en Cuba.

“No había razón para involucrarme ante porque no podía ir. Esta vez, podría ir, y era para evangelismo y enseñanza,” dijo Valdés.

Cuando Valdés dejó Cuba con su madre, Carmen, y sus tres hermanos, la familia dejó a su padre, el fallecido Benjamín Valdés, un pastor que trabajó con la Junta de Misiones Nacionales de los Bautistas del Sur (ahora la Junta de Misiones Norteamericanas). Él había completado tres años de los 12 años de prisión como prisionero político. La JMN, junto con First Baptist Church de Marietta, Georgia, auspició a la familia, lo que les permitió salir de Cuba. Ellos volaron a España y finalmente a Georgia.

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“Gracias a Dios se nos permitió salir. Este es mi hogar ahora,” dijo Valdés con un acento español enlazado con la lenta pronunciación de Georgia. “Yo digo que soy un montañero cubano de Marietta.”

Benjamín Valdés finalmente se unió a su familia en EE.UU. después de su liberación de la prisión, y se trasladaron al sur de la Florida, donde el señor Valdés sirvió como pastor de la Iglesia Bautista Coral Park y de la Iglesia Bautista Getsemaní, ambas en Miami.

El retorno de Othoniel Valdés del 26 de mayo al 2 de junio a Cuba le trajo solamente un recuerdo de su vida en la isla, dijo. Ahora de 55 años, Valdés recordó un viaje con su padre en una “larga avenida junto al puerto.” Él tenía la esperanza de regresar al campamento Yumuri donde su familia vacacionaba, pero el río se había desbordado lo que impidió manejar hasta el área.

Él dijo que nunca estuvo preocupado por su seguridad en Cuba.

“No estaba seguro de que se me concediera una visa religiosa para viajar, pero, después de que la obtuve, no había nada que temer,” dijo.

Valdés estuvo muy complacido de encontrar que el trabajo bautista en Cuba prosperaba.

“Las iglesias bautistas son muy fuertes, agresivas y evangelizadoras; era impresionante,” dijo.

A Valdés también lo impresionó el fervor evangelizador de un laico a quien visitó en Bejucal. El hombre dejó el trabajo para hacer visitas con Valdés, una de las cuales fue a un amigo en prisión. El prisionero es la razón por la que el cristiano permanece en esta comunidad, dijo Valdés.

“Su amigo de la niñez no es cristiano y ha tenido una vida muy difícil. Le presentamos el plan de salvación, pero su corazón está endurecido,” dijo. “Fue una de las cosas más tristes que vi—el poder del maligno.”

La necesidad de iglesias en Cuba no le pasó desapercibida al iniciador de iglesias Valdés. Él espera un día iniciar una congregación en Matanzas, la ciudad cubana al occidente donde él asistió a la iglesia con su familia cuando era niño. Esta fue la ciudad natal de su padre.

“Esta es una de las provincias más grandes de Cuba—una población de 250.000 habitantes con solamente una iglesia. Mi conexión con la ciudad no es casual. No es una coincidencia,” dijo.

Aunque los parientes que conoció siendo niño ahora están muertos, Valdés y un primo segundo que ahora vive en el sur de Florida están hablando de viajar juntos a Cuba.

“No estaba interesado en regresar antes de ahora, pero ahora sé que puedo regresar con alguien que me ayude; hay una razón para involucrarme ahí,” dijo.
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Este artículo originalmente apareció en el Florida Baptist Witness (gofbw.com), publicación de noticias de la Convención Bautista de Florida.